La CIA, la organización que fue 'fundada' por comunistas que lucharon en la Guerra Civil española
El neoyorkino Milton Wolff fue uno de los brigadistas que más influyó en la creación, organización y desarrollo del primer servicio de inteligencia de Estados Unidos.
18 abril, 2020 02:22Noticias relacionadas
Actualmente, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), es una de las organizaciones más recurrentes y más presentes en películas y libros. Su enorme ocultismo debido a que solo deben rendir cuentas al Director Nacional de Inteligencia y el desconocimiento en cuanto a la cantidad de presupuesto que manejan y a su personal, hacen de la CIA una entidad misteriosa que, por otra parte, mucho tuvo que ver con la Guerra Civil española.
El bando republicano recibió voluntarios de distintas partes del mundo. Desde Irlanda hasta Estados Unidos, muchos eran los jóvenes que querían defender España del fascismo. La mayoría de los estadounidenses fueron integrados en el Batallón Abraham Lincoln. De ideología comunista, alrededor de 800 norteamericanos perdieron la vida en las cruentas batallas en las que participaron.
Pero la andadura del Batallón Lincoln en España no fue en vano. Tal y como escribe Alfonso López García en su libro Saboteadores y guerrilleros (Espasa), desde el momento exacto de su regreso a los Estados Unidos, "su experiencia en territorio español les llevó a tomar unos caminos que en mayor o menor medida marcaron la historia del movimiento guerrillero y de los servicios secretos a nivel mundial".
Antes de la Segunda Guerra Mundial la inteligencia norteamericana se basaba exclusivamente en la información que recogían los diplomáticos en los países en los que trabajaban. Sin embargo, tal y como llegó a reconocer el diplomático Robert Muprhy, en 1940 la organización de inteligencia era "primitiva e inadecuada".
Meses antes del bombardeo de Pearl Harbor y la entrada inmediata de los Estados Unidos en la guerra, Roosevelt entendió que la guerra moderna necesitaba un servicio de inteligencia tan eficaz como valiosa era la munición en una batalla. Así, el presidente creó una nueva organización, con el experimentado general William Donovan como coordinador de Información. Este únicamente dependería de la Casa Blanca. A partir del 13 de junio de 1942, el hasta entonces llamado COI pasó a denominarse OSS (Oficina de Servicios Estratégicos).
Se encargó de forma paralela y bajo responsabilidad de la OSS una sección de Operaciones Especiales donde cabían campañas de moral, unidades marítimas, unidades de guerrilleros y hasta escuelas de entrenamiento. Es aquí donde se recurrió a los voluntarios estadounidenses que habían luchado contra el bando sublevado en España, pues llegaron a desempeñar un papel clave en la organización de la OSS. Dos años después del final de la guerra nacería la CIA. "Es probable que la CIA aún siga teniendo una deuda con todos los norteamericanos que lucharon en la Guerra Civil española y que, posteriormente, quisieron aportar su experiencia a la inteligencia de su país", escribe López García.
El héroe de la batalla del Ebro
El neoyorkino Milton Wolff fue uno de los brigadistas que más influyó en la creación, organización y desarrollo del primer servicio de inteligencia efectivo de Estados Unidos. De origen judío, Wolff era "alto como Lincoln, flaco como Lincoln y tan valiente como cualquiera que comandara batallones en Gettysburg", según relató Ernest Hemingway.
Tenía 22 años cuando lideró el Batallón Lincoln y falleció a los 92 años en 2008. De hecho, regresó a España en 2003, donde fue recibido con aplausos. Arrojó varios claveles en el río Ebro y pronunció las siguientes palabras: "Si me vuelven a necesitar, llámenme".
Él había sido uno de los hombres más importantes en la batalla del Ebro. Pasó seis días en campo enemigo, luchando como un guerrillero más, hasta que pudo cruzar a nado el río y llegar al improvisado cuartel general del batallón. Fue el encargado de reconstruir el batallón y consiguió cruzar el Ebro durante el verano de 1938. Pese a sus heroicas hazañas, en septiembre de 1938 volvió a Nueva York, donde siguió defendiendo a los españoles atrapados en los campos de refugiados franceses.
Su vinculación al Partido Comunista le acarreó problemas hasta que Donovan le pidió ayuda para coordinar la Oficina de Servicios Estratégicos. "Ayudó a la OSS de Donovan en el reclutamiento de veteranos de la Brigada Lincoln para los proyectos especiales que posteriormente dieron su fruto en las victorias estadounidenses en el norte de África, Italia y en la decisiva invasión de Normandía", narra el escritor madrileño.
De esta forma, la organización que precedió a la CIA lo trasladó a diferentes países como Birmania o Italia junto a Vincent Lossowski o Irving Fajans, otros veteranos que lucharon en España, estableciendo redes de inteligencia entre los partidarios comunistas. La CIA sería a partir de la segunda mitad del siglo XX una de las organizaciones más efectivas y secretas de la historia pero tanto su funcionamiento, estrategia y coordinación estuvo sujeto a estadounidenses comunistas que habían combatido en la Guerra Civil española.