El Real Madrid ha empezado a asumir lo que supone jugar dos veces por semana desde el minuto uno. Aun en plena resaca tras la victoria ante la todopoderosa NBA, el objetivo de los hombres de Laso contra el Valencia Basket era el de siempre: ganar. Tan claro lo tuvieron los blancos que rompieron la igualdad de los últimos duelos entre ambos equipos para liderar el marcador en La Fonteta de bocinazo a bocinazo. Esta vez, no hizo falta ningún 'Llullazo' decisivo en los últimos segundos. Las sensaciones casi siempre favorecieron al Madrid, fuerte en los momentos de zozobra y demoledor en sus picos de forma (75-94: narración y estadísticas).
Los visitantes prolongaron su idilio con el triple, fundamental para acabar con los Oklahoma City Thunder el lunes. El tiro exterior marcó tres momentos clave: el inicio de partido, los minutos más igualados y la sentencia en los primeros compases de la segunda parte. El Madrid se adueñó de las tres situaciones a la perfección. ¿Los principales culpables? Los de casi siempre: Rudy y Llull.
El mallorquín apenas falló desde el perímetro, siempre preparado para sacar a relucir su pericia triplista. Por su parte, el menorquín sigue en estado de gracia en este arranque de curso. Una vez más, fue protagonista en ataque y, además, se convirtió en el máximo pasador histórico del Madrid en la era ACB. Están 'on fire' estos baleares, que diría aquél.
Y, para no desentonar con los exteriores, la pintura blanca también mostró sus mejores galas. Entre los nuevos, Hunter aportó en cada minuto en pista, como empieza a acostumbrar, y Randolph cada vez se gusta más, así que las noticias fueron inmejorables. Entre los ya reincidentes, Ayón rebasó la decena de puntos aunque no estuvo tan lúcido como en otras jornadas.
Si hubo algo que marcó las diferencias del todo, eso fue la defensa. Con solidez atrás desde el principio, el Madrid pudo desarrollar su juego desenfadado en ataque sin demasiados sobresaltos. Así fue como el gran segundo cuarto del Valencia Basket acabó cayendo en saco roto. De nada sirvieron la buena lectura de juego de Vives, los puntos interiores de Dubljevic y Sikma o los triples de Thomas y Sato. No poder seguir el ritmo madridista en la apertura de ambas mitades de partido acabó resultando demoledor para sus opciones de triunfo.
¿Y qué sería del baloncesto sin los intangibles? Aparecieron para decantar la balanza del lado visitante, y de qué manera. Cuando los locales más apretaron en el electrónico, llegando al descanso, ahí estuvo Nocioni para desatascar la ofensiva del Madrid. Nada más salir del vestuario en la segunda mitad, Luka Doncic volvió a estar en todas partes para los suyos a base de puntos, rebotes, tapones y asistencias. Qué difícil no situarle como futuro Top 10 o 5 del Draft de la NBA haciendo tanto y tan bien.
Así, el suspense desapareció del mapa por completo en los últimos 20 minutos. El vigente campeón se desmelenó definitivamente y ya nada se pudo hacer para impedir su nueva exhibición. Sin duda, al Madrid le sobró la consistencia de la que apenas hizo gala un Valencia mucho menos temible que el de los últimos compromisos contra los blancos.
Una buena noticia para Laso y compañía antes de disfrutar de un merecido descanso este fin de semana y de inaugurar la Euroliga el próximo miércoles. Atrás queda ya el tormentoso debut liguero del curso pasado ante los taronja. Ahora, el Madrid asusta mucho más. Y sus hombres no parecen para nada dispuestos a dejar de pisar el acelerador. Mientras el físico aguante, toca disfrutar. Si puede ser a base de anotaciones centenarias (o casi), mejor que mejor.