Sergio Rodríguez nunca pierde la compostura de niño con zapatos nuevos. Quizá da esa impresión por la sonrisa perenne que le acompaña. O quizá por la pasión que le hace desvivirse por el baloncesto: una diversión disfrazada de trabajo, un trabajo disfrazado de diversión, unos sueños cumplidos sin excepción gracias a la pelota naranja. El base canario volvió a dejar bien claro que el gran motor de su vida es el amor más puro por la canasta en su primer acto público tras regresar a España: “Siempre me va a gustar jugar”.
Con la idea de las ilusiones alcanzadas y por alcanzar más que presente gracias a Bridgestone, patrocinador del evento, el Chacho ha vuelto a nuestro país tan contento como cuando se fue. Estaba claro que las cosas en la NBA, seis años después, iban a ser diferentes. Como él mismo dijo, “antes jugaba contra gente que había visto mientras crecía”. En cambio, “ahora he sido el más veterano de mi equipo y uno de los más veteranos de la liga. Casi todas las estrellas eran menores que yo”.
Sin embargo, retomar la aventura americana no ha podido ser más excitante para Rodríguez. Ese “tener una tranquilidad o paciencia diferente para afrontar los momentos tanto personales como colectivos que iba encontrándome durante la temporada”, tras más de un lustro abonado a la presión asfixiante de los triunfos en Europa, le ha sabido a gloria. “Prácticamente toda la temporada he sentido que estaba disfrutando. Ha habido momentos en otros años en los que era muy importante el partido, el ganar… Este año no ha tocado competir por títulos. Ha tocado trabajar, ser mejor jugador y adaptarme a una liga diferente”, aseveró.
Además, sus Philadelphia 76ers necesitaban “un chute de adrenalina e ilusión grande” que, en cierta medida, se ha producido a nivel de “organización, equipo y ciudad”. “Si hubiésemos estado todos bien, se podría haber luchado por lograr los playoffs, algo que era impensable a principio de temporada”, apuntó Sergio. Le ha llegado la hora de buscar “adrenalinas diferentes” a la de ganar. Por ejemplo, la de “jugar contra los mejores que hay”.
Todo ello en una liga que dista mucho de la que abandonó en 2010 y con una readaptación de por medio. Así se lo aclaró el Chacho a EL ESPAÑOL.
¿Qué ha cambiado en la liga seis años después?
Ahora se está dando mucho valor al triple, se abre mucho el campo, hay más espacios para jugar de lo que había antes (siendo la NBA siempre una liga de juego muy abierto y dinámico). He notado esa diferencia y también las valoraciones que hacen los entrenadores de los números y las estadísticas. Ha sido un poco chocante ver la gran diferencia que hay ahora con la primera vez en la que estuve allí.
Aunque ya había estado en la NBA, ¿ha habido algún aspecto en el que se haya sentido un poco novato?
Sí. Al ser el mayor del equipo, era diferente. Veía todo desde otro prisma. Me ha costado crearme rutinas, como tenía aquí en España. Al final, sabías que tenías dos partidos cada semana, cómo tenías que entrenar el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, cómo tenías que llevar los partidos…
Aquí, con el ritmo tan loco de calendario, me ha costado el tema de las comidas, cuándo hacía físico, cuándo entrenaba, qué tenía que entrenar más y menos… Al final, lo he llevado mejor, pero al principio iba un poco a rebufo de todas esas rutinas que a mí me ayudan mucho a estructurarme y a concentrarme para los partidos.
“Poder valorar desde dentro las dificultades, las cosas que estás haciendo bien y las cosas que tienes que mejorar” ha provocado una madurez en Rodríguez. La que le lleva a decir que no le quita el sueño lo que suceda a partir del 1 de julio, cuando saldrá al mercado de verano como agente libre. Ahora sólo quiere descansar de “siete años en los que la intensidad ha sido muy grande”. Pero con el horizonte puesto en continuar en las Américas, como ratificó a este periódico.
¿El Real Madrid es pasado para usted o quizá en un futuro le veamos otra vez con la camiseta blanca?
Siempre he intentado ir poco a poco. Quizás cuando era más joven intentaba ver las cosas más a largo plazo, y ahora las quiero ver a muy corto plazo. Quiero disfrutar de cada momento. Para mí, el Madrid ha sido muy importante. Me siento madridista y siempre lo seré, pero ahora mismo es muy pronto y mi objetivo es seguir en la NBA. No me quiero plantear otra cosa que no sea descansar y entrenar bien estos dos meses.
La intención del Chacho es estar varios años en la mejor liga del mundo, aunque no olvida a su exequipo. “Veo al Madrid en una dinámica muy positiva. Tiene jugadores que llevan mucho tiempo jugando juntos, con una gran experiencia y mucho talento. La Final Four de la Euroliga va a ser complicada, porque ir a Estambul y jugar contra Fenerbahçe en el momento en el que está…”, opinó después. Aunque sentenció: “El Madrid ya sabe el camino, tiene mucha experiencia en este tipo de partidos y estoy seguro de que dará lo mejor de sí y podrá ganar”.
Tampoco se olvidó de la selección y del eterno debate de la retirada de los júniors de oro. “Llevamos cinco años con la carga emocional de si va a ser el último verano de Pau, Navarro, Felipe... y las cosas han salido bastante bien”, dijo entre risas. Para después añadir que “siempre hablamos del buen rollo que hay entre los compañeros y de la familia que se crea”, pero que “tener todos muy claro que queremos ganar y cómo queremos hacerlo también es muy importante”.
De nuevo, la victoria y su aroma embriagador. Uno del que el Chacho ha aprendido a desintoxicarse ganando 28 partidos con los Sixers, pero jugando contra LeBron James, Kawhi Leonard y James Harden, entre otras muchas estrellas. A veces, la felicidad está en los pequeños detalles y momentos. Sergio Rodríguez ha aprendido a exprimirlos al máximo, al igual que cada experiencia, para disfrutar del baloncesto y, sobre todo, de la vida: desde ayudar a un compañero que lo necesita a aprovechar el tiempo junto a su familia y amigos, descansar, mejorar y recuperarse de lesiones pasadas. Con la sonrisa siempre a mano.
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