Alejandro Magno consolidó bajo su dominio a las ciudades-estado griegas junto a Asia Menor para enfrentarse posteriormente a los persas. Macedonia se convirtió de esta forma en una gran potencia que controlaba prácticamente todo Occidente y parte de Oriente.
Fue su padre Filipo quien comenzó esta época gloriosa macedonia en el siglo IV a.C. Uno de los motivos de esta rápida y efectiva expansión fueron los avances en el ejército. Tal y como escribe el catedrático Tony Spawforth en Una nueva historia del mundo clásico (Crítica), "los componentes clave del mismo eran unas nuevas armas y las tácticas de batalla, así como un entrenamiento innovador para llevar a cabo los asedios".
Cuando Alejandro heredó el trono necesitaba una Grecia sumisa y manipulable para continuar las expediciones persas. Además, trató de adoptar y asimilar la cultura persa para una homogeneización de sus nuevas tierras. "Empezó a usar prendas de la indumentaria real persa, a presidir la corte y a dar audiencias al estilo asiático del derrotado Darío", escribe Spawforth. También tomó dos nuevas esposas persas y pidió a sus colaboradores que concertaran matrimonios con mujeres persas de alta cuna.
De esta manera, los griegos comenzaron a sentirse abandonados por un líder que se había deslizado hacia la "decadencia persa". El historiador Efipo de Calcidia destacaba cómo la corte macedonia celebraba agasajos festivos donde Alejandro Magno se travestía para parecerse a la diosa griega Artemisa y añadía a su indumentaria ropajes persas. Así, los escritores griegos ridiculizaban a Alejandro Magno por considerarlo femenino.
A esta burla que se extendió por la antigua Hélade se añadía la anómala costumbre de Alejandro de decantarse por el carro y el tiro con arco, ajenos a la realeza macedonia. Las noticias sobre el rey macedonio fueron más allá y Efipo lo presentaba como "un playboy de la clase alta griega cuya conducta en las fiestas incluía el travestismo y la falta de respeto a los dioses griegos".
Finalmente, tras años de Alejandro experimentando esta "persianización", murió en extrañas circunstancias a los 32 años, habiendo reinado únicamente durante 13 años. Es por ello que los historiadores hablan de su reinado como "un brillante rayo de luz".