Renovar el cuplé para liberar sexualmente España. Tal parece ser el cometido del proyecto musical de Julia de Castro y de Miguel Rodrigáñez, los artistas que están detrás del proyecto musical De La Puríssima. Cinco músicos trabajando en clave de Jazz con ese género musical al que se le llamó “género ínfimo”, para poner palabras y música al sexo. Creen que la sociedad española aún está reprimida, especialmente entre las mujeres.
La liberación sexual convendría a gente de derechas y de izquierdas
“Votaremos al partido que libere sexualmente a España, y especialmente la libertad sexual de la mujer”, dice Juila De Castro a EL ESPAÑOL en la víspera de uno de sus conciertos esta semana en Berlín. Según afirma, “la liberación sexual convendría a gente de derechas y de izquierdas”. De ahí el tono de sus letras, en las que se habla del gozo sexual femenino hasta el extremo. En la canción Hombre y Pulso, por ejemplo, se defiende la violencia durante el acto sexual.
En vista del panorama político actual, esta cupletista del siglo XXI, que ha protagonizado ligera de ropa la portada de la revista Interviú y que en los inicios de su caminar artístico se propuso “follar a todo lo que se le pusiera por delante”, quiere acabar con los tabúes sexuales. Ese será su partido político preferido. Entre otras cosas, porque, en España, “los artistas que se manifiestan por uno y otro partido deben olvidarse de una parte de la población que no está favor de uno u otro partido”, dice De Castro (que el próximo 8 de julio también tiene actuación en el Café Berlín de Madrid).
“Esta señorita está haciendo sicalipsis fuerte”, apunta a este periódico Serge Salaün, profesor en el Centro de Investigación sobre la España Contemporánea, en la prestigiosa Universidad de la Sorbona de París y uno de los expertos más reconocidos en la cultura española de principios del Siglo XX. Alude Salaün al término decimonónico “sicalipsis”, con el que se hace referencia a la picardía erótica y la malicia sexual característica del cuplé de finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX.
Aquellos eran tiempos en los que “en toda Europa había una gran necesidad de aceptación sexual de la mujer”, subraya De Castro antes de recordar que en Madrid, la primera cupletista fue una alemana Augusta Berges, conocida especialmente por su interpretación de La pulga.
Franquismo de fondo
Hoy día ese territorio cultural no es precisamente proclive a la inspiración de artistas y público. “El material artístico de aquella época se aprovecha poco, más allá de los clásicos, como Federico García Lorca o Manuel de Falla”, constata Rodrigáñez. “A diferencia de Alemania, por ejemplo, un país que ha estudiado su historia y que la ha aceptado, los españoles no lo hemos hecho, y mirar atrás es doloroso, todavía no hemos aceptado lo que pasó en la Guerra Civil”, estima De Castro.
Ya no tiene sentido utilizar la metáfora sexual o la alusión sexual como en los cuplés de principios de siglo, el género tiene evolucionar
Esta circunstancia, sin embargo, no les ha impedido lanzarse a una renovación de un cuplé que durante el régimen franquista estuvo instrumentalizado. Tanto es así que “antes de la guerra se hablaba de 'cuplé', pero tras la guerra civil se cambia ese término por el de 'canción nacional', y la canción nacional española del franquismo lleva ingredientes de exaltación de la españolidad, del torero, de la novia seducida y del melodrama amoroso utilizado con fines política”, explica Salaün.
En ese contexto, cupletistas como Consuelo Portela, más conocida como “La Chelito”, o Raquel Meller no solían exteriorizar sus ideas políticas. De hacerlo, se ponían “del lado de algunos prohombres de la sociedad española”, apuna el especialista.
Evolución del cuplé
“Ya no tiene sentido utilizar la metáfora sexual o la alusión sexual como en los cuplés de principios de siglo, el género tiene evolucionar”, apuntan ambos. “Rescatar no es recrear, sino realmente arriesgar y hablar de qué es lo que le pasa a una mujer sexualmente”, abunda De Castro. Pero esta misión cultural no está exenta de riesgos de cara al público. “Sabemos que hay toda una generación de gente que está tensa con nuestro disco, aunque digan que les gusta”, sostiene Rodrigáñez, aludiendo a Virgen, el primer álbum de De La Puríssima.
Ese disco es un trabajo grabado durante dos días de estudio y gracias a una financiación de 4.500 euros reunidos a través de un crowdfunding. “Estuvimos recientemente en los premios de la música independiente y la gente de la industria en España nos decía que nuestro disco es lo más independiente que hay”, señala De Castro, quien ya tiene entre manos los temas de un nuevo álbum.
Yo cuando subo al escenario soy muy patriótica, y muy creyente y muy taurina
La independencia es, precisamente, otro de los aspectos en los que De La Puríssima da una vuelta de tuerca al cuplé. Porque, según recuerda Salaün, el profesor de la Sorbona, las cupletistas de principios del siglo pasado, aunque convertidas estrellas, eran dependientes de una “eficaz industria cultural española” donde la autoría de las canciones estaba en manos “de gente que no era, por abreviar, de izquierdas”. “En sus orígenes el cuplé no tiene una ideología determinada, pero los autores y compositores, agrupados en la SGAE como una pequeña mafia, sí que tenían una tendencia derechista para ganarse el pan, y después de 1939 ya ni hablemos”, expone Salaün.
Sexo, toros y religión
Cien años después de aquella época dorada del cuplé, ni De Castro, ni Rodrigáñez citan referentes políticos actuales. “En realidad nosotros decepcionamos mucho, porque tocamos cuplés racistas como Madre cómprame un negro, que tocamos porque es un documento histórico que contextualizamos, pero hay gente a la que le molesta”, reconocen De Castro y Rodrigáñez.
Pero esa voluntad suya de hacer arqueología del cuplé no es la única zona de fricción con el público que encuentra De La Puríssima. “Yo cuando subo al escenario soy muy patriótica, y muy creyente y muy taurina. Esto crea controversia porque hemos tocado en sitios muy antitaurinos, también lo hemos hecho ante gente muy creyente que ante la sexualidad abierta se le genera contrariedad”, apunta la cupletista. Por suerte, según estiman en De La Puríssima, España está ahora en “un momento de ebullición”. “La prueba de estamos en un momento de cambio en España es que De La Puríssima esté funcionando muy bien”, concluye De Castro.