Una gran paradoja parece dominar el presente: la actualidad está más conectada que nunca al pasado. ¿Cuál es su explicación? La obsesión de muchos gobernantes actuales por politizar la historia, hacer de ella un campo de batalla ideológica, y los aniversarios redondos de acontecimientos definitorios en el desarrollo del mundo, como la conquista de México o la primera circunnavegación de Magallanes y Elcano. Estas dos empresas, de las que se cumplen cinco siglos exactos, tuvieron una consecuencia todavía más importante y a la que se le suele prestar menos atención: la globalización del planeta.
En el siglo XVI, el segundo imperio más poderoso era la China de la dinastía Ming. La apertura de las rutas de navegación del Pacífico, además de modificar para siempre la cartografía, provocaron una revolución económica: la Monarquía Hispánica, la gran potencia de la época, se convirtió en el principal aliado comercial de Pekín. Un tercio de la plata que se extrajo del Nuevo Mundo no se envió a la Península Ibérica o a los territorios gobernados por Carlos V y su hijo Felipe II, sino a China. El itinerario del Galéon de Manila (Manila-Acapulpo-Veracruz-Sevilla), en uso desde la expedición de Andrés de Urdaneta (1565) hasta el siglo XIX, unió definitivamente Asia, América y Europa y cambió el orbe.
Esa historia es la que pretende rememorar el documental España, la primera globalización, dirigido por José Luis López Linares y en el que participan 39 historiadores, investigadores y escritores españoles y extranjeros. El proyecto audiovisual, que se estrena el próximo 15 de octubre en cuarenta cines y se ha realizado gracias a una campaña de mecenazgo, propone un repaso por los principales hitos de la historia moderna de España y busca derribar algunos de los estereotipos más negativos que todavía hoy siguen repitiéndose.
"La intención es desbrozar una idea de la historia de España que nos hemos creído, o nos han impuesto, y despojarla de mitos y leyendas de todo tipo", ha explicado López Linares durante la presentación de la cinta este sábado. La génesis del documental, ha desvelado, cabría situarla durante su lectura del exitoso Imperiofobia de María Elvira Roca Barea, una de las participantes de la película junto a historiadores de renombre como Luis Ribot, Carmen Iglesias, Ricardo García Cárcel, Jaime Contreras, Nigel Townson, Enriqueta Vila Vilar, Stanley G. Payne, Fernando García de Cortázar o Manuel Lucena Giraldo. El elenco lo completan el economista Ramón Tamames, el filósofo Pedro Insua, el chef Ferran Adrià o el exvicepresidente Alfonso Guerra, quien opina que los españoles "nos regocijamos en esa denigración externa".
El documental, que combina las entrevistas con imágenes de manuscritos, cuadros, ficciones o totales de lugares históricos, y trata de mostrar algunas historias olvidadas, como el origen español del símbolo del dólar, es un claro alegato a la necesidad de poner en valor una historia de España menos pesimista y de reivindicar su papel protagonista en esa primera globalización mundial. A pesar de la ambición cuantitativa del proyecto, Roca Barea ha opinado que no provocará más producciones en la misma línea temática: "No va a significar ningún precedente, no hay que hacerse ilusiones, es una raya en el agua. Luchamos contra 300 años de una inercia histórica que está tan incrustada que no tenemos una tradición de documentales sobre historia como Francia o Inglaterra".
Ni negro ni rosa
Luis Ribot, catedrático de Historia Moderna de la UNED, ha advertido sobre lo mal que se enseña la historia en colegios e institutos. "Todas estas críticas de la leyenda negra se han interiorizado excesivamente por una parte importante de la historiografía española, y de ahí pasan a los manuales de texto. A los jóvenes se les enseña muy poco, la presencia de la historia es cada vez menor. Además, toda la parcelación autonómica hace que no se estudie una historia común, sino aspectos separados en cuestiones que diferencian y que suelen ser invenciones". En este sentido, lamenta que a la sociedad no lleguen las investigaciones científicas, donde la propaganda, como que España no nace hasta Felipe V, está más que superada.
Por su parte, Pedro Insua ha señalado que el problema se encuentra en el hecho de que hay "una tendencia a minusvalorar la historia moderna por el sobrepeso de la contemporaneidad" y que eso, además, se ha convertido en una "pelea política". El escritor y filósofo ha resaltado que, sobre todo en las décadas comprendidas entre 1500 y 1530, "con España el mundo da la cara, hasta ese momento era desconocido". "Donde por primera vez se hacen mapas reales del mundo es en España", ha destacado.
"Queremos contar esas partes amputadas de la historia, que se acierte a entender mejor el motivo por el que hay 500 millones de personas que hablan español en el mundo", ha asegurado María Elvira Roca Barea. La profesora ha señalado que la historia de la globalización es "el gran proyecto mexicano, responde a la expansión de la Nueva España"; un hito que el presidente López Obrador "se está amputando".
Ribot, el más comedido de todos los que han participado en la rueda de prensa, ha terminado con una necesaria reflexión: "Yo tengo miedo de dejar la leyenda negra y pasar a la leyenda rosa. El historiador no debe pasarse. Los españoles hicieron cosas muy buenas, como llevar a América las universidades, la religión, las industrias o el mestizaje, pero también cosas muy malas. No caigamos en decir somos los mejores".