En el segundo canal de la televisión pública española, en la franja de prime time de este jueves, había una historiadora desgranando la "conspiración de la pólvora", un complot fallido que organizaron en 1605 un grupo de nobles católicos ingleses para asesinar al rey Jacobo I. A esa misma hora de la semana anterior, otro experto revelaba que las fake news existen desde el Antiguo Egipto, cuando el faraón Ramsés II se atribuyó un rotundo triunfo en la batalla de Qadesh (1274 a.C.) contra los hititas, cuando en realidad había firmado un pacto de no agresión.
No es una novedad encontrar contenidos relacionados con la historia en La 2, una cadena que en gran medida apuesta por los documentales. Pero sí sorprende muy positivamente descubrir un espacio totalmente rompedor, tanto a nivel de formato como por el tipo de divulgación, como El condensador de fluzo. Una hora de contenido atractivo narrado por los especialistas, los que de verdad saben, combinado con buenas dosis de humor. La mezcla funciona y estimula el interés del espectador por lo que se está contando.
En el primer programa, El condensador de fluzo, presentado por el escritor Juan Gómez-Jurado, uno de los mayores fenónemos literarios del país en la actualidad que debuta ahora en la televisión, alcanzó los dos primeros trending topic y una audiencia de más de medio millón. Este jueves, con el fútbol y el regreso de Cuéntame, la competencia fue mucho mayor, pero los comentarios y repercusión siguieron siendo un éxito. "En producción y dirección están contentísimos con los resultados", dice David Omar Sáez.
Este historiador y profesor del IES Floridablanca de Murcia es uno de los miembros —junto a Isaac Alcántara y Juan Jesús Botí— de Ad Absurdum, un grupo de divulgación histórica que asesora y coordina los contenidos del programa. Ellos fueron reclutados por Lacoproductora de Raúl Navarro —autor del primer boceto del formato—, Bruna Hernando y Jorge Pezzi. "Cuando nos lo plantearon vimos la oportunidad de llevar la historia al gran público y de enseñar una historia universal, que la gente que vea que en todos sitios han ocurrido cosas espectaculares, y hacerlo de una forma divertida y entretenida, para quitar el prejuicio de que la historia es algo aburrido", explica Omar Sáez.
En la BBC británica, por ejemplo, es habitual ver espacios dedicados a la divulgación histórica y presentados por prestigiosas historiadoras como Mary Beard o Lucy Worsley. En España, hasta el momento, los estudiosos del pasado apenas aparecían en pantalla haciendo algún cameo en forma de entrevista en determinados documentales o reportajes. Nunca llevaban ellos la batuta. "Los historiadores hemos sido tradicionalmente muy quejicas, nos gustaba quejarnos desde el otro lado de lo mal que hacían la divulgación los periodistas —que en realidad no tenía por qué ser así—, y no terminábamos de dar nosotros el paso siguiendo modelos anglosajones, que están enseñando que se puede mostrar la historia de forma entretenida", valora el asesor.
Formato único
En el condensador de fluzo participan arqueólogos (Néstor F. Marqués, experto en la Antigua Roma, Ignacio Martín Lerma y Margarita Sánchez-Romero), doctoras de Historia Contemporánea (Carmen Guillén), historiadores del arte (Miguel Ángel Cajigal, que está detrás de la cuenta de Twitter de El Barroquista, y Sara Rubayo) o los también historiadores Javier Traité, María Jesús Cava y Laia San José. "Teníamos muy claro que los colaboradores que iban a llevar el contenido debían ser historiadores: hay que ser riguroso porque eso de la da un plus al programa", dice David Omar Sáez. Pero en la escaleta también hay lugar para humoristas y cómicos como Javier Cansado o Miguel Iríbar, que cada semana se convierte en un detective histórico.
Esa mezcla de entretenimiento y ciencia ha creado un programa dedicado a la historia con un formato único, que tampoco existe en el extranjero, defienden sus creadores. Uno de sus grandes aciertos es que trata acontecimientos que se salen del carril, que no son las curiosidades e historias de siempre. Hasta ahora nos han contado el tremendo episodio del cura que casi mata a Isabel II con un estilete, la rebelión de un contrabandista chino que lideró una gran rebelión a finales del siglo IX y terminó autoproclamándose emperador o la olvidada y abrumadora biografía de José Echegaray, el primer Nobel español.
Las únicas críticas —muy residuales— a las que se ha enfrentado El condesador de fluzo vienen del elevado número de contenidos que se narran en cada programa. "Como historiadores nos parece que el ritmo es demasiado acelerado y nos gustaría tratar las cosas más en profundidad, pero lo vemos como una ventaja: el hecho de que se puedan tratar tantas épocas, temas tan distintos, es abrir puertas para que la gente se lance a investigar más", defiende el miembro de Ad Absurdum. Los hilos que luego generan en Twitter los divulgadores proyectan la influencia del programa mucho más allá de los sesenta minutos en prime time.
Es, en definitiva, una apuesta tan acertada y disfrutable, y más rigurosa, como El punto sobre la Historia, otro programa de divulgación muy divertido en Telemadrid. Y por cierto, el nombre del espacio —los seguidores de Marty McFly y el dr. Brown ya lo habrán descubierto— lo da esa errónea traducción del "condensador de flujo" de la película Regreso al futuro, la máquina que permitía a los protagonistas viajar en el tiempo. Las próximas semanas tratarán los descubrimientos más asombrosos, las grandes catástrofes o las principales conquistas. Historia divertida y de calidad en la televisión pública española.