Luka Doncic todavía no tiene claro si este va a ser su último año en el Real Madrid. Mientras que para el común de los mortales parece evidente que se irá a la NBA (y más con una buena posición en el Draft de por medio), el niño quiere disfrutar del momento. Apropiarse del carpe diem y dejar instantáneas para el recuerdo, unas cuantas a poder ser, en la Euroliga. Competición fetiche y escaparate inmejorable por actuaciones como la de este jueves ante el Efes, la mejor de su carrera en la máxima competición europea y crucial para el debut satisfactorio de los suyos [Narración y estadísticas: 74-88].
El enésimo día de gloria del hombre con cuerpo de niño rozó la perfección. Tuvo de todo: anotación (27 puntos), rebotes (cuatro), asistencias (también cuatro) y unos porcentajes de tiro prácticamente intachables. De dos (6/8), de tres (3/6) y desde el tiro libre (6/7). Doncic quiere tomarse en serio lo de sustituir a Llull en el Viejo Continente nada más empezar. Él marcó los minutos de juego más sobresalientes del Madrid en lo que va de temporada, gestados en ciertos momentos de ambos cuartos pares. Más allá de esto, el equipo blanco se ganó el notable en el primer acto y amagó con el naufragio, aunque sin consecuencias, durante unos cuantos minutos.
Sí, a pesar del gran inicio y final de encuentro de Gustavo Ayón, de las rachas más que oportunas y notorias de Anthony Randolph o de la intendencia fundamental de Felipe Reyes, hubo motivos para sufrir. Ya en la primera mitad, en la que los de Laso llegaron a vencer por hasta 18 puntos, el Efes demostró que no iba a ser ninguna comparsa, como el Zaragoza el pasado fin de semana. El Madrid corrió, deleitó (varios highlights deliciosos en el segundo periodo) y hasta amenazó con echar el candado al marcador, pero los jugadores contrarios no eran cojos precisamente.
Ya desde el salto inicial, quedó claro quiénes iban a sacarles las castañas del fuego a los turcos: Errick McCollum, Ricky Ledo y Bryant Dunston. El primero, con una fe inquebrantable, dejó a los blancos sin la casi veintena de puntos favorables que llegaron a manejar en un visto y no visto. El segundo, con un tercer cuarto para enmarcar (hasta 10 puntos seguidos vía penetraciones), acabó de motivar el suspense. Y ya bien entrado el partido, porque el Efes se colocó a dos puntos en pleno acto final. El tercero, como era de esperar, dictó sentencia bajo tableros en todo momento.
Así da gusto cambiar tu plantilla casi al completo (nueve fichajes este verano) de una temporada para otra. Y si encima te entrena un tal Perasovic… No es de extrañar que el cortocircuito del Madrid nunca acabara de arreglarse entre la mitad del segundo cuarto y el inicio del último. Pero, como la última vez, no hubo electrocución ni de lejos cuando el bocinazo empezó a acercarse.
Los grandes equipos no se cortan nada con la crueldad, desactivando a sus adversarios en cuanto les viene en gana, jugando con sus ilusiones sin escatimar descaro ni importar lo mucho o poco que quede por jugar. A los killers les pasa lo mismo. Es decir, a un Doncic que volvió a encumbrarse en Estambul y que cuando más pudo peligrar la victoria madrileña la ató sin compasión. Tres jugadas (canasta de Carroll a pase de Ayón, triple de Randolph y otro más de la perla balcánica), 0-8 de parcial en un parpadeo y fin de la cita. En la que, por cierto, debutó Chasson Randle.
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