¿Cómo ha podido pasar? ¿Por qué España, la misma que aplastó a Macedonia (20-31), puede caer contra Eslovenia (31-26), última de grupo y eliminada? ¿Qué ha ocurrido? ¿Es posible? Pues, a priori, nadie lo hubiera imaginado. A posteriori, sucedió. Cayó el equipo de Jordi Ribera. Inexplicablemente, quizás, pero así fue. Contó acciones erróneas, mala suerte y encontró rival. Y, ahora, tendrá que rezar para que todo vaya bien. Jugar y ganar a Alemania en la última jornada. Confiar en las meigas y en la resurrección. En sólo un día, los ‘Hispanos’ tendrán que recuperarse. No les queda otra. O lo hacen, o estarán fuera. “En la Main Round, cualquier error te penaliza”, comentaba Aitor Ariño en este periódico. Pues esta selección ya tiene el suyo. No podrá cometer otro. 



En teoría, éste era el partido fácil. En la práctica, no lo fue. España, por primera vez en este Europeo, no se reconoció. No fue la que aplastó a República Checa (32-15), ni la que supo sufrir ante Hungría (25-27), ni aquella otra que peleó ante Dinamarca (22-25) a pesar de la derrota. Y, por descontado, también estuvo lejos de la que arrolló a Macedonia. Contra estos últimos, cuajando su mejor encuentro del torneo. En un día, ese sí, en el que salió de todo. Gonzalo Pérez de Vargas paró (49% de acierto), la elección de lanzamientos fue la correcta, Lazarov –mejor jugador del rival– cayó lesionado… Y suma y sigue. Las caras, tras el partido, eran de gozo y esperanza. Los de Jordi Ribera, el pasado domingo, se vieron campeones. Pensaron, involuntariamente, que estaban para colgarse una medalla. ¡Y por qué no iban a hacerlo!



Eslovenia, sin embargo, ha puesto a España los pies en la tierra. A ellos y a los periodistas. En un Europeo no se regala nada. Un día malo te puede penalizar. ¿Lo será esta derrota? Está por ver. La selección, ahora, tendrá que reponerse. Nada de caras amargas. Tiene la clasificación en su mano, pero no puede fallar. Jugará su primera final este miércoles (20:30 horas, Teledeporte) ante Alemania. En ella se jugará el pase. No hay otra opción. 



Ese es el contexto. Lo ocurrido contra Eslovenia merece un aparte. España no tuvo su día, eso está claro. Luchó, sí, pero llegó tarde. Se fue al descanso abajo en el marcador (13-12) tras un despiste final. Después de titubear, de amagar con meter la directa, se fue cayendo poco a poco. Sumó irregularidad y dejó con vida a su rival. Y, claro, el equipo de Veselin Vujovik se lo creyó. No tenía nada que perder. Si acaso, se podía dar una alegría. Y lo hizo. Con Borut Mackovsek como máximo exponente, lo hizo todo bien. Apretó en defensa y eligió bien sus acciones en ataque.



¿Y España? Todo lo contrario. Trató de aguantar. Se mantuvo con un Ferrán Solé (6/9) al que no le tembló el pulso. Pero dio igual. Ni la garra, ni la fe, ni la estrategia. Nada. No era el día. Todo lo que salió bien contra Macedonia, lo hizo mal ante Eslovenia. Las consecuencias se verán en menos 24 horas. A los ‘Hispanos’ sólo les queda rezar, pero, sobre todo, ganar a Alemania. Y luego ya se verá si el golpe es mortal. 

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