Benjamin Clementine, última revelación de la escena musical británica, encontró su destino en las calles de París. Llegó a la capital francesa con 19 años, pocos euros en la cartera y ningún plan en mente. Dormía en soportales aguantando a la intemperie como antes lo había hecho en su ciudad natal, Londres. A los seis meses se armó de valor y comenzó a cantar en el metro y los bulevares parisinos. Este mes ganó el más prestigioso galardón discográfico del Reino Unido, el premio Mercury, por su álbum debut, At least now.
A Clementine se le reconoce como el "varón Nina Simone". Él se describe como un “expresionista” que vuelca sus experiencias, sueños y lecciones aprendidas en sus canciones. Con toques de la chanson francesa, el liricismo de Anthony Hegarty e inspiraciones poéticas hila en el piano composiciones dramáticas, de calada épica.
Con 27 años cumplidos este mes, su historia parece una versión contemporánea de Sin blanca en París y Londres, el ensayo de George Orwell. El viaje de Clementine fue a la inversa. Descendiente de emigrantes de Ghana instalados en Edmonton, distrito pobre y probablemente con el mayor índice de delincuencia juvenil del país, se fue de casa tras concluir la secundaria. En el colegio solo le interesaban las clases de lengua y literatura inglesa y pasaba del resto de asignaturas. Hacía novillos, pero ignoró a las bandas del barrio y se entretenía en la biblioteca local leyendo poesía y diccionarios.
Con 16 años se vio sin techo ni futuro en las calles de Camden. Dio el salto a París tres años después, vagabundeando por zonas antaño transitadas por sus poetas preferidos. Con las limosnas recaudadas en sus espontáneos recitales en el metro, calles y bares pudo por fin acostarse en dormitorios cutres. Según ha contado, prefería la litera inferior para esconder bajo la cama sus escasas pertenencias.
Un encuentro con un productor le lanzó en órbita. Grabó un Ep con tres canciones en 2013 antes de regresar a Londres. Su fortuna se selló cuando fue invitado a actuar en el programa puntero de la BBC, Later… with Jools Holland. Entre los invitados a la sesión estaba Paul McCartney, quien dijo al joven cantautor que no se desviara de su prometedor camino. Los críticos le bautizaron, “el Nina Simone británico”.
Clementine ganó al favorito de la última edición del Mercury: Jamie XX. También dejó atrás al grupo super ventas Florence and the Machine, al veterano de la electrónica Aphex Twin y a Gaz Coombes, ex cantante de Supergrass, entre otros finalistas. “Nunca pensé que diría esto: si alguien me está viendo, algún niño, joven o estudiante, el mundo es vuestra ostra. Salid y haced lo que queráis hacer”, dijo al confirmarse su victoria.
El fallo se dio a conocer una semana después de los atentados islamistas en París. El músico poeta, que ya se había acercado a la sala Bataclan, dedicó su triunfo a todos los residentes en su país de adopción. Con la dotación de unos 27.000 euros, quiere llenar de pianos su viejo barrio de Edmonton y financiar sus giras internacionales.