Nacido y criado en Memphis, Lorenzen Wright fue uno de los ídolos de la afición desde la universidad, llegando incluso a disputar a Pau Gasol galones en el quinteto del equipo NBA en los inicios en la liga de la estrella española. También jugaría en Los Ángeles Clippers, Atlanta Hawks, Sacramento Kings y Cleveland Cavaliers antes de retirarse a los 32 años dejando un gran número de amigos y compañeros. Muchos de ellos acudieron a su funeral celebrado en el FedExForum de la ciudad de Tennessee.
Mientras Anfernee Hardaway o Elliot Perry despedían a su amigo, su esposa, Sherra Wright, declaraba a la Policía haber visto a Lorenzen salir de casa “cargando dinero y una caja de drogas” el 18 de julio de 2010. Fue la madre del jugador la que tuvo que denunciar la desaparición y no fue hasta 10 días después cuando le hallaron. Tiempo suficiente para que el calor en el bosque de los suburbios de Memphis -donde fue encontrado- borrara casi todas las evidencias que ahora parecen volver del pasado tiñendo de negro la semana prenavideña en la NBA. Un “flash back” a la altura de Perdición, la obra maestra de Billy Wilder.
"Sólo quería verlo muerto"
Uno de los factores que hacen del cine negro un género apasionante es la presencia de la “femme fatale”. La fascinación por el mal, punto de partida de tantas ficciones, cobra una nueva dimensión desde que en los años 40 irrumpiera este tipo de personaje. Subyugante arquetipo sobre el que se construyeron algunas de las obras maestras de nuestro tiempo, como la “Double Indemnity” (1944) del precursor Billy Wilder, donde Bárbara Stanwyck afirmaba sobre su marido “I only wanted him dead” (sólo quería verlo muerto). Pero esto no era una película.
La mayor industria de entretenimiento deportivo del mundo se estremecía el pasado fin de semana con la presencia de Sherra Yvette Wright-Robinson en todos los noticiarios del país siete años después del asesinato de su marido. Arrestada en Riverside (California) el viernes, 15 de diciembre, por conspirar para eliminar a Lorenzen Wright, declara esta semana ante la Fiscalía estadounidense.
El otro triángulo
Como si fuera Barbara Stanwyck en la genial película de Wilder, Sherra Yvette sedujo “presuntamente” a Billy Turner, con quien acudía frecuentemente a la iglesia, para que acribillara a tiros a su marido de 34 años, recién retirado de la práctica del baloncesto. El móvil: cobrar la póliza de seguros de un millón de dólares vinculada a la muerte de su pareja.
Turner fue arrestado, aunque se declaró inocente. Aguantó los interrogatorios y la incapacidad para encontrar el arma del crimen frenó a los investigadores. El empeño de la madre del ex jugador, que militó durante 13 temporadas en la NBA, impidió que el caso se cerrara. Y la aparición del arma homicida ha reactivado una investigación que ha acabado con la ex mujer en prisión preventiva y una oleada de mensajes en redes sociales contrarios a la “femme fatale” de la NBA, involucrada en una relación a tres bandas que no tiene nada que ver con el célebre triángulo zen del maestro Phil Jackson.
Según la fiscalía del condado de Shelby, hubo incluso un primer intento de asesinato unos meses antes. Entre abril y julio de 2010, Sherra convenció a Turner para reclutar a un tercer cómplice, aún no detenido, con el que planearon el asesinato llegando a adquirir incluso varias armas de fuego. Aunque finalmente el plan falló.
Suegra y nuera tuvieron diversos enfrentamientos, incluyendo uno en los juzgados sobre el destino del millón de euros cobrados. La esposa tuvo que comprometerse en emplearlos en la manutención de sus seis hijos. Pero, tras conocer que su nuera por fin había sido detenida, declaró a WREG-TV: “Gracias, Jesús. Tienes que orar por lo que quieres y eso es lo que hice". Un final digno de Perdición.
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