Cuando en tu debut en el instituto ya anotas 27 puntos con apenas 13 años, es difícil no estar predestinado a hacer grandes cosas. A los 15, LaMelo Ball ha subido todavía más su listón con un partido inolvidable: 92 puntos (41 en el último cuarto, 63 en toda la segunda parte) que le dieron la victoria a Chino Hills contra Los Osos (143-123).
Encestar 30 de 39 tiros de dos, 7 de 22 triples y 11 de 14 tiros libres este 7 de febrero (más 7 asistencias) sirvió a Ball para hacer añicos los anteriores récords anotadores de sus dos hermanos en el centro. Lonzo, el mayor y base como LaMelo, logró 38 puntos. Ahora disputa a buen nivel su primera temporada universitaria en UCLA, donde también se han comprometido a jugar sus hermanos, y suena como número uno del próximo Draft de la NBA. El mediano, LiAngelo, que juega de escolta o alero, encestó 72 en su momento. Por algo es el máximo anotador de Chino Hills esta temporada, ausente en la gran noche de LaMelo, el Ball que llegará más lejos según su padre, LaVar.
"Nunca ha jugado con chavales de su edad. Por eso es tan fácil para él en el instituto. Ha jugado con sub17 desde que tenía 11 años. Jugaba contra gente de octavo grado (13-14 años) cuando él tenía 6 o 7. No es nada nuevo para él", declaró en The Ringer el patriarca de la familia (él y su mujer, Tina, también tuvieron su idilio con las canastas en la universidad. Incluso fue jugador profesional de fútbol americano). La proyección de LaMelo es tal que, con 14 años, ya era más alto de lo que lo eran Lonzo y LiAngelo a su edad.
Si por separado ya resultan una amenaza considerable, los hermanos Ball resultan letales juntos. Lo demostraron desde pequeños, jugando en distintos equipos a las órdenes de su padre. Pero, sobre todo, la pasada temporada, la única en la que los tres coincidieron en Chino Hills: era el último curso de instituto de Lonzo y el primero de LaMelo. Acompañados por su primo, Andre Ball, fueron campeones estatales de California.
Y no sólo eso: el equipo terminó invicto el año y fue designado el mejor de todo Estados Unidos a nivel high school. Los Huskies llegaron a amasar una cifra de puntos totales anotados a sus oponentes superior a la de los mismísimos Golden State Warriors, con los Ball teniendo siempre presente el juego rápido que les inculcó su progenitor desde que apenas levantaban unos palmos del suelo.
Tantas buenas vibraciones destiló LaMelo nada más ponerse la camiseta de los Huskies que no supo lo que era perder hasta el pasado 5 de febrero: ¡60 victorias consecutivas desde que debutó! Y se resarció a lo grande. Eso sí, ya había acaparado titulares con sabor NBA antes de superar en 11 puntos los 81 de Kobe Bryant en 2006 y de quedarse a tan sólo ocho de los mastodónticos 100 de Wilt Chamberlain en 1962, lejos del récord de instituto de Danny Heater, con 135, en 1960.
Porque, el pasado diciembre, como si nada, el chaval se jugó un lanzamiento desde media pista en la primera posesión del primer cuarto de un partido. Y lo encestó, claro. Y se le comparó con Stephen Curry, oh sorpresa. Y en ese mismo encuentro, para rizar el rizo, dio un pase de alley-oop digno de todo un All-Star.
El talento para ser una futura estrella está ahí, pero el carisma tampoco se queda atrás. No sólo por el pelo afro a lo Jeff Taylor, que apunta maneras, sino porque LaMelo dedicó sus 92 puntos a Alexis Anderson, una compañera de clase que fue operada de emergencia del corazón antes del partido. Con final feliz también para ella.
Sin embargo, no todo son loas para el benjamín de los Ball. "Esto es una broma. Va contra todo lo que representa la Federación Interescolar de California. Los Ball son muy talentosos y unos grandes jugadores, pero esto es vergonzoso para las competiciones deportivas de instituto. Llevo entrenando 35 años y estamos convirtiéndolas al individualismo", afirmó tras el partido el entrenador derrotado, Dave Smith. También criticó las faltas a propósito de los jugadores de Chino Hills para alargar el partido desde el tiro libre y posibilitar una mayor anotación de LaMelo.
A partir de ahora, convivir con los halagos y las críticas será el pan de cada día para quien ya es el número 1 de Chino Hills. A él, como a sus hermanos, aún le queda mucho camino por recorrer para llevar ese mismo dorsal a cotas más elevadas. Quién sabe si hasta la leyenda, por muy pronto que sea para discernirlo. Porque, ¿cuál es la última sílaba de 'baloncesto' en inglés? Efectivamente, Ball.
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