Lejos del annus horribilis que fue 2020, este año ha pasado entre las promesas de la 'nueva normalidad' y el intento de recuperar, al menos, parte de la antigua. Con los festivales y giras parados, 2021 termina con un exceso de lanzamientos para evitar otra temporada de silencio, recopilatorios y mejores momentos.
Las referencias editadas este año dibujan una vuelta a las raíces en el panorama nacional, mientras que en el internacional los regresos multitudinarios han quedado lánguidos, sin llegar a deslumbrar como prometían. El protagonismo ha sido para artistas como Taylor Swift, Olivia Rodrigo o Billie Eilish; la primera reescribiendo sus primeros discos y la última con un regreso más flojo que su debut.
Un panorama nada halagueño para un año flojo, en el que la mayoría de artistas de talla internacional se han mantenido gracias al goteo constante de singles. Con la velocidad de crucero a la que el streaming somete a la música, muchos de los álbumes editados principios de año quedaron caducos a los pocos meses. Un síntoma de una época que muchos empiezan a llamar 'de transición', aún sin conocer realmente hacia donde se dirige la industria del disco.
Mejores discos nacionales
Si revisamos la lista de éxitos de este 2021 que Spotify publicó hace unos días, solo dos de las canciones más escuchadas pertenecen a los discos más oídos por los españoles. Exceptuando los tres últimos meses, donde se han concentrado la mayoría de lanzamientos, el resto del año ha sido dominado por las colaboraciones efímeras, a través de sencillos. La ausencia de giras y festivales se ha suplido a base de featurings, crossovers y spin-offs. Todos los anglicismos necesarios para tomarle el pulso a una industria musical centrada en la cantidad.
El productor se ha convertido en la figura estrella de la música actual, los encargados de salvar un año en el que la apuesta por la 'música de raíz' y la electrónica han sido los principales protagonistas. Algunos incluso han estrenado este año discos en solitario, como es el caso de Alizzz (Doja Cat, Rosalía o Amaia), quien dotó al largo de C.Tangana de la viveza y actualidad necesaria para conquistar al gran público.
David Soler hizo lo propio también el segundo LP de Maria Arnal i Marcel Bagés, de la misma forma que Alejandro Guillán ha conseguido imprimir una nueva lectura al concionero gallego desde su proyecto, Baiuca. Títulos que demuestran el músculo de la industria musical española, cada vez más presente en el panorama internacional, incluso después de un año en el que el ritmo se ha visto drásticamente ralentizado.
C. Tangana - El Madrileño
Reunir a los artistas que ponían tus padres en los viajes a La Manga con la vanguardia musical y terminar sonando en todos lados es una proeza. Reinventar una marca que ya existía y estaba sujeta al 'tira y afloja' a ambos lados de la España invertebrada, aún más. El Madrileño ha servido de banda sonora de un año en el que la nostalgia ha acaparado titulares y el futuro se sigue desdibujando entre predicciones de mercado y criptomonedas.
No es necesario hablar ya de la talla de quienes acompañan a Antón Álvarez entre rumbas, ranchers y sambas: Kiko Veneno, La Húngara, Toquinho, Eliades Ochoa, Jorge Drexler o Andrés Calamaro, por citar algunos. Tangana no ha inventado nada nuevo, pero ha conseguido dar un nuevo significado a la estrategia de la colaboración, omnipresente en las listas de éxitos. Todo esto "sin cantar ni afinar", aclarándose la garganta para que le acabe escuchando "toda España".
Bum Motion Club - Niebla
Que en mitad de la tormenta sobrevivan bandas como Bum Motion Club es un síntoma de la calidad que los proyectos independientes han alcanzado en los últimos años, y Niebla da buena cuenta de ello. A medio camino entre el influjo del shoegaze y el pop, el segundo EP del grupo afianza un sonido propio que convierte a los arancetanos en una apuesta segura dentro del panorama.
La producción corre a cargo de Victor Cabezuelo (Rufuts T Firefly), y Alejandro Leiva, guitarrista de la banda, que en menos de media hora de metraje consiguen desplegar un universo propio, plagado de texturas y guiños tanto a proyectos contemporáneos como The Japanese House, como gigantes del género como Slowdive o My Bloody Valentine. Con Niebla han marcado un tour de force postpandémico, girando al castellano, con una propuesta madura y cohesionada, aún sin sello ni contratos millonarios.
Zahara - Puta
Zahara ponía sobre la mesa el maltrato psicológico y la culpa bajo el epíteto de Puta, recavando experiencias que desde la adolescencia marcaron a la artista jienense. Entre las atmósferas oscuras e industriales que preceden a la mayoría de canciones, la crudeza de sus letras y el ambiente opresivo. Una denuncia que ha acabado resultando metonímica, recibiendo el rechazo de Vox por la cartelería de una gira que tomaba a la Virgen María como imagen de su propia martir, su Merichane.
La honestidad de un disco en el que los nombres de mujer se escriben con cada letra en mayúsculas, reclamando un espacio negado a la experiencia femenina. En la habitación propia que la cantautora ha construido desde 2009, su última referencia funciona como una demostración de saber hacer y, sobre todo, fuerza.
Maria Arnal i Marcel Bagés - Clamor
"Quién quiere nacer humana?", se preguntaba en el primer sencillo de su último disco, Fiera de mí, el dúo catalán. Una pregunta que venía seguida de un alubión de razones, desde ese torrente de conciencia crítica al que Maria Arnal i Marcel Bagés empezaron a orientar en su 45 cerebros y 1 corazón. La continuación a su primer álbum, estrenado allá por 2017, ha venido envuelta en sonidos mucho más experimentales, sin sacrificar una lírica que encuentra en los ritmos y temáticas populares una inspiración para crear un cancionero para el siglo XXI.
Cabe destacar la participación de Kronos Quartet, embajadores de la música de cámara de vanguardia, en Jaque; o el canon de voces del Cant de la Sibil·a junto a Holly Herndon, referencia absoluta del pop avant garde actual. Un puñado de ejemplos que ponen de manifiesto el compromiso que Maria Arnal i Marcel Bagés siguen teniendo a la hora de aunar vanguardia y tradición, con un sello personal que es garantía de calidad en todos sus proyectos.
Baiuca - Embruxo
Quién sabe lo que habría pensado Alan Lomax, el etnógrafo musical estadounidense que recorrió Galicia en los años 50 en busca de sus muñeiras, si hubiese tenido la oportunidad de escuchar a Baiuca. El trabajo exaustivo de investigación que Alejandro Guillán imprime en cada uno de sus trabajos resulta en un disco innovador y respetuoso con una tradición en peligro de extinción.
El gallego ha conseguido con Embruxo reunir lo mejor de la lírica tradicional del oeste de la Península con percusiones y la potente tradición oral, recogida del cancionero de Dorothé Schubarth y Antón Santamaría. La participación de Xosé Lois Romero o el grupo vocal Aliboira o el polifacético Rodrigo Cuevas, terminan por reconstruir canciones que giran en torno al sampler, la electrónica y los instrumentos tradicionales para acabar de 'embrujar' a quien se adentra en Baiuca.
Mejores discos internacionales
En un año ya de por sí flojo para la industria musical, ni el regreso de ABBA ni el de Adele consiguieron el efecto deseado. Mientras que Iron Maiden o Foo Fighters estrenaban álbumes colosales, como ya viene siendo una tradición cada lustro; Lana del Rey hizo lo propio con otros dos discos que reivindicaban su posición a medio camino entre su pop de aires sepia y la influencia del hiphop.
Olivia Rodrigo, sin reinventar un género, trajo a la palestra un álbum que venía a recuperar el pop de guitarras en los primeros puestos de las listas, generando al tiempo críticas y reacciones de quienes encontraron trazas de otros artistas en el debut de la joven —Paramore y Courtney Love sin ir más lejos—. Desde la música independiente, imbuída en la rabia punk nos siguen llegando discos magistrales firmados por Black Country New Road, Idles, Amyl and the sniffers o Squid. Una tendencia hacia la música alternativa que no parece detenerse y que —afortunadamente— empieza a impregnarse de todo tipo de estilos.
Arlo Parks - Collapsed in sunbeams
El disco debut de la cantante británica es medicina para nuestro siglo. A medio camino entre la influencia de la nueva ola de música de autor estadounidense, con Phoebe Bridgers, Sufjan Stevens, Mitski o Snail Mail entre sus influencias, Parks consigue aunar la influencia de la música alternativa con el R&B de la forma más bella posible.
Las canciones de Collapsed in sunbeams parten desde imágenes lúcidas y referencias a la vida moderna, escogiendo deliberadamente huir de los anacronismos a los que los cantautores acaban recurriendo para justificar su propia existencia en un mundo donde ni los cafés concierto existen ya, ni la mal llamada 'música intimista' reduce las posibilidades a la parsimonia de la guitarra acústica y el taburete alto.
Tyler the Creator - Call me if you get lost
El regreso de Tyler tras el éxito arrollador de Igor ha servido al estadounidense para alejarse de los personajes que han poblado su música desde el principio de su carrera. Tomando la estructura de mixtape e invitando a DJ Drama como maestro de ceremonias, toda una personalidad dentro del mundo del rap estadounidense, el resultado final es un disco que recupera lo mejor del rap clásico, con colaboraciones de lujo. Entre los artistas invitados encontramos a Ty Dolla Sign, Lil Wayne, Domo Genesis, Lil Uzi Vert o Pharrell Williams, entre muchos otros.
Call me if you get lost sirve como continuación a la triada de álbumes que culminaron en Cherry Bomb, con versos abrasivos e instrumentales crudas, herencia del Yeezus de Kanye West. Mientras que el músico disfruta de un lugar privilegiado, dentro de la misma escena que pasó de ignorarle a convertirle en uno de sus principales embajadores, este álbum pone de manifiesto la soltura con la que se sigue desarrollando un universo propio, en constante evolución.
Dry Cleaning - New long leg
Puede que el Brexit haya tenido algo que ver con la corriente de música oscura y reflexiva que ha salido de Reino Unido en los últimos años. Una escena alimentada por el desprecio al indie colorido que se exportó a todo el mundo en la década pasada. Dry Cleaning se han convertido la punta de lanza del postpunk inglés con solo un puñado de referencias.
De sus dos primerso EPs (Sweet princess y Boundary road snacks and drinks) se intuía el carácter único de un grupo capaz de convertir el spoken word en una reivindicación cargada de ira. Letras que podrían estar sacadas de una sesión de psicoanálisis, hurgando en la herida de la cotidianeidad para desmenuzar una realidad angustiosa. Con un sonido entre Sonic Youth y Suburban Lawns, Dry Cleaning son una de las apuestas más interesantes del panorama musical actual.
Taylor Swift - Red (Taylor's version)
La llegada de Taylor Swift a la factoría musical americana de Nashville resultó traumática. Como joven promesa no resultaba lo suficientemente rentable para una industria que abandonaba a sus estrellas más jovenes una vez que cumplían los 21 años. Swift acabó publicando un disco que le permitió pavimentar una carrera, no exenta de bandazos y momentos traumáticos, adentrándose en las listas de éxitos desde una edad muy temprana.
La cantante ha conseguido recobrar el control sobre sus obras, perdidas tras la compra de su anterior discográfica, Big Machine Records, por Scooter Braun, dueño de los masters de los primeros cinco discos de la artista. Con Red y Fearless, Swift reinterpreta sus primeros discos desde una perspectiva y musicalidad mucho más madura, pasando sus letras por un filtro de actualidad y colándose en las listas de éxitos con canciones que alcanzan los 10 minutos, un rara avis en nuestro tiempo.
Black Midi - Cavalcade
Black Midi son el resultado de una serie de excepciones que les hacen aún más difíciles de catalogar. Un grupo de música progresiva, ritmos infernales y una complejidad en la composición que ha llevado a muchos a compararles con King Crimson o Primus. Si a todo esto le sumamos un éxito de crítica y público, y una incendiaria actuación en los Mercury Awards de 2019, que precedió a la salida Schlagenheim, su primer disco, el resultado es una de las bandas más interesantes e inclasificables de la escena independiente británica.
Con Cavalcade han conseguido alcanzar un estado de gracia, equilibrando canciones endiabladas como John L, encargada de abrir el disco con otras que podrían haber salido de la imaginación de Stan Getz o los compositores de Tin Pan Alley, como Marlene Dietrich. Los de Geordie Greep demostraron este año estar en una forma magnífica, jugando con los extremos a los que son capaces de someter a su música, desde la violencia más abstracta hasta el orden más armonioso.