En la salida de Lieja, Alejandro Valverde contesta a la típica entrevista pre-carrera con respuestas típicas. Llega en un gran estado de forma, sí: lo corroboró este miércoles ganando la Flecha Valona por quinta vez en su vida deportiva. Tiene un gran equipo, sí: un bloque coral, sólido, en el cual José Joaquín Rojas y Dani Moreno se distinguen como excelentes alfiles aunque estén lejos de ser capaces de luchar por la victoria. Lieja-Bastogne-Lieja es una de las carreras más importantes de la temporada, sí: es uno de los cinco Monumentos del ciclismo, caracterizado por una acumulación de cotas que extenúan las piernas del pelotón a lo largo de 260 kilómetros.
El guión se rompe cuando un segundo entrevistador le inquiere por Michele Scarponi, ciclista italiano carismático hasta lo magnético trágicamente fallecido este sábado, embestido por una furgoneta cuando apenas estaba comenzando su entrenamiento del día. Entonces, al ‘Bala’ le tiembla el semblante sereno por ese coetáneo con el cual ha compartido década y media de pelotón: de experiencias, de alegrías, de miserias, de bromas, de tensiones, de emocionantes carreras y de aburridas concentraciones en altura.
‘Scarpa’ formaba parte de su familia ciclista, y no era un miembro común por lo que tenía de extraordinaria la persona. Por eso procede pensar en su esposa Anna y en sus hijos gemelos Giacomo y Tomasso y tener para ellos, para él, un gesto que vaya más allá de las palabras. “Si yo gano, los premios serán para la familia de Scarponi”.
Ocho horas después, Alejandro Valverde ha ganado la edición 2017 de la Lieja-Bastoña-Lieja. Ha sido una carrera muy táctica, e incluso sosa para el espectador. Varios corredores de altísimo nivel han intentado romperla sin éxito: Tim Wellens, Sergio Henao, Davide Formolo. El último en probar suerte, ya dentro del último kilómetro, ha sido Dan Martin.
Pero al irlandés de Quick-Step no le funciona ese demarraje que le dio la victoria aquí hace cuatro años. La razón es el ‘Bala’, que arranca una vez para neutralizarle y otra para superarle. Y se impone, claro, porque es el ‘Bala’ y se encuentra en el mejor momento de forma física y de inspiración de toda su vida deportiva.
Transcurren unos minutos de celebraciones y emociones antes de que Valverde vuelva a enfrentarse a la cámara y el micrófono para otra entrevista típica, cuya primera pregunta no le convence. “Mis primeras palabras…” Arranca desoyendo a su interlocutor, y para porque vuelve a aparecer el temblor. “Esta victoria va dedicada para Michele Scarponi”. Se estremece. “Era muy buen amigo mío y la verdad es que fue una auténtica…”, solloza, “lo siento”, retoma, “una auténtica pena, y también quiero decir que los premios de esta victoria son para su familia, para ellos”.
Son lágrimas de humanidad, de empatía. “La noticia me dejó helado”, elabora más tarde. “Me quedé realmente mal. No sólo yo, sino todo el equipo, el público, el ciclismo en general”. El triunfo de Valverde, y el llanto posterior, fueron el mejor homenaje posible para Scarponi, la mejor forma de entrelazar dos vidas paralelas de personas unidas por mil afinidades y circunstancias: la edad, la gloria pasada y presente, la responsabilidad en sus respectivos equipos, el mal trago de una sanción por dopaje, la simpatía, la sencillez, los hijos pequeños, la alegría de vivir sobre una bicicleta. Sólo una furgoneta apeó al italiano del camino que ambos compartían.
Otros dos ángulos engrandecen la victoria de Valverde en Lieja-Bastoña-Lieja. Uno es el estadístico: es la cuarta que consigue, lo cual le sitúa a sólo una del récordman Eddy Merckx. Otro es la actual temporada: el murciano ha completado un primer tercio de campaña espectacular, casi sin parangón en la historia reciente.
En estos tres meses, el ‘Bala’ ha competido 26 días: sólo en uno no se ha clasificado entre los 20 primeros. Ha acumulado 11 triunfos, incluyendo las generales de las tres vueltas por etapas que ha disputado (Andalucía, Catalunya y País Vasco); y, como colofón, dos clásicas de las Ardenas más para nutrir su excelso y extenso palmarés. Ahora le toca descansar: en el horizonte se atisba el reto de subir de nuevo al podio del Tour de Francia al tiempo que aúpa a Nairo Quintana al cajón más alto.
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