La Segunda Guerra Mundial no solo acabó con la vida de miles de soldados y civiles. Los bombardeos diarios y las invasiones destruyeron en muchas ocasiones históricas ciudades, así como obras de arte que fueron saqueadas y deterioradas por el destrozo ocasionado. En este sentido, la Cámara de Ámbar, ubicada en el palacio de Catalina de la Villa de los Zares, cerca de San Petersburgo, desapareció misteriosamente.
Sin embargo, el secretismo que envuelve a esta cámara podría llegar a su fin gracias a la labor de varios buceadores polacos. Mientras se sumergían en el gélido Báltico, los buzos han afirmado haber hallado un barco alemán hundido por aviones soviéticos en 1945, justo en la recta final de la contienda.
El carguero se hundió un mes antes de la capitulación alemana. A 88 metros y relativamente cerca del puerto polaco de Ustka, podría contener en su interior los restos de esta joya del siglo XVIII. Símbolo del poder real, la cámara había sobrevivido a la Revolución rusa. No obstante, no sobrevivió a la guerra -al menos de forma intacta-.
Cuando los alemanes invadieron la Unión Soviética en los primeros años de la guerra, desmantelaron el Palacio de Catalina en San Petersburgo y se llevaron consigo el gran tesoro real al Castillo de Königsberg. Allí se mantuvo, en manos de los nacionalsocialistas, hasta que los Aliados comenzaron a cambiar el rumbo de la contienda. Los británicos bombardearon la ciudad en 1944 y para cuando los soviéticos llegaron a Königsberg la Cámara de Ámbar se había esfumado.
Expuesta y evacuada
Durante los meses en que la Alemania nazi se paseaba victoriosa por Europa, la Cámara de Ámbar había llegado a estar expuesta en su nuevo hogar. A partir de aquí el paradero de este tesoro es confuso y desconocido.
Algunos historiadores afirman que fue destruido en los bombardeos llevados a cabo por los británicos; otros defienden que a medida que los soviéticos se acercaban, fue evacuado por mar. Si este fuera el caso, el barco de vapor Karlsruhe podría haber llevado en su interior la Cámara de Ámbar.
Tal y como señalan los buceadores, liderados por Tomasz Stachura, "Karlsruhe era un viejo barco pequeño, pero en aquellos días, todas las unidades capaces de evacuar personas hacia el oeste eran importantes". El barco, cargado de objetos valiosos y de civiles, zarpó desde el puerto de la ciudad portuaria de Königsberg pero fue alcanzado a medio camino por los soviéticos, hundiéndolo en el fondo del mar.
Cámara de Ámbar
Entre pasajeros y obras que los alemanes pretendían llevar en el carguero, se encontraría la Cámara de Ámbar. Su valor rondaría los 250 millones de euros y hasta su desaparición era considerada la "octava maravilla del mundo".
Diseñado por el escultor barroco Andreas Schlüter, permaneció en Berlín hasta que fue entregada por el rey prusiano Federico Guillermo I a su entonces aliado el zar Pedro el Grande del Imperio ruso.
Si las especulaciones de los buceadores polacos son correctas, dentro del barco deberían yacer los restos de un tesoro buscado durante décadas. Por el momento, los buceadores están esperando al permiso para intervenir en el carguero hundido en la guerra.