Avanza rapidísimo y solo Bruno Hortelano por la calle uno del Estadio Olímpico de Berlín; ve el oro del 4x400 al final de la recta, a 100 metros. Sus compañeros de relevo, Óscar Husillos, Lucas Búa y Samuel García, se dejan los pulmones gritándole, empujándole con las mínimas fuerzas que perviven en sus exhaustos cuerpos después de las tres primeras postas que colocan a España en cabeza. Pero Hortelano se desfonda a falta de 50 metros, le aborda el ácido láctico y las piernas no corren, se gripan; y ve cómo Kevin Borlée, el mayor de los tres hermanos que componen el equipo belga, y el británico Martyn Rooney, le superan.
Hortelano, el plusmarquista nacional de 400m, descubre por fin las trampas que esconde la vuelta a la pista, la fatiga que experimentan los músculos al mantener tanta velocidad durante tanto tiempo. Recibe el testigo de Samuel García en primera posición, con una ligera ventaja sobre las demás selecciones, y emprende la carrera veloz como un cohete, como si se tratase de un 200m, solo con el oro en el horizonte. Antes son Husillos y Búa, los dos primeros relevistas, los que completan unas postas tremendas impulsados por la ilusión, por el sueño que arde dentro de todo el equipo. El toledano coge la calle libre con coraje, valiente, y acelera en la curva, y no pierde velocidad.
Pero es a Hortelano a quien le sobran metros; se hunde en la última recta pagando el esfuerzo de salir tan rápido. Y llega tercero, en 3m00.78s, a tan solo 13 centésimas del récord nacional. Bélgica, liderada por los hermanos Borlée —Kevin y Jonathan fueron oro y plata el viernes en la prueba individual— revalida su título europeo (2m59.47s); y Gran Bretaña (3m00.36s) le arrebata la plata a España en el suspiro final, en los cuadros de la línea de meta.
El láctico que atosiga los músculos de Bruno Hortelano priva a España del tercer oro del día, después de los logrados por Álvaro Martín y María Pérez en los 20 kilómetros marcha; pero el cuarteto español posa feliz con la bandera, grita y canta satisfecho con el resultado, la continuación del Mundial de Londres, donde fueron quintos. Después de dar la vuelta de honor al Olympiastadion llegan a la zona mixta y se abrazan con el resto de integrantes del equipo, que ascienda a siete con Darwin Echeverry, Mark Ujakpor y Manuel Guijarro, también partícipes del éxito. Allí se hacen todos una foto y claman: "Hemos hecho historia".
Un bronce hacia Tokio
Todavía aplatanado por la pájara, con los ojos como órbitas, Hortelano señala a sus tres compañeros, ahogados por el orgullo y la felicidad. "Qué carrerón han hecho estos tres", dice. "Hemos logrado un bronce que podía haber sido oro, pero hubo un fallo, y ese fallo ha sido mío. En los últimos 50 metros me ha entrado la fatiga en las piernas y contra eso no se puede hacer nada, solo intentar apretar hasta el final", reconoce el velocista, que por fin se cuelga una medalla tras el 4º puesto en 200m. "He aprendido mucho en este campeonato, han sido muchas emociones para mí".
En la zona mixta también aparecen Toni Puig, el responsable del relevo largo español, y otros técnicos de la Federación. El plan, buscar una carrera limpia, sin atropellos ni encontronazos como en la semifinal, corriendo delante aun sabiendo la dificultad que eso conlleva, se cumple. "Estoy muy orgulloso de todo el equipo", afirma Lucas Búa casi al mismo tiempo que habla con su familia a través de una videollamada. "Esto lo hemos conseguido todo el grupo, los siete atletas y los entrenadores, que hoy nos han estado empujando desde la grada", explica Husillos.
A Hortelano, el adalid emocional de este nuevo y joven atletismo español, es hoy a quien más cariño hay que dar. Pero para eso están los seis amigos que se lleva de Berlín, con quienes se concentra en Postdam antes del campeonato, hace turismo y vive las 24 horas del día. "Somos un equipo y por lo tanto ganamos juntos y perdemos juntos. Sé que podíamos haber ganado, pero hemos hecho historia". También se manifiesta así Samuel García, el canario grandullón, todavía dolido en la escápula del hombro por el choque con el italiano: "Íbamos a por el oro, pero hay que valorar este resultado en positivo".
De hecho, es la segunda medalla de bronce que logra el relevo español de 4x400m en un Campeonato de Europa. Solo antes, en Budapest 1998, Antonio Andrés, David Canal, Andrés Martínez y Juan Vicente Trull fueron capaces de subir al podio. El talento, la juventud y la ambición son el faro que guía e ilumina a esta nueva generación, que ya sueña con despertarse en Tokio y saborear el metal de una presea olímpica.
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