Verano de 2015. A pesar de haber realizado la mejor temporada de su carrera hasta entonces, el Baloncesto Sevilla decidió prescindir de Álex Urtasun (Pamplona, 1984). El escolta navarro se encontró sin equipo y, para su sorpresa, sin pretendientes. “Sinceramente, no esperaba no tener ninguna oferta. No considero que jugara mal en Sevilla. El único problema es que a mitad de temporada hubo un cambio de entrenador y con ese técnico (Luis Casimiro) empecé a jugar menos o muy poco. Aun y todo, lo hice bien”, reconoce a EL ESPAÑOL. Cuando las dudas empezaban a surgir, en agosto apareció un halo de esperanza procedente de Italia.
Jasmin Repesa necesitaba jugadores para reforzar los entrenamientos del Olimpia de Milán durante la pretemporada debido a las bajas de los internacionales del equipo, presentes en el EuroBasket. El hermano de Txemi Urtasun, con el que coincidió durante su etapa en Málaga, sería uno de sus elegidos. “Me pareció una buena opción para estar en forma y preparado por si salía alguna oferta. También para vivir una experiencia, porque Milán es un grandísimo equipo”, confiesa Álex.
Y, sin embargo, su estancia en Italia terminó. Urtasun volvía al punto de partida, con la incertidumbre como compañera de viaje. “Me había hecho a la idea de que hasta que empezase a moverse el mercado de invierno, que suele ser después de los dos primeros meses de temporada, iba a estar sin jugar”, recalca.
Una vez más, el baloncesto fue justo con él. Apenas recién inaugurado el mes de octubre, su representante le comunicaría una oferta que no podría rechazar. La forma física de Urtasun, mucho mejor de la que hubiese tenido de no acudir a la llamada de Milán, le ayudó a decidirse.
Fuenlabrada requería sus servicios como temporero por la lesión de otro Álex, Llorca, pero dos meses pueden ser tiempo suficiente si se tiene algo que demostrar. "Mi planteamiento fue 'Por lo menos estoy jugando y en activo, aunque vuelva a estar en el mercado dentro de dos meses. Estoy mínimamente en forma y la gente me ha visto'", cuenta Álex. Y vaya si estaba preparado para afrontar el reto.
Tres meses después de su llegada a Madrid, Urtasun ha pasado de cubrir una baja temporal a convertirse en el mayor ídolo del Fernando Martín fuenlabreño esta temporada. Sus 12.1 puntos por encuentro en 19 minutos de juego le han llevado a ser el escolta más productivo de la ACB en estos momentos.
“Soy el tercer máximo anotador nacional en pocos minutos de juego. Salgo del banquillo y estoy consiguiendo rendir sin jugar 25-30 minutos. Creo que eso le da más valor si cabe a mis estadísticas”, recalca también el jugador navarro. Su éxito quedó refrendado con la continuidad en el equipo al menos hasta final de temporada.
El gran curso de Álex puede extrapolarse al Fuenlabrada en su conjunto, inmerso en plena lucha por entrar en la Copa del Rey, algo que todavía es posible matemáticamente. Todo dependerá de lo que suceda en los dos próximos partidos ligueros, ante Real Madrid (este domingo a las 19:30, Canal + Deportes) y CAI Zaragoza. “Va a ser muy complicado entrar. Creo que vamos a tener que ganar los dos partidos, con uno no va a ser suficiente”, advierte Urtasun.
“Para mí, son dos partidos dificilísimos. El Madrid es el actual campeón de Europa, tiene la plantilla que todo el mundo sabe y ahora está volviendo a jugar a un grandísimo nivel. El CAI no está donde debería estar. Su presupuesto, equipo e historia le colocan por encima de nosotros y de donde están ellos”, continúa.
Entrenadores, recuerdos y hermanos
El factor sentimental cobrará una especial relevancia en los dos encuentros decisivos para el sueño copero. En el primero, Jota Cuspinera, actual entrenador del Fuenlabrada, se reencontrará con el Madrid, donde fue técnico ayudante de Ettore Messina y Pablo Laso.
“Que Jota haya sido entrenador suyo nos puede ayudar y darnos un plus, seguro. Conoce el Madrid a la perfección, a sus jugadores y a Pablo Laso. Tampoco creo que ellos nos vayan a tener miedo. Al final, es un equipo muy superior al resto o a conjuntos de nuestro nivel”, afirma Urtasun.
Debutante en el equipo como su entrenador, también novel a la hora de ejercer como primer técnico en ACB, Álex no esconde cierta inquietud. La que se vivió en Fuenlabrada tras la salida de Zan Tabak para acudir a la llamada del histórico Maccabi de Tel-Aviv.
“Al principio, nos costó un poco asimilarlo. Cuando empiezas la temporada, te acostumbras a un entrenador y hay un cambio, todo el mundo está a la expectativa para ver qué va a pasar o cómo van a ir las cosas. En las primeras jornadas, el equipo tenía dudas”, revela.
Sin embargo, las respuestas han acabado llegando “igual o mejor” de la mano de Cuspinera. “Jota también está haciendo un trabajo enorme, ayudándonos a ganar partidos. Está confiando en mí y estoy intentando devolverle esa confianza con buen juego y ayudando al equipo a conseguir victorias. La base más o menos es la misma, aunque con él quizá hacemos una preparación de los encuentros más táctica de la que hacíamos antes”, asevera Urtasun.
El segundo factor que hace especialmente intenso para Álex el final de esta primera vuelta liguera es el regreso a Zaragoza, donde jugó unos meses entre finales de 2013 y principios de 2014.
“Siempre es un partido especial, en un campo bonito y diferente, en el que gusta jugar porque el pabellón es muy grande y siempre está lleno. Tienen una gran afición. Además, está cerca de casa y vienen familiares y amigos a verme”, apunta Urtasun.
Si hay alguien especialmente cercano al navarro, ése es su hermano Txemi. ”Estoy muy orgulloso de él y de su carrera. Ojalá juegue infinitamente mejor que yo. Eso significará que le va muy bien y yo me alegraré muchísimo. Nos apoyamos mucho entre nosotros”, ratifica Álex.
Con su gemelo ha compartido la pasión por el deporte de la canasta, pero también muchas situaciones. Como la que le está tocando vivir a Txemi en Gipuzkoa Basket, con el drama del descenso tan presente como lo tuvo Álex en Sevilla el curso pasado.
“A ninguno nos gusta. Son años duros, de mucha presión. Lo pasas mal. Ves que el equipo no termina de arrancar, las victorias no llegan y todo el mundo está más nervioso. Hay muchas dudas e ir a entrenar la mayoría de las semanas habiendo perdido es difícil. Este año le ha tocado a Txemi. Ojalá se salven y hagan una gran segunda vuelta”, confía su hermano.
A Álex no le pueden ir mejor las cosas en el Fuenlabrada, posiblemente el equipo donde más cómodo se ha sentido. “Somos organizados, muy profesionales y solidarios. Sabemos a lo que jugamos tanto en ataque como en defensa y dónde es bueno cada uno, intentando aprovecharlo al máximo y ayudarnos unos a otros. Eso minimiza errores y, junto a una defensa agresiva, hace que estemos donde estamos”, desgrana.
Incluso la selección española puede aparecer en su horizonte, aunque Urtasun no olvida de dónde viene. “Sinceramente, mi objetivo de aquí a final de temporada es mejorar. Lo llevo haciendo toda la temporada. Lo importante es el trabajo del día a día para poder llegar a ir a la selección”, expresa con humildad.
Ningún aprendizaje es desdeñable para el navarro. Valora el que le aporta su compañero de perímetro Marko Popovic. “Somos capaces de tirar y jugar el bloqueo directo bien. Tenemos características que nos hacen ser peligrosos juntos”, afirma. También el que le ofrece su paisano Ricardo Úriz, con el que disfruta "dentro y fuera del campo".
Y, cómo no, el suyo propio a partir de la madurez que le aportó un período estival diferente y útil a la vez. “Irme a Milán me vino muy bien para darme cuenta de que tenía que espabilar para que no me pase lo mismo el verano que viene y para tener más hambre”, sentencia Álex Urtasun, el temporero convertido en estrella que sólo pide “salud” para un 2016 que puede darle mucho más que eso.