¿Y el español? Bien, gracias. Cuanto mejor vivimos, mejor hablamos. El idioma ha evolucionado favorablemente a finales del siglo XX y principios del XXI gracias a la consolidación del Estado de Bienestar, el crecimiento de la clase media y la reducción de las guerras. Ésta es una de las conclusiones de Francisco Moreno Fernández en el volumen encargado por el Instituto Cervantes, editado por Espasa y titulado La maravillosa historia del español.
Víctor García de la Concha, director de la institución protectora del idioma, pidió al especialista escribir la historia de la lengua española y asegura que “como consecuencia natural de la mejor formación de los jóvenes, se ha ido produciendo un abandono de muchos usos populares y dialectales tradicionales, en beneficio de formas más cultas y generales”.
España ha perdido mando en el español: el idioma se ha convertido, gracias a los nuevos canales de información, en una comunidad supranacional
El español, según explica el catedrático de Lengua Española de la Universidad de Alcalá, es una de las lenguas protagonistas de la globalización, al ser la tercera más utilizada en las redes. Es decir, España ha perdido mando en el español: el idioma se ha convertido, gracias a los nuevos canales de información, en una comunidad supranacional en la que, además, la diversidad de las variables lingüísticas quedan reconocidas por el uso más cotidiano.
Lenguas aisladas
El catedrático hace un recorrido cronológico por “los hechos más significativos” de la lengua a lo largo de los siglos. “La historia de la lengua es la historia de sus hablantes, de sus agrupaciones y comunidades, conjugada con las evoluciones nacidas de la misma lengua”, explica. Paradójicamente, reconoce que “las lenguas, como los pueblos, rara vez viven aisladas”, que están condicionadas por el repertorio de idiomas de los territorios en los que se implanta. Y, a pesar de ello, avanza que este estudio es única y exclusivamente una historia de la lengua española, aislada de las demás. “Una historia centrada en el español o castellano, no en otras lenguas, por cercanas que le sean”.
Con estas precauciones, el ensayo se estructura de una forma curiosa a partir de 36 de “personajes, personas y personillas” que han marcado la evolución social de la lengua española, a saber, desde el teólogo y erudito británico Alcuino de York (736-805) -dedicado toda su vida a la religión y la cultura-, pasando por el Birris, un borracho, arriero valenciano que vendía ajos, azafrán, bacalao, garbanzos, quesos, sardinas saladas, chocolate y vino, y conductor de “una jerga incomprensible” a la que dieron el nombre de caló. “El tolimo de la mesada peor que un senador”, es decir, “el hombre tiene la cabeza peor que un burro”. O “aculla birris y no conoce a la tía jacinta”, es decir, “está borracho y no tiene vergüenza”.
Las máquinas, según el autor, no son capaces de conocer el futuro ni de determinar la evolución de una lengua, antes bien tienden a frenarla
Francisco Moreno Fernández acaba su viaje por el español con Matías Prats Cañete (1913-2004), antes de hablar de HAL 9000. Sí, Heuristically Programmed Algorithmic Computer (computadora algorítmica heurísticamente programada), instalada en la nave espacial Discovery, inventada por Stanley Kubrick para la película 2001: Odisea en el espacio, con la función de controlar las funciones de la propia nave y de sus tripulantes.
El catedrático aprovecha la computadora parlanchina para aclarar que las máquinas “no son capaces de conocer el futuro ni de determinar la evolución de una lengua, antes bien tienden a frenarla”. Aunque reconoce que si una lengua aspira a tener un amplio uso social “sin duda deberá ser reconocida y hablada por las máquinas del futuro”. “El español ya es una de ellas”, escribe.
Andaluz de Castilla
“Matías quiso ser poeta”. El autor repasa su biografía radiofónica y televisiva, porque simboliza la “enorme capacidad de influencia de los medios de comunicación” en la lengua y sus hablantes. “Prats fue capaz de crear todo un estilo periodístico, una forma de hacer radio con tanta fuerza comunicativa que su influencia lingüística pudo llegar a muchos otros profesionales de la radio y la televisión, así como a todos los españoles que lo seguían”.
El autor asegura que no existe la diferencia de clases en las ciudades. No hay ciudadanos divididos por sus recursos económicos
El catedrático asegura que el discurso oral del primero de la saga representó “un auténtico modelo de corrección en el habla, de respeto y seguimiento de la norma prestigiosa”. Después de apuntar que Prats era el mejor ejemplo del castellano de la Castilla del norte se pregunta, sorprendido: “¿Cómo fue esto posible, si Matías Prats nacido y crecido en Andalucía, en el seno de la familia andaluza?”. Respuesta de Moreno Fernández a su enigma: “Sencillamente, mediante la disciplina articulatoria y el esfuerzo para modificar su dialecto”.
El antiguo director del Instituto Cervantes de Sao Paulo (Brasil) y Chicago (EEUU) concluye que “la informática está abriendo nuevas sendas de expresión que pueden afectar a las lenguas”. Sin especificar de qué manera. Éstas son formas de comunicación esencialmente urbanitas, asegura.
Por cierto, en las ciudades, según el autor, no existe la diferencia de clases. No hay ciudadanos divididos por sus recursos económicos. “Así pudieron organizarse los núcleos urbanos del periodo industrial, pero las ciudades modernas no ofrecen una distribución en clases, sino en forma de redes de individuos que comparten unas mismas características”. Aunque el lenguaje lo intente, redes y clases hacen referencia a lo mismo.