Rudy Fernández durante el partido contra Bahamas en la final del Preolímpico.

Rudy Fernández durante el partido contra Bahamas en la final del Preolímpico. EFE.

Baloncesto

Rudy Fernández no se baja de la élite y bate récords en el baloncesto con sus sextos Juegos Olímpicos

Ningún jugador masculino de baloncesto ha participado en tantos Juegos. Cumple de este modo la promesa que le hizo a su padre y se retirará en la cita olímpica de París. 

8 julio, 2024 01:58

El vuelo de Rudy Fernández con destino París recorrerá todo su itinerario al superar la escala de Valencia, después de que anunciara hace tres meses que esta sería su última temporada como jugador profesional. Hizo una promesa su progenitor y la cumplió. "Le prometí a mi padre que los Juegos serían mi último torneo. Por eso también estoy un poco aquí, no quiero engañar a nadie". 

España deslumbró Bahamas, ganó el Preolímpico y lleva a su gran capitán a sus sextos Juegos Olímpicos, los de París. Atrás quedan Atenas, Pekín, Londres, Río de Janeiro y Tokio, un hito inalcanzable hasta la fecha en el baloncesto masculino. Entrará en otra galaxia al desempatar con Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Oscar Schmidt, Andrew Gaze y Teófilo Cruz, todos ellos con cinco participaciones olímpicas.

Le acompaña en el récord la estadounidense Diana Taurasi, que a sus 42 años también afronta su sexta participación olímpica. Su récord todavía puede ser mayor si logra la que sería su sexta presea dorada. En cuanto salten a la pista de Lille, ambos entrarán en otra dimensión. Rudy se despedirá por todo lo alto. En tiempo y forma porque a sus 39 años su papel dentro de la Selección es capital.

Aceptó el reto del Preolímpico y lo precintó con su clásica respuesta. Tras su rendimiento a sus 39 años cobra más significado aquella descripción que hizo Scariolo sobre el alero después del último oro en el Eurobasket. "Tiene la espalda mal, la rodilla mal, el cuello mal y nada le da miedo. Se tira a por todos los balones. Le duele todo, pero entra y compite en cancha como si tuviera 18 años", apuntó el seleccionador.

Así es Rudy Fernández. Un incombustible tirador que posee un muelle en sus piernas y fuego en su mirada. Capaz de levantar un pabellón con su entrega. Ninguna tarea, por desagradable que pueda parecer, le resulta imposible. Ha sabido envejecer y adaptarse a las diferentes épocas del baloncesto en general y los roles que le demandaba su club en particular. Lidera con su comportamiento más que con el verbo. 

"Increíble la sensación de poder vivir otros Juegos Olímpicos. El trabajo tiene su recompensa. Hemos creído, les hemos sabido competir y hemos estado muy agresivos. Le agradezco a la gente de Valencia que nos haya ayudado y nos haya empujado para poder estar en otros Juegos Olímpicos", asegura a pie de pista tras lograr la hazaña. 

De joven con su físico privilegiado y de veterano con su conocimiento e interpretación de las fases del juego. De tirador a experto en defensa y conector de su equipo. Tanto en el Real Madrid, club con el que ha cerrado una historia brillante, como con la Selección, con la que le queda un último baile. Aunque ya es leyenda. 261 partidos le contemplan tras haber batido el récord de internacionalidades de Navarro. 

Rudy Fernández esconce el balón ante la presión caribeña durante el partido entre España y Bahamas.

Rudy Fernández esconce el balón ante la presión caribeña durante el partido entre España y Bahamas. REUTERS.

"Ese es el gen que tiene la Familia y el gen que nos hace seguir creciendo. Llevo jugando con la selección durante dos décadas y es lo que nos han transmitido nuestros jugadores veteranos. Eso es ahora lo que tratamos de hacer los veteranos e inculcar a los jugadores jóvenes el compromiso y, sobre todo, el nombre de la Familia. Podemos tener estrellas o no estrellas, pero si competimos juntos y representamos lo que tenemos delante siempre solemos tener cosas beneficiosas", detalla el alero.

Rudy traspasará en París la barrera hacia lo desconocido en el baloncesto masculino con sus sextos Juegos. Lo ha ganado todo tanto a nivel de clubes con el Real Madrid como con la Selección. Solo se le resiste la presea olímpica dorada. En París afrontará su última oportunidad. Parece imposible, pero Rudy ya es una leyenda del baloncesto español. Solo le queda disfrutar dentro de la cancha como hace lo hacen los aficionados fuera de ella con sus exhibiciones.