Es curioso cómo se puede pasar en un momento de la placidez al caos. Una jornada que no estaba teniendo ningún tipo de interés se ha convertido en un descontrol donde los ataques y las caídas han acabado por añadir en los últimos kilómetros el nerviosismo que no había existido durante las casi cuatro horas de carrera. Y ahí ha aparecido Gianni Meersman, uno de esos corredores que nunca estará en la primera fila de los sprinters, pero que aprovecha sus oportunidades cuando éstos renuncian. [Así te hemos contado la segunda etapa]
Y en una carrera como la Vuelta, donde los velocistas sabían que iban a tener escasas opciones de victoria, el belga tiene una enorme oportunidad de ‘mojar’ muchas veces. Además, teniendo cuenta que no tiene contrato –al menos oficialmente- para la temporada 2017, esta victoria cobra una dimensión aún mayor para él: “No he firmado nada aún, veremos en los próximos días”, ha dicho después. La llegada fue un puro descontrol, en parte, por la ausencia de un ‘treno’ organizado hasta que Etixx apareció, ya dentro del último kilómetro. Segundo fue Michael Schwarzmann (Bora-Argon 18), que ha reconocido que tuvo que andar a empujones en los últimos 200 metros para poder esprintar. [Así está la clasificación general]
Meersman aprovecha así la primera ocasión antes del primer díptico de finales en alto de esta Vuelta a España. “Hay que materializar cada oportunidad que se tenga”. Lo sabe porque son pocas, y porque llevaba año y medio sin ganar antes de volver a la senda del triunfo al máximo nivel en una jornada con casi cuatro horas de calma chicha y unos cuantos kilómetros de tormenta. Sirva como prueba que la llegada se produjo con 10 minutos de retraso sobre el peor horario previsto.
Para los favoritos, el día ha sido de lo más plácido hasta la entrada a Baiona, en que las propias fuerzas y la lucha por la posición ha llevado a varias caídas. Afortunadamente no han sido masivas y sólo Lagutin (Katusha) y Ryan Anderson (Direct Energy) han acabado besando el suelo. Sobre todo éste último ha dado el susto al pasarse varios minutos inmóvil en el piso. Las caídas han provocado algunos pequeños cortes en el pelotón pero ya en la zona protegida de los tres últimos kilómetros.
Más allá de eso, la jornada no tuvo más historia ni glamour que el de ver a todo un ex campeón del mundo como Philippe Gilbert atacando por las carreteras gallegas. El belga logró bonificar con tres segundos en Vigo y se acerca un poco en la general, teniendo en cuenta que el final de mañana puede ser propicio para él. O para su mejor versión, al menos.
El maillot rojo, por otra parte, cambia de dueño pero se queda en el equipo Sky. Michal Kwiatkowski, que entró a meta en cuarta posición, desplaza a Kennaugh por puestos. “Me lo ofreció él mismo, me dijo que si quería disputar la llegada y vestir el maillot. Cuando nos aseguramos de que Froome estaba a salvo, decidimos empezar a jugar”, ha admitido el polaco. La megaescuadra británica sigue con la prenda sobre los hombros antes del primer test para los favoritos: la explosiva llegada de mañana al Mirador de Ézaro y sus rampas de hasta el 29 por ciento, que empezarán a separar el grano de la paja.
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