¡Ya te mereces el carné!

Jajajaja.

Definitivamente, te lo doy yo, ¿eh?

Vale, vale… Me queda un poco todavía.

¿Te queda una semana?

Sí, una semana.

¿El 28 (de febrero)?

Sí.

¿Cuándo te examinas?

El 3 (de marzo), creo.

Domingo 19 de febrero. Acababa de consumarse la cuarta Copa del Rey consecutiva del Real Madrid de baloncesto y sus jugadores lo celebraban en los vestuarios del Fernando Buesa Arena de Vitoria. Sin embargo, Luka Doncic (Liubliana, Eslovenia, 1999) no ocupaba sus pensamientos en el triunfo de los suyos. La celebración de su 18 cumpleaños este martes, con el examen práctico de conducir a la vuelta de la esquina, dominaba la charla con el presidente del club blanco, Florentino Pérez. Porque Doncic quiere ser normal.

“Es igual como jugador que como persona. No para de trabajar y a él no se le sube a la cabeza nada. Tiene las cosas claras y sabe lo que quiere: llegar al máximo nivel en el baloncesto y no separarse nunca de sus amigos. Seguro que se saca el carné a la primera, porque tiene desparpajo. Ya es hora, porque todos los del Real Madrid tienen su Audi y el pobre no puede conducirlo”. Así confirma Dani de la Rúa, base del Zornotza de LEB Plata y una de las mejores amistades que hizo Doncic en el Madrid, la naturalidad del joven por el que ya bebe los vientos todo el planeta basket.

Rutinas propias de su edad como empezar a conducir o viciarse a la Playstation (“No le ganabas ni un partido porque si no se picaba y quería jugar otro. Le gustan sin duda el FIFA y el NBA 2K”, cuenta De la Rúa) se entrelazan con un talento descomunal en la pista. “No es tan sencillo que siendo tan joven esté haciendo quizá uno de los momentos más estupendos que nos ha dado el baloncesto europeo. No se ha visto nunca en Europa un rendimiento tan alto a un jugador tan joven”, afirma José Luis Pichel, uno de los primeros entrenadores de Luka en España.

“Corbalán era muy bueno a los 17 años, pero pasaron años hasta que se consolidó. Doncic ya puede salir en el quinteto titular. También es muy difícil pararle. Puede jugar de espaldas a la canasta, de alero, de base, tirar de fuera, entrar, defender, correr… El jugador al que se podría parecer es Mirza Delibasic”, añade Carmelo Cabrera.

“Es un jugador polivalente. Yo le veo más de 'dos', aunque maneja muy bien el balón, con ese estilo puramente yugoslavo. Le pasa un poco lo que a Llull en su momento. Juega de base, pero tenía que haberlo sido mucho antes para ser un gran 'uno' y diferenciador. Todavía le queda un poquito para definir si quiere ser un 'uno' o un 'dos'. El tiempo lo va a decir”, corrobora el propio Corbalán. “No tendrá problemas en cualquiera de los grupos en los que esté: es educado, tiene buen fondo, sabe estar y es altamente competitivo”, resume David Soria, entrenador de Doncic en la selección cadete de Madrid.

Nadie tiene malas palabras para Luka. Y, lo mejor de todo, parece que nunca las hubo. Como él mismo reconoce, todo ha ido muy rápido desde que pisó Madrid por primera vez en 2012. Con prisa en la forma pero pausa en el fondo, 'El Proceso' en su versión castiza (que nos perdone Joel Embiid) no ha podido desarrollarse mejor.

Luka Doncic lanza durante un partido de la última Copa del Rey. Carlos Bernabé

Calidad deportiva y humana

“Cuando llega un chico, lo primero que se hace es una sesión individual con un entrenador, que en este caso era yo, y los responsables de cantera, para ver un poco cualidades, fundamentos, habilidades… Nosotros ya le habíamos visto en vídeos, y eran bastante sorprendentes. Era un chico muy joven jugando con gente mayor. Parecía que podía ser un gran jugador. Muchas de las cosas eran de nivel 'top' absoluto. Había pocas dudas con él”.

Así recuerda José Luis Pichel el primer destello del entonces niño esloveno en el Polideportivo Valle de las Cañas de Pozuelo de Alarcón, antiguo cuartel general del baloncesto madridista. Allí donde las buenas referencias de Doncic desde la cantera del Olimpia de Liubliana empezaron a confirmarse.

La Minicopa trajo nuevas ratificaciones. Tanto la de 2012, con 20 puntos en la final perdida ante el Barça y contando con tan sólo 12 años, como la de 2013, conquistada en Vitoria. “No sólo quiso destacar él, sino que hizo partícipes a los demás y tuvo el juego colectivo siempre presente. No cambió nada a pesar de que podía haber más atención y medios en ese torneo”, apunta Pichel, entrenador de Doncic en infantil y cadete.

Al principio, no hablábamos con él porque sólo sabía inglés”, revela Felipe Dos Anjos, jugador del Oviedo Club Baloncesto (LEB Oro) y otro de los mejores amigos de Doncic en la cantera del Madrid. No obstante, Pichel nos dice que “en entender el castellano tardó muy poco y en arrancarse con él muy pocos meses también”.

Su nueva vida fue normal desde el principio: vivía becado en la residencia del club, iba a clase y a entrenar, jugaba a la Play (cómo no) y ya le apasionaba el baloncesto. “Difícil no encontrarte un día en el que no tuviera un segundo para tirar a canasta. Aprovechaba cualquier minuto”, resalta su exentrenador. Era muy difícil no cogerle cariño a aquel niño balcánico “muy pequeñito”, que hizo “flipar” a todos los cadetes B del Madrid al empezar a entrenar con ellos siendo todavía infantil, según Dani de la Rúa.

Aunque “cuando venía su madre a verle y se iba, la echaba de menos y lloraba”, como es lógico viviendo tan lejos de los suyos, el apoyo incondicional del resto de chicos lo compensaba todo. “Se llevaba muy bien con todos, tanto con los de baloncesto como con algunos de fútbol. No tenía problemas”, asevera Dos Anjos.

Después de acumular premios MVP y de conducir al Madrid a su primer Campeonato de España Infantil en 14 años, sólo la derrota precisamente en la final de esta competición (“Recibió mucha presión, le defendieron muy duro y resultó una desilusión para él y todo el equipo”, dice Pichel) empañó un año cadete de Doncic tan o más espectacular en 2014.

“Hubo un torneo en Italia muy mágico. Hizo unos números extraordinarios, con un repertorio de juego muy grande y una ascendencia enorme sobre todo lo que pasaba en la pista: rivales, público… Jugamos una final muy bonita allí. Fue de esos partidos en los que se generó un entorno de magia. Todo el mundo estaba muy metido en lo que pasaba en la cancha. Quizá es de los mejores momentos que he vivido como entrenador. Doncic es de esos jugadores que pueden tener tanta trascendencia que, aunque el partido sea muy importante, hacen que la atención de todo el mundo esté puesta en ellos”, ejemplifica Pichel.

Luka Doncic penetra a canasta contra el Baskonia en semifinales de Copa. Carlos Bernabé

Ese mismo año, Luka ganó el Campeonato de España Cadete de selecciones autonómicas con Madrid (en 2013 había ganado el torneo como infantil). Su técnico entonces, David Soria, nos trae otra anécdota que deja bien a las claras que Doncic ya era una realidad desde bien pequeño. Ocurrió en la final de un torneo preparatorio en Valladolid, ante una selección júnior de Oporto (Portugal).

“Al principio del último periodo, conseguimos una renta después de una buena racha. A Luka se le ocurrió coger un rebote por encima de todos, salir botando al contraataque y, al cruzarse con un defensor, hacerle un caño por debajo de las piernas. Acabó penetrando a canasta y, sobre la ayuda del último defensor, dio una asistencia pasándosela por la espalda y las piernas que acabó en mate”, describe.

“Esto no sentó muy bien al equipo contrario y en la siguiente jugada, cuando Luka iba con el balón, le hicieron una falta a destiempo y fea. Le sacaron del campo literalmente, salió rodando hasta la grada. Puso cara de sorpresa, de susto, de '¿Por qué me han hecho esto?'. Cuando le cambiamos, le explicamos que hay que saber manejar los tiempos y esas cosas que él hacía por su talento. Era el cadete de primer año enfrentándose a júniors”.

El mismo Luka de siempre

En 2015, ya como cadete de segundo año, Doncic lo ganaría todo precisamente con el equipo júnior del Madrid. A día de hoy, esa temporada aún es el hito más sobresaliente en la trayectoria de los integrantes de una plantilla de leyenda.

“Fue un momento súper importante y alegre para todos. Luka hizo muy buen torneo. Había mejorado un montón y se veía que tenía bastante nivel”, afirma Dos Anjos sobre el Torneo de L'Hospitalet. Al volver sobre la consecución del Campeonato de Madrid Júnior, se queda con que “metió esos dos tiros al final” (triples desde 8 metros en los dos últimos minutos del partido por el título ante Torrelodones).

Hizo un triple-doble (y 61 de valoración) siendo cadete. Apuntaba lejos”, sigue Santi Yusta, ahora en el Obradoiro, a colación del Campeonato de España Júnior. “Ganar la Euroliga Júnior con el Real Madrid, contra un Estrella Roja de Belgrado que nos había vencido el año anterior y encima en Madrid...”, concluye nostálgico Dani de la Rúa. Cuatro títulos, tres MVP para el rubio indomable.

“Tenía la capacidad de pasar en cualquier momento y bien”, resalta Yusta de aquella época. “Le recuerdo imparable. Jugaba muchos minutos en EBA y hacía unos numerazos muy difíciles para su edad. Me impactó su desparpajo. Si tenía que tirársela, se la tiraba. Si tenía que defender a un tío de 2,05 cuando él medía 1,90, también le defendía. Le daba igual”, prosigue de la Rúa. El mismo que saltó de la emoción en la grada con el triple que su amigo anotó ante Unicaja en su debut en la ACB. “Que le saque, que le saque por la tele”, decían el resto de sus compañeros, entre ellos Dos Anjos, mientras veían el partido juntos.

No contento con ser el jugador más joven de la historia del Real Madrid en disputar un encuentro profesional, Doncic se ha ganado jerarquía de estrella en tan sólo dos temporadas con los mayores. Si “todos los veranos crecía y ensanchaba más”, con De la Rúa y compañía preguntándose “¿Este es Luka?”, el niño no ha perdido las buenas costumbres al calor del Palacio de los Deportes madrileño.

“Creo que lo que se merece Luka es que le trates de igual, que es lo que yo he intentado hacer desde el primer día: no regalarle nada, porque él tiene la suficiente calidad técnica, táctica y física para competir al más alto nivel”, nos aseguraba Pablo Laso el pasado septiembre. “Está siempre muy atento a todo. Intenta fijarse en muchos jugadores, en jugadas que hacen en la Euroliga o en la NBA, y luego las pone en práctica. Tiene una capacidad de mejora muy grande”, explicaba Sergio Llull hace unos días.

Ha evolucionado mucho físicamente en los dos últimos años, sobre todo la temporada pasada. Le veo también mucho más estable en el tiro exterior. Esto no es fruto de la casualidad, sino del talento, las condiciones innatas y el trabajo”, considera David Soria. Él trae a colación una de las cosas que Doncic nunca ha perdido: “En cualquier ejercicio de preparación que hacíamos, a él le gustaba ganar. Incluso cuando ganaba y al equipo que perdía le tocaba correr, él también corría. Tiene ese gen competitivo y ganador, que se junta con su talento y educación”.

Draper, Thompkins, Doncic, Taylor y Maciulis celebran la Copa. Carlos Bernabé

El compañerismo tampoco ha dejado de acompañarle. Para José Luis Pichel, el detalle de consolar a los jugadores del Valencia Basket tras perder la final copera lo lleva de serie: “Luka ha tenido siempre esa capacidad empática de decir 'Este tío necesita que yo le dé una palmada en la espalda ahora'. Me parece un gesto de personalidad muy grande para un jugador que lo hacía de forma inconsciente. 'Este tío lo está pasando mal, ha fallado un tiro, tiene mala cara'… Se acercaba a él y le decía 'Oye, no pasa nada, no te preocupes'. Uno espera que jugadores de tanto nivel sean más egoístas, pero siempre fue muy cariñoso con todo el mundo”.

Queda claro que en los últimos cinco años, por mucha expectación generada, Luka Doncic no ha dejado de mantener los pies en el suelo. Y quizá ese sea el mayor de sus méritos. Hace escasas semanas, creyó a Laso cuando este bromeó con que debía disputar una final con los júniors en Coín (Málaga) horas antes de medirse al Unicaja en el Martín Carpena. “Me habla como si estuviera jugando en cadete y yo con él”, reconoce su inseparable De la Rúa.

Al fin y al cabo, la mayoría de edad de Doncic está recién estrenada, aunque en la cancha parezca todo un veterano. “Si con 18 años está haciendo lo que hace, imagina dentro de cinco años. Puede ser increíble”, sentencia Yusta.

Luka Doncic celebra una canasta contra el Valencia Basket. Carlos Bernabé

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