“Arriba España”. Porque tiene que volar por los aires hasta llegar a la Luna y poner la rojigualda. El lema franquista corona el cohete “Carmen Polo de Franco”. En la carrera por colocar al hombre allá arriba, la Historia ha pasado por alto el sueño del dictador, la noche del 4 de diciembre de 1961. Esa cena, día de su onomástica, Franco se puso tibio de comer centollos, percebes, ostras y toda clase de marisco. Regado con Albariño. La copiosa cena fue tan indigesta que le provocaron aquel extraño sueño. Había que conquistar el satélite natural de la Tierra antes que Kennedy EEUU.
“Ellos tienen el Apollo y nosotros a la Polo”. Esta es la historia más absurda de todas las que han nacido de la Memoria Histórica y uno de los capítulos más divertidos del periodo más oscuro de la historia contemporánea de España. Ignacio Murillo, seudónimo de Furillo, publicó en 2014 esta historia que vuelve a salir a la luz, en una nueva edición publicada por Autsaider Cómics.
Los astronautas patrios llevan un casco inspirado en los conquistadores españoles del siglo XVI, es el modelo “Hernán Cortés”. El traje incorpora una espada de acero toledano inoxidable. “La verdad es que es una cucada”, dice su diseñador durante la primera reunión para poner en marcha el alzamiento, perdón, el lanzamiento.
El relato que arranca al más puro estilo espionaje cañí, termina transformándose en ciencia ficción para descubrir que los españoles clavaron antes que nadie allá arriba su bandera. Nosotros llegamos primero explica por qué España se adelantó a los EEUU tres años. El pequeño paso para el hombre, gran salto para la humanidad no lo dio Armstrong, que fue Buitrago. Él estaba allí cuando llegaron, muerto, agarrando la rojigualda con aguilucho.
Lo que pasó entre el despegue y la desaparición -“Las Palmas, tenemos un problema”- Murillo se descubre como el Robert Crumb del cómic patrio, con una historia que engarza con la esencia más rancia de la sociedad española. El ADN ibérico tratado con toda la suciedad, incorrección e incomodidad posible. No hay almíbar, hay osadía.
Nosotros llegamos primero es una obra digna de entrar en los planes de estudio como la primera producción cultural que se atrevió a tratar desde el humor más grueso, propio del neorrealismo de serie B, el franquismo. Sin evitar el sexo, la blasfemia y la política de Estado Mayor. Furillo ha mandado tan arriba a España que va a ser difícil superarla.