La figura de Rasputín siempre ha infundado cierto misterio e intriga. Poco se sabe de su juventud, puesto que su mayor reconocimiento llegaría en la etapa final de su vida. La desesperada familia Romanov y el zar mismo, Nicolás II -último zar de Rusia-, no sabían a quién acudir para tratar la hemofilia de su hijo y heredero del imperio.
Aquí es donde hace su aparición Rasputín, un curandero analfabeto de origen campesino cuyo nombre completo era Grigori Yefímovich Rasputín. Según se decía por aquel entonces, este misterioso hombre de 36 años tenía poderes para aliviar cualquier dolencia, incluida la del enfermo sucesor del zar.
Sin embargo, desde que fuera acogido por la familia real rusa en noviembre de 1905, el curandero siberiano manipuló a los gobernantes del imperio según sus intereses. Gracias a su carisma se había ganado el favor del zar y de la alta aristocracia rusa. "Rasputín utilizó su influencia a favor de las Centurias Negras, de carácter marcadamente antisemita, y fue decisivo para la destitución de Stolypin como primer ministro", escribe el prestigioso historiador británico Sir Richard Evans en La lucha por el poder (Crítica).
En apenas unos años, aquel ignorante y poco preparado hombre había conseguido manipular el poder político y apoyar a movimientos conservadores que rechazaban a los judíos. Participaron activamente en los numerosos pogromos que asolaban el país a principios de siglo e incluso en 1911 trataron de difundir un libelo de sangre contra los judíos acusándolos de realizar crímenes rituales en el curso de su práctica religiosa.
Mientras tanto, "la corte rodaba irremisiblemente hacia la irracionalidad". Rasputín gobernaba desde las sombras y se vio envuelto en numerosos escándalos sexuales. Tal y como indica el escritor e historiador Douglas Smith en Rasputin: Faith, Power, and the Twilight of the Romanovs, pertenecía a una extraña secta religiosa que abrazó las formas más depravadas de "perversión sexual".
Esta secta era conocida como jlystý y estaba condenada por la Iglesia Ortodoxa de Rusia. En ella, se veneraban a antiguos dioses eslavos relacionados con la fertilidad y el deseo, como Yarilo y Rusalka. Asimismo, se practicaban todo tipo de prácticas sexuales y bailes colectivos para posteriormente arrepentirse y purificar sus almas.
Rasputín era una persona asidua en estas orgías organizadas por la secta y hasta un grupo de monjas denunciaron que la mano derecha del zar se había bañado con varias novicias. De hecho, el propio Nicolás II se vio afectado por el impulso sexual del curandero. Y es que Rasputín llegó a tener "un lío amoroso" con la emperatriz Alejandra.
Su enorme pene
Toda Rusia hablaba de estas anécdotas que concernían a la familia real. Uno de los detalles que jamás pasaba por alto en las conversaciones de los habitantes era el descomunal tamaño de su miembro viril, el cual mostraba sin pudor delante de las mujeres.
Actualmente, su pene sigue fascinando a gran parte de la población rusa. Se expone en el Museo del Erotismo en San Petersburgo y su longitud es de 25 centímetros. El enigma sobre cuándo y cómo se lo arrancaron esta todavía por revelarse ya que fue asesinado en el año 1916 por el príncipe Félix Yusúpov y un grupo de derechistas que querían ver a Rasputín lejos del zar y de la zarina.
No obstante, pese a haber muerto, la situación en Rusia era insostenible y la clase obrera había tomado fuerza los últimos años. La revolución era inminente y el zar no fue capaz de impedirla.