En el Antiguo Egipto, las altas temperaturas y la ausencia de humedad dificultaban la descomposición de los cuerpos. De esta manera, la prolongación de la duración de la forma física del cuerpo era algo natural e incluso deseable, y buscaron los medios necesarios para conseguirla.
Sin embargo, pese a reconstruir el proceso de momificación y muchos de los otros interrogantes que dejó la civilización egipcia, todavía se desconocen algunos de los detalles de este antiguo pueblo. Durante años, desde que los primeros cuerpos de los faraones fueron emergiendo en las excavaciones cerca del Nilo, los arqueólogos y los descubridores de tumbas se han encontrado con un misterio bastante insólito: algunas momias han aparecido con el pene y los testículos arrancados.
El investigador Iwataro Morimoto fue uno de los que indagó sobre esta extraña práctica presente en faraones tan importantes como Ramsés II. El rey de la Dinastía XIX ostentó el poder desde 1279 a.C. hasta 1213 a.C y es comúnmente conocido por ser todo un semental que dejó un legado de al menos 152 hijos según los expertos. De hecho, con 15 años, cuando todavía no había ascendido al trono, ya estaba casado y era padre de cuatro hijos.
Al fallecer, de la misma forma que se hizo con muchos otros faraones, se le extirpó el sexo. Morimoto examinó hasta 18 momias de Qurna, la necrópolis que se ubica en la orilla oeste del Nilo en Tebas. Trabajó con los cuerpos de hombres que fallecieron entre el Imperio Nuevo (de 1550 a 1070 a. C.) y del periodo grecorromano. El investigador averiguó que solo el 27% de los cuerpos adultos -el 66% en el caso de los niños- mantenían su miembro y sus testículos intactos.
Seti I fue otro de los grandes líderes egipcios que sufrieron esta mutilación. "El pene y los testículos se envolvían por separado y se conservaban dentro de una estatuilla de madera de Osiris de color dorado que se depositaba con el cuerpo dentro de la tumba", detalla el estudio del experto. En ocasiones, el miembro se cortaba del todo, mientras que en otras momias extraían el prepucio y dejaban el tronco intacto.
En honor a Osiris
Esta especie de ritual, donde se aprecia el cuidado con el que se llevaba a cabo este acto, pudo estar relacionado con la mitología egipcia, según valoran los expertos. El dios Seth habría terminado con la vida de su hermano Osiris encerrándolo en un arca de plomo. La diosa Isis buscó aquel ataúd sin demora alguna, ya que había sido lanzado al río Nilo.
Una vez hallado el cuerpo de su amado, Isis ordenó que el ataúd en el que reposaba su esposo fuera llevado a un lugar tranquilo, lejos de las miradas de los mortales. "Una vez abierto, observó el cuerpo sin vida de Osiris bellamente conservado, y sin poder reprimir el llanto lo abrazó tiernamente mientras maldecía su suerte por haber perdido al que había amado desde el mismo momento de su nacimiento", escribe el profesor de Historia Javier Martínez-Pinna en su libro Muerte y religión en el mundo antiguo (Luciérnaga).
El rey usurpador Seth, al conocer que la diosa había encontrado el cuerpo de Osiris, entró en pánico y lo cortó en diferentes partes y los esparció por todo Egipto para que Isis, recurriendo a su magia, no pudiera recomponerlo. Pero el amor pudo contra cualquier adversidad, por lo que Isis emprendió un viaje en busca de todos los restos. Allá donde encontraba un trozo de él, organizaba un pequeño ritual.
"Una vez reunidos, Isis puso en práctica todas sus habilidades para volver a formar el cuerpo de su amado", explica Javier Martínez-Pinna. No obstante, Isis jamás halló el pene de Osiris -había sido arrojado al Nilo, donde desapareció-.
A veces, la mitología influía de otra forma en los cuerpos de los faraones. En el caso de Tutankamón, por ejemplo, se momificó su pene erecto. Tal y como indicó la arqueóloga Salima Ikram en la revista Science en 2014, nunca se había encontrado un miembro en tal posición. La explicación, una vez más, remitiría a Osiris: "El pene erecto evoca a Osiris en su momento de regeneración más poderoso". Desde el Antiguo Reino, al faraón fallecido se le asimila tanto con la figura de Osiris como con el dios Ra.
Órganos femeninos
En este sentido, la práctica funeraria se limitaba únicamente, y no en todos los casos, a las momias de varones. El informe también trata la momificación femenina, pero en ningún momento se han apreciado rituales de esta índole.
Los órganos genitales internos femeninos, como el útero o las trompas uterinas, siempre se apartaban ya que formaba parte del desarrollo rudimentario de la momificación de los cuerpos. Por lo tanto, no guarda relación con el ritual que sufrían los cuerpos de Ramsés II o Seti I.
El proceso de momificación egipcio es uno de los grandes símbolos de una civilización que creía en la unión del mundo terrenal y el más allá. Tal y como narra Martínez-Pinna, se creía que los difuntos eran conducidos por Anubis ante la presencia del dios de la muerte, Osiris.
El tiempo y los cambios dinásticos generaron alteraciones en la momificación de los faraones. De todos modos, la extracción del miembro viril estuvo presente en muchos de los cuerpos que se han encontrado en Egipto a lo largo de las excavaciones, concretamente en tiempos posteriores al reinado de Ramsés II.