A lo largo de la historia, diferentes monarcas y familiares reales han hecho uso de su posición y de su poder para satisfacer todo tipo de deseos sexuales. Algunos de ellos jamás fueron descubiertos; la Corte supo mantener en secreto lo que sucedía en Palacio. Luis Fernando de Orleans, infante de España, no fue uno de ellos.
Luis era nieto de la reina Isabel II de España. Nació el 5 de noviembre de 1888 y se educó en Reino Unido. El divorcio de sus padres generó un gran escándalo en el seno de la familia Borbón y Luis Fernando pareció heredar de ellos el gusto por escandalizar a la Casa Real.
Derrochaba su fortuna en burdeles parisinos, donde organizaba orgías homosexuales recurrentemente. Es más, practicaba estas mismas fiestas sexuales en alta mar, símbolo de poder y riqueza. En una de estas fiestas, falleció uno de los invitados, de cuyo cuerpo intentó deshacerse sin generar demasiado revuelo. En resumen, el sexo se convirtió en el eje central de la vida del joven infante, y desde España Alfonso XIII se percató de que Luis podía ser un problema para la imagen de la monarquía.
En el año 1924, Luis Fernando fue expulsado de Francia tras conocerse su implicación en un importante caso de tráfico de drogas. No sería hasta 1929 cuando el rey, al fin, decidió tomar cartas en el asunto. Solo el monarca tiene el privilegio de arrebatar un título nobiliario y Alfonso XIII hizo alarde de su poder: el rey de España anuló el título de infante de Luis Fernando de Orelans y Borbón.
Infante en bancarrota
"En atención a la conducta que viene observando (...) no permite conserve con dignidad los honores de que ha sido investido y las mercedes que por mí le han sido otorgadas", consideraba el monarca.
Por su parte, el infante contestó apelando a su orgullo: "Me retiras lo único que no puedes ordenar, pues nuestros títulos son inherentes a nuestras personas. He nacido y moriré infante de España, como tú has nacido y morirás rey de España, mucho tiempo después de que tus súbditos te den la patada en el culo que te mereces".
Efectivamente, el pueblo terminó dándole la espalda a Alfonso XIII. Según sintetiza el historiador español y militar Gabriel Cardona en Alfonso XIII, el rey de espadas (Planeta), en abril de 1931, "como consecuencia de unas simples elecciones municipales que adquirieron el carácter de plebiscito, fue expulsado de España y murió en el exilio".
Para aquel entonces, Luis Fernando de Orleans se encontraba en Italia con su esposa, Marie Constance Charlotte Say, sobrina nieta del economista Jean-Baptiste Say. El matrimonio, ya de por sí, era polémico. Él tenía 41 años y ella 72. Los familiares de Marie alegaban que estaba incapacitada mentalmente para ser dueña de sus actos y temían que el ex infante tan solo buscara beneficiarse económicamente.
Sus temores no andaban muy desencaminados y el derrochador español obligó a su anciana esposa a vender su castillo y sus tierras en Chaumont. Tras malgastar la riqueza de Marie, se instaló definitivamente en París otra vez. De todos modos, la Segunda Guerra Mundial había comenzado y el mundo había cambiado por completo. Ya no eran años de vicio ni de títulos pasados.
Luis Fernando de Orleans y Borbón apoyó desde un primer momento a la Resistencia francesa y se posicionó en contra del nazismo. Fallecería en 1945, tras una operación de castración para extirparle el cáncer de testículos que padecía.