Manu Sánchez es Anntona, un híbrido loco entre el músico indie, el cantautor libre de cursilerías -¡es posible!- y el posthumorista. Cuando se da un escarceo y se independiza de Los Punsetes, se dedica a escupir en la solemnidad esa de la estrellita del pop y elige las metáforas que le salen de la arteria gruesa: "Tú por lo menos puedes consagrar tu vida al arte, hacerlo al menos un par de años y después rajarte. Lo mío es más sencillo, una mierda como un castillo". Claro y conciso, con ritmillo festivo, con lenguaje ibérico. El mundo se está yendo al carajo pero aquí vivimos en la verbena de la ironía, que no cura pero alivia un rato.
"Vamos a vernos, te echo de menos, soy gilipollas pero te quiero". Los novios de España necesitaban mensajes tan inequívocos como este. Internacional es un disco intrépido, satírico y tierno de puro patetismo: Anntona vuelve a dibujarse como el eterno perdedor, y eso es una botella de oxígeno en esta espesa tierra de canallitas. Apela directamente al fracasado que a todos nos late dentro. Le soltamos cuerda, le dejamos hablar, y -vaya- caminamos más cómodos. Manu Sánchez, cafelito en mano, charla con EL ESPAÑOL sobre la monarquía, la cultura, el machismo, la lapidación del siglo XXI -Twitter- y su Carmenismo confeso.
¿Qué es más importante en la vida, el humor o el arte?
(Ríe). El humor, supongo, ¿no? Me parece más básico para la supervivencia. Tampoco le quiero quitar importancia al arte, no sé (ríe), pero el humor es una herramienta fundamental para comprender tu propia vida. Sin el arte se puede vivir.
¿Y de qué anda más escasa España, de humor o de arte?
Pues hombre, de humor siempre hemos andado bien. Somos un país con un humor particular y que está bien. Y de arte también… hay poco amor el arte. Amor propio. A los artistas, a la cultura en general. Se ve como una amenaza, un poco absurda, claro. Y lo estamos viendo últimamente con todo el tema del cine y tal… meterse con los productos españoles, con el cine español y la cultura española está como bien visto.
¿Lo dice por el caso Trueba?
Sí, por Trueba, pero también por todo el tema de los Goya, y porque hay una corriente de que en general la cultura se percibe con el rollo este de “ah, los subvencionados”. En el caso del cine, pero con la música también. “Unos vagos”, tal.
¿Y por qué lo pensamos así?
Hay una tradición de manía a la cultura en este país que viene del franquismo. Es un facherío, en realidad. Vendrá de la guerra civil, de cuando la cultura se alineó a la izquierda, y se sigue percibiendo así, como una amenaza.
¿La labor de la cultura tiene que ser estar siempre en el otro lado del poder?
Sí. La cultura tiene que ser crítica, está claro, con lo cual no está haciendo lo que debe cuando es complaciente. Cuando la cultura no inquieta o no es un poco provocadora, de la manera que sea.
¿Cuando deja de provocar se convierte en entretenimiento?
Yo diría que cuando no provoca es más ornamento. Y la cultura no es un adorno, son más cosas.
¿Por qué a los hombres les cuesta tanto hablar de su pene como de un miembro pequeño?
¡Já! Bueno, pues es un tema interesante. Cuando hice la canción… yo cuando hago estas cosas no me lo planteo mucho, lo hago, lo desarrollo y tal. Pero esta canción, al escucharla más gente o al contarla a la gente, todo el mundo me miraba como en plan “oh”, “¡qué dices!”, como si estuviese hablando de algo de lo que no se podía hablar. En este sello además había mucho cachondeo con esa canción. “Hombre, por favor, tal...”. Para mí está dentro del tipo de cosas que hago, pero es cierto que toca como un tabú con el tamaño del pene que me parece muy gracioso, la verdad. ¿Por qué? No lo sé. Supongo que es un símbolo de fertilidad o algo así, quién sabe a qué cosa del cerebro así primitiva tocará.
Pero ¿qué significa un pene pequeño en la vida de un hombre?
Bueno, creo que no es lo que signifique un pene pequeño, porque no significa nada, pero los valores que se le atribuyen por la cultura al tamaño del pene pues tienen que ver con la hombría… Alguien que tiene el pene grande pues es más hombre, y como tradicionalmente a la hombría se le atribuyen valores muy positivos, como el ser valiente, ser un machote… ahí está. En la canción juego con eso pero al revés, en negativo.
Esa canción también es valiente. Porque lo habitual es como “oye, no vamos a hablar del pene hasta el momento del sexo, donde ya no quede más remedio que enfrentarlo”.
(Ríe). Sí. Los penes pequeños eran un tema que estaba sin tratar en el pop. Luego ha habido algún artículo sacando más canciones sobre pollas, que está bien. Pero sí, hablar del propio miembro sin decir “vaya pollón que tengo” no es habitual.
¿Han hecho daño los gimnasios?
¿Como lugar donde se descubren otros penes? (Ríe). No, pero se ve de todo, ¿eh? Todo tipo de cipotes. No es que se vea… ahí se contribuye a normalizar un poco la cosa.
Es como “bueno, aquí estamos todos”.
Sí, hay muchos tipos de pollas, y de muchos tamaños y formas… precisamente, en ese sentido, al contrario. El gimnasio tiende a desidealizar los penes ajenos, porque si no, mucha juventud y no tan juventud, la referencia de pollas que tendría es a través del cine porno, y ahí sí que ves cada pollón que te puede llevar a pensar que la vida es así.
¿Andrea Levy es más indie que usted?
Probablemente sí. Me cae bastante bien, ¿eh? Lo digo abiertamente. Me cae bien, y sé que ella está representando el papel de la moderna del PP. No tengo mucha simpatía por el PP, de hecho, no tengo ninguna, pero ella me parece una tía inteligente. También porque a lo que estamos acostumbrados del PP es a mujeres y hombres que están muy lejos de eso. La diferencia es muy tocha entre una persona que es capaz con conocimiento de causa -no sólo de música, sino de un montón de cosas-, y otra que no.
Es decir, que se nota que es una tía que efectivamente ha leído, ha visto pelis… y dices “tampoco es para tanto”, ¡pues no lo es!, pero es que en el PP no se ha visto eso jamás. ¿Cuál es su grupo favorito? ¡Los Beatles!, y ¿cuál es el último libro que se han leído ? Y te dicen “uno que me han recomendado”. ¡Muy bien, genial! Y esta chica se nota que es otro perfil, y que está aportando matices a la derecha española.
¿Pablo Motos o Bertín Osborne?
¡Hostia! Pues obviamente no tengo mucha simpatía por ninguno de los dos, pero Pablo Motos está produciendo esketches a Ernesto Sevilla en su programa, con lo cual… voy a decir Pablo Motos. Esos esketches me gustan mucho. Por encontrar un motivo. Es que si no te diría “meter los dedos en un enchufe”, como tercera vía, así que prefiero esto.
¿Por qué se elige a este perfil de hombre como icono del prime-time?
Bueno, pues porque España es un poco así. Se parece más a Motos y a Osborne que Punset. El programa de Punset lo veían 50.000 personas, y el de Pablo Motos 3 millones. España se parece más a eso, y cuando eso vaya cambiando será porque España va cambiando por delante, no creo que ellos sean la vanguardia del cambio ni del pensamiento. Ellos reflejan el vagón de cola, es así. Es lo normal. Son programas que le devuelven al personal lo que quiere ver, no van a ser la locomotora. Y eso que Bertín Osborne es… antediluviano (risas).
Pero le está cayendo mucha brea con el tema de la cocina, que es muy de traca. Entonces creo que él mismo está diciendo “a ver, cuando deje de entrar en la cocina voy a dejar de decir todos los putos programas 'ay, madre mía, cómo se enciende esto'”, joder, es tu puta cocina, tío, ¿sabes? Le das al botón y se enciende. Él intentará evolucionar un poco porque España le está diciendo “tío, te estás columpiando”.
Sabrá que Laura Viñuela, musicóloga experta en género, ha señalado que Contigo, de Sabina, es una canción machista. ¿Qué opina de esto?
Bueno, yo he tenido jaleo con eso también. Hace unos años salió un artículo diciendo que hay muchas canciones indies que son machistas y salia una mía, Y además bastante fea. En el caso de Sabina, parece una obviedad que esa canción es machista, eso no lo discute nadie.
Por supuesto que es machista y no pasa nada. Sobre todo si la que la evalúa es una feminista, que está mucho más avanzada que tú en esos términos, claro que la canción es machista, lo cual no le convierte en un hijo puta. Tú eres una persona que vive en una cultura y has escrito una canción como yo la escribí en su momento, y resulta que la sociedad se ha movido y que esa canción que escribiste hace 10, 15 años, ahora denota cierto machismo del momento en el que se escribió. No pasa nada, es una canción.
¡Anda que no hay…! Quiero decir, en El cantar del Mio Cid hay mucho racismo, pero es un poco gilipollas decirlo ahora, ¿no? Las cosas cambian, y cuando miras “hoy voy a asesinarte, nena”, de Siniestro Total, pues es una canción muy incómoda, que hoy día dirías “hostia, puta”. O “Mi marido me pega”, de Martes y Trece, que yo no digo que sea gracioso, aunque nos partiéramos el culo en su momento. Pero son cosas que ahora resultan incomprensibles, claro. ¿Eso le convierte a ellos en unos hijos de la gran puta? No. Es bueno que ahora se perciba así, y que ahora se señale que es machista.
Pero el debate no acaba ahí. Imagina que se hace una canción así en el presente. ¿Cómo juzgamos esto: desde la ficción, o señalamos que hay machismo sin censurarlo, o entramos a la censura…?
Entrar a la censura nunca, claro que no. Lo que pasa es que dices “espera, ¿y si la canción es racista, y si es apología de no sé qué…?”. La cesura es el último recurso, es que ni me parece un recurso. Pero señalarlo está bien. Y supongo que hay gente que no se va a sentir cómoda cantando eso o recibiendo esa información. Luego te pones a Los Chichos, que tienen dos tipos de canciones: una, que la van a matar, dos, que ya están en la cárcel porque la han matado, y ¡oye…! No te casas con la canción, pero la puedes escuchar y tener otro tipo de acercamiento a esas canciones.
La gente lo hace de manera natural. Escuchas un montón de canciones pero la letra no la compartes. Incluso el reguetón. Yo puedo bailarme un reguetón contigo y no significa que a ti te guste la gasolina ni nada por el estilo (risas). Tienes unos valores claros y no hace falta estar santiguándose todo el rato.
El tema de la calidad es otra cosa. Esto es como la canción política, que está súper de moda reivindicarla. Que sea política no la convierte en una buena canción, que sea políticamente más interesante o menos. No seamos conformistas.
Tampoco hay mucha.
Algo hay. No, no mucho. Pero por ejemplo, Nacho Vegas giró hacia la canción política y dudo que eso haya mejorado la calidad de su cancionero. Está bien, pero él lo hace porque está viviendo eso ahora, yo creo. Le conozco muy poquito, pero va por ahí. De hecho, cuando los poetas empiezan a hacer canción política, normalmente la cagan, esto es así. ¿Alberti? Nadie se lee su poesía política, es una mierda. La bonita es la del mar, las gaviotas.
¿Por qué la temática política estropea la calidad del producto?
Porque ahí está muy presente la intención ejemplarizante, hacerte como una receta de lo que tienes que decir. Para eso, sinceramente, el arte no es el mejor vehículo, para eso hazte un ensayo.
¿Somos un país de ofendidos, de resentidos, de tristes?
Aquí lo que hay es mucho amor propio y mucho orgullo. El orgullo como un valor nacional. Esta cosa de la hidalguía: le tiro mi guante, señora, muy Arturo Pérez-Reverte. Es eso. Y eso es una rémora de este país. Eso y el catolicismo. Es una puta mierda. Estamos como ciento y pico años por detrás. Eso los anglosajones se lo sacudieron si es que alguna vez lo tuvieron y aquí no hay manera.
¿Y la patria, para qué sirve? La patria en tus gayumbos, como dice su canción.
(Ríe). Bueno, para poca cosa, la verdad. Para mí es una circunstancia. Me parece una gilipollez que alguien se sienta orgulloso de ser español. Es como ¿como estás orgulloso de algo que no depende de ti? Eres español como podrías ser alto, bajo, como ser de Ávila, como tener hermanos o no tenerlos, yo qué sé. Te gusta, claro, cómo no te va a gustar, si es donde has crecido.
¿En España hay libertad de expresión? ¿Cuáles son los límites?
Pues están un poco más cerca de lo que pensábamos todos, ¿no? (Ríe). Hay un problema legal, está claro. Hay una ley ahí que hay que meterle mano cuanto antes.
¿A cuál?
Pues esta ley que permite que por unos tuits, por cierto, muy poco graciosos, te metan un año de cárcel.
¿Se está refiriendo a Strawberry, no?
Sí. O bueno, todos los casos que ha habido últimamente, me parece muy de traca. En base a una ofensa que no existe y sólo porque alguien ideológicamente quiere meter mano. Es un horror. En este país hay que cambiar esa ley, es bastante urgente, no sé en qué punto está.
Bueno, parece que la Fiscalía está de acuerdo con esa ley.
Es que esto es una cosa política, no de la Fiscalía. O sea, si existe la ley, la pueden aplicar a su antojo. Los jueces y esto son otro tema.
Han condenado a tres años y medio de cárcel a un rapero llamado Valtónyc por hacer canciones sobre el Rey. Esto en la misma línea en la que la semana pasada la infanta Cristina fue absuelta. ¿Qué está pasando?
Bueno, yo creo que son temas diferentes. Está bien dejarse llevar por lo de “es muy ofensivo”, pero son temas diferentes…
En ambos casos se da una sobreprotección a la Corona, ¿no?
Bueno, está bien. Bien hilao. Qué cabrona (risas). Es que tenemos un rey, ¿sabes? ¿Que si se le sobreprotege…? Es que es el puto rey, ese es el problema. ¿Hay sobreprotección a la Corona? No, es que cómo no se le va a proteger, es el puto rey y si quiere mañana levanta al ejército y nos somete a todos. Claro que vive en un puto palacio, ¿no? ¡Es que es un puto rey!
A ver si te crees que es el presidente de la República, no. Si lo acojonante es que se haya sentado la infanta en el paripé ese que han hecho. Nadie pensaba que se fuese ni a sentar. ¿Que se vaya de rositas? Es como normal. Hace 500 años a lo mejor estaban estuprando ahí, y ahora seguirán estuprando pero un poquito menos descarado. ¿Qué quieres, votarlo? ¿Quieres que cambien la ley de defensa a la Corona? Pues será si le sale de los cojones a la Corona.
¿Deberíamos votar ese tema?
Hombre, no. Yo creo que no deberíamos tener rey. Y no es que yo tenga una percepción horrible de esta gente, que, efectivamente, el rey es campechano y todo eso (ríe). Pero es que no me creo que nadie defienda que tenemos que tener un rey a estas alturas del partido. Conozco las razones, pero joder, es de puta coña tener un rey, en serio. Pero eso se va a acabar en cuanto metan tres cuezas más. La lógica ante esto te dice “pero qué cojones”. Es una cosa que viene de la Transición, de decir “venga, chavales, calmaos”, todos bien y metemos un rey. Pero también tendremos que decir “vale, nos calmamos, pero ¡un momento”. Es la segunda Transición esta de la que hablan y que tendrá que llegar.
¿A quién le recuerda la canción Imbécil internacional?
Es una canción sobre meter la pata hasta el fondo y que se magnifique, que está muy a la orden del día. Un tuit que se convierte en asunto de Estado. Le ha pasado a algún amigo mío.
¿A quién?
A Nacho Vigalondo. Esto es muy famoso. Hizo un chiste en Twitter, un chiste irónico sobre el nazismo, el Holocausto, pero aquello se fue de madre. Hace 5 o 6 años. Precisamente lo que le pasó a Zapata es que hubo una oleada de apoyo a Nacho intentando hacer ver que el humor es una cosa y la censura es otra, y todos esos tuits famosos de Zapata los publicó entonces apoyando a Nacho Vigalondo. Él dijo: he llegado a no sé cuántos followers y por fin podré soltar mi mensaje: el Holocausto fue un montaje. Él hacía como de súpervillano. La gente empezó “desde luego, no tiene usted vergüenza”, y él se vino arriba e hizo unos cuantos chistes más. Al final la cosa se hizo grande y él lo pasó fatal, la verdad. Esto ahora pasa mucho se llama lapidación pública, y es lo que nos ha traído internet.
¿Le da miedo?
A ver, es que se supone que es una ventana al mundo y al final es una ventana a tus propias heces. Es una herramienta que te devuelve a ti mismo multiplicado por 15.
Y qué hacemos con la Constitución. ¿Cree que habría que cambiarla para que se pudiese independizar Cataluña?
A mí el procés me suda la polla por delante y por detrás, como decía Pepe Rubianes. Ojalá se lo metan ya por el puto culo y les exploten los huevos y se les queden colgando de campanillas. Cita de catalán ilustre. Pues eso. Que me da igual (risas). Me parece un señuelo, una engañifa, una bomba de humo.
O sea que no cree en el Referéndum.
Me da igual. Es que no es un problema eso, eso es una gilipollez.
¿Es errejonista, pablista o…?
Soy carmenista.
¿Y si hablamos de política nacional?
Ahí tengo más dudas. Soy partidario de la mano blanda, más que de la mano dura. Soy más garantista, más carmenista, me gusta más la gente que busca acuerdos, cosas útiles realmente.
O sea, que es más Errejonista.
Soy más realpolitik, que se llama eso. Es una corriente alemana. No, creo que la política consiste en hacer cosas, no en decir que las tienes que hacer. ¿Es más errejonista eso? No tengo ni idea. Pero en general creo que la izquierda tiene que esforzarse por hacer cosas, si no, pasa lo que está pasando ahora: que no hacen nada, ni lo van a hacer. A este paso… al final es un reino de taifas, que es lo que pasa siempre, todos con la cabeza muy alta y no hacen una puta mierda… pues fíjate qué desastre. A mí Carmena me parece una autoridad moral y ética, la oyes hablar y dices “me lo creo”, y eso no significa que no se equivoque, seguro, pero me la creo, y eso me da cierto gustico, y eso en política es… ni los que votan al PP se creen a Rajoy. Nadie es creíble, todo el mundo tiene una agenda oculta.
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