Para muchos es sólo el creador del instrumento ululante característico del cine fantástico (como Ed Wood o Mars Attacks!), pero en realidad la biografía de León Theremin es la de una mente brillante que se vio atrapada en las aristas de la historia soviética, que le llevó a una fascinante vida múltiple como artista, ingeniero, espía y visionario.
Cuando murió en 1924, el inventor pidió el cadáver de Lenin para aplicarle un particular método de resurrección, que le congelaría y luego administrarle electricidad
Theremin nació en 1896 en San Petesburgo y cursó estudios de Física, en los que se sintió atraído por las posibilidades de las ondas electromagnéticas que estaban trayendo la radio. Melómano confeso, unificó ambos intereses creando el theremín en 1919, uno de los primeros instrumentos electrónicos, con la particularidad de que no se tocaba físicamente: el sonido se manipulaba a partir de la posición de las manos, que era detectada por las antenas, produciendo un impresionante efecto ante los espectadores.
El propio Lenin se interesó por el invento, y Theremin llegó a hacerle una demostración, en la que el líder de la URSS incluso logró interpretar varias notas. Fiel a su obsesión por la electrificación, dio órdenes para que Theremin diera conciertos por todo el país, incluso acompañado por orquestas. Cuando murió en 1924, el inventor pidió su cadáver para aplicarle un particular método de resurrección, que le congelaría primero para luego administrarle electricidad. El hecho de que el cerebro de Lenin fuese extraído inmediatamente tras su muerte abortó el experimento.
Sin solfeos
Theremin fue enviado a Europa y Estados Unidos a demostrar las bondades de su instrumento. Se trataba de una estrategia de propaganda y espionaje: el inventor iba registrando patentes y firmando acuerdos en los distintos países, lo que le abría vías para extraer información. La gira fue un éxito, y cuando arribó a Nueva York, donde llegó a actuar con la Filarmónica en 1928, era una auténtica estrella que firmó un millonario contrato con la RCA, que pensaba que pronto cada casa tendría, junto a su aparato de radio, un theremín. Pero la estrategia de marketing, que afirmaba equivocadamente que todo el mundo podría aprender a tocarlo sin necesidad de solfeo, se demostró errónea, y la venta fue un completo fracaso.
Una de sus empresas llegó a ganar el concurso para instalar los primeros arcos de seguridad en Alcatraz
Theremín pasó varios años en EE.UU. desarrollando variantes de su instrumento, e incluso pugnando por sacar adelante sus patentes pioneras de televisión y otras aplicaciones de la tecnología inalámbrica como las alarmas, detectores de presencia y de metales. Una de sus empresas llegó a ganar el concurso para instalar los primeros arcos de seguridad en Alcatraz, lo que le facilitaba un aluvión de información que era enviada sistemáticamente a Moscú. Mientras, consiguió algunos discípulos (como Clara Rockmore, que se convertiría en la más importante thereminista de la historia), y despertó el interés de figuras como el director Leopold Stokowski o la coreógrafa afroamericana Lavinia Williams, con la que contraería matrimonio.
Pero el desastre financiero (sólo sus "espejos mágicos", que se iluminaban al paso de la gente, y que tuvieron un efímero éxito en las boutiques y almacenes de Manhattan, triunfaron) y el deterioro político internacional le llevaron a volver abruptamente a su país natal en 1938, dejando atrás a Lavinia, quien supuestamente le seguiría poco después (algo que nunca ocurrió).
Sospechoso simplemente por haber vivido en el extranjero, cayó en las redes de la represión estalinista y fue condenado a diez años de reclusión en el gulag de Kolyma, de donde fue sacado tras la invasión alemana para trabajar en una sharaska (un laboratorio-prisión en condiciones mucho más favorables que la de los campos) en el esfuerzo bélico junto a Tupolev y Korolev, padres de la aeronáutica y astronáutica soviéticas, e igualmente presos.
Al finalizar el conflicto, Theremin trabajó directamente a las órdenes del siniestro Beria, para quien llegó a construir la famosa escucha inalámbrica instalada en el interior de un escudo norteamericano colgado en el despacho del embajador en Moscú. Su descubrimiento, ya en época de Khrushchev, llevó a un agrio conflicto diplomático entre las dos superpotencias.
Theremin desarrolló un sistema que permitía grabar conversaciones a distancia a partir de las vibraciones de los vidrios de las ventanas
Además, Theremin desarrolló un sistema que permitía grabar conversaciones a distancia a partir de las vibraciones de los vidrios de las ventanas, un invento que al parecer Beria llegó a utilizar contra Stalin. Mientras tanto, el theremín vivía una nueva época de gloria en Estados Unidos, donde se utilizó en bandas sonoras como la de Recuerda, de Miklós Rosza, y discos con el instrumento alcanzaban ventas multitudinarias.
El fin del stalinismo trajo a Theremin su libertad, pero siguió trabajando para el KGB hasta su jubilación (sus instrumentos no eran del agrado del régimen, que seguía defendiendo la estética del realismo socialista y aborrecía la experimentación electrónica). Con la llegada de la Perestroika conoció una tímida recuperación en su país, pero fue cuando obtuvo permiso para viajar a Occidente a festivales de jazz y electrónica cuando volvió efímeramente a la primera línea. Falleció en 1993, a los 97 años de edad.