Cae un nuevo misterio de la II Guerra Mundial: EEUU ejecutó y arrojó al mar al primer ministro japonés
Un investigador japonés ha resuelto el misterio que durante más de 70 años ha rodeado al paradero de los restos de Hideki Tojo, mano derecha de Hirohito y uno de los principales criminales de guerra de la Segunda Guerra Mundial.
16 junio, 2021 13:38Noticias relacionadas
Al final de la II Guerra Mundial y tras el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, Japón ofreció una rendición incondicional que servía de antesala para los juicios de guerra al emperador Hiroito y su cúpula de gobierno. Hideki Tojo ocupó durante la contienda el puesto de primer ministro, siendo testigo y responsable de los crímenes de guerra que el país nipón perpetró en este periodo. Investigaciones científicas inhumanas, hambre, torturas y muertes de civiles constituyen uno de los capítulos más negros de la historia del país del sol naciente.
Tras su intento de suicidio, juicio y posterior ejecución, el paradero de los restos de Tojo estuvo envuelto en un halo de misterio y elucubraciones. Ahora, después de 70 años parece haberse resuelto tras la desclasificación de documentos oficiales del gobierno de Estados Unidos.
Tojo fue considerado como un "criminal de guerra de clase A", como apunta The New York Times en un artículo que desgrana el hallazgo. A consecuencia de los cargos impuestos sobre él, en diciembre de 1948, Tojo y otros seis prisioneros fueron condenados a la horca y ejecutados por un tribunal militar internacional. El paradero de los restos nunca se conoció, aunque el rumor popular apuntaba a que "fueron lanzados al océano".
Más de 70 años después, el investigador japonés Hiroaki Takazawa, especializado en tribunales de guerra en la Nihon University de Japón, accedió a documentos desclasificados recientemente. Un informe que pone nombre a los criminales ejecutados en el barco y que desvela el posterior itinerario de sus restos.
En 2018, mientras Takazawa investigaba acerca de criminales de guerra nipones en el archivo nacional de Maryland en Estados Unidos, encontró un documento fechado en 1948 que ofrecía pruebas contundentes del destino de los restos del primer ministro japonés. Una simple foto con un iPad fue el primer paso para un proceso de verificación que duró años y que no saltó a los tabloides japoneses hasta este mismo mes.
Las pruebas indican que los cuerpos fueron identificados y analizados antes de enviarse a Yokohama, a 35 kilómetros de Tokio. Allí, los cuerpos se cremaron "con especial precaución para no dejar partícula alguna", como detallan los informes estadounidenses.
En una de sus páginas, fechada el 23 de diciembre de 1948 bajo el sello de "información confidencial", el comandante Luther Frierson indica haber "recibido y certificado los restos, supervisado su cremación y lanzado los restos desde un avión de enlace del octavo ejército", una aeronave pequeña, usada normalmente en tareas de observación y que esparció los restos sobre el océano, en una amplia área a kilómetros de Yokohama.
Sin lugar de culto
Takazawa hace referencia a los "rumores" sobre el paradero del cuerpo de Tojo, y apunta a la estrategia del gobierno de EEUU de minimizar cualquier tipo de culto al emperador y sus hombres durante la posguerra. Una reacción que podría haber provocado un resurgimiento del nacionalismo japonés y que la plana mayor a cargo del país nipón deseaba evitar a toda costa.
De esta forma, la cúpula militar del general MacArthur decidió evitar los entierros con honores o lugares de culto para Tojo y los otros criminales de guerra. Desde entonces el lugar de peregrinación ha sido el del Altar de Yasukuni, en Tokio, un complejo arquitectónico sin afiliación religiosa y de financiación privada construido como monumento a los caídos japoneses en la II Guerra Mundial.
Un lugar que ha sido objeto de críticas desde que en 1978 se incluyese a 14 criminales de guerra condenados en los juicios de Tokio tras la contienda, Tojo entre ellos. Un rechazo que sigue levantando ampollas en las relaciones con Corea del Sur o China, víctimas de la expansión bélica japonesa en la primera mitad del siglo XX.
David L. Howell, profesor de Historia japonesa de la Universidad de Harvard, indica que este procedimiento choca directamente contra las normas de enterramiento del Ejército americano editadas en 1947. Un manual de ese mismo año da indicaciones sobre el procedimiento de ejecución y enterramiento que no se cumplieron aquel diciembre de 1948.
Viejas heridas
Howell describe como "falaz" el planteamiento de Estados Unidos y apunta además a que este sector de la población seguía entendiendo la guerra, incluso hoy, "como un acto de defensa propia".
Un pensamiento que ha ido en aumento entre la opinión pública japonesa en los últimos años con un "giro hacia la derecha" de una gran parte de la población, como indica William Marotti, profesor de la Universidad de California. Un cambio que también ha provocado una reinterpretación de la historia y un debate del que, como Moretti comenta, "empeora las relaciones de Japón con otros países vecinos, entre otras cosas".
El descubridor de los documentos, Takazawa, se ha mostrado sobrecogido por la recepción del hallazgo que ha suscitado un gran interés en Japón. Apuntando a la dificultades a las que se enfrentan las investigaciones del gobierno japonés de aquellos años por la destrucción de documentos oficiales que puedan arrojar luz sobre las acciones del gobierno nipón.
Hidetoshi Tojo, tatara nieto del primer ministro, compartió el martes, durante una entrevista, su satisfacción por la resolución del misterio que envolvía al paradero de los restos. Sin entrar a comentar el lugar que su bisabuelo tuvo en la historia de Japón, añadió: "Siempre dijo [Hideki Tojo] que la historia siempre llega al sitio correcto, y ahora, después de 75 años, me siento orgulloso de decir mi apellido en alto. Es un tabú que ha cambiado con los años".