Las opciones del ciclismo español de ganar la edición número 100 del Giro de Italia tienen nombre y apellidos: Mikel Landa Meana. El alavés del conjunto Sky es el único entre los nuestros que puede pelear por llegar a Milán con la ‘Maglia Rosa’ sobre los hombros. No lo va a tener fácil porque la nómina de favoritos es amplia, quizás más que nunca. Casi todos los equipos presentan al menos un corredor capaz de pelear la clasificación general. Pero ese no es el mayor de sus problemas.
Donde de verdad tiene Landa enormes dificultades es dentro, en ‘casa’. Y es que en el equipo Sky consideran que Geraint Thomas, gregario de lujo de toda la vida, merece ya la oportunidad de afrontar una ‘Grande’ con libertad. Así que por primera vez la poderosa escuadra británica apostará por la bicefalia con dos jefes de fila. Algo que también está por ver si funcionará, pues los corredores que dirigen Brailsford y Cioni siempre han funcionado en las grandes vueltas bajo un liderazgo jerárquico centrado en una única figura.
El problema es que, al menos hasta ahora, Thomas ha terminado por delante de Landa en todas las competiciones donde han coincidido. El galés ganó una etapa en Tirreno-Adriático y acabó quinto en la general, mientras Landa no apareció con los mejores en ningún momento. En la Volta trabajaron para Froome y todo salió mal, pero peor para el vasco que acabaría abandonando. Y el reciente Tour de los Alpes fue dominado por Thomas con una autoridad hasta ahora desconocida en él. Incluso ganó, desde atrás, la etapa reina dando alcance y derrotando al propio Landa –que iba por delante con Pozzovivo- antes de la línea de meta. Thomas llega muy bien. Quizás demasiado en forma para abordar una vuelta de tres semanas.
Dos mitades
Desde que se enteró de que compartiría galones, Landa ha preferido ver la parte positiva. Así lo dejó claro en una entrevista con este mismo medio hace ya un par de meses: “Somos dos corredores distintos, por cualidades y forma de correr. Podemos complementarnos bien y ser dos rivales que den mucha guerra. Tenemos muchas posibilidades tácticas”, explicaba entonces. Ahora sigue ahondando en la misma idea, pero también hace cálculos para llegar en una posición que le acabe beneficiando.
Landa y Thomas difieren en casi todo. El vasco es escalador, instintivo y explosivo. El galés, más rodador, diésel y frío. También el diseño del Giro contempla dos mitades bien diferenciadas: una primera que le sienta bien a Thomas. La segunda parte es mejor para Landa. Por eso quiere llegar ‘vivo’ en la carrera a la última semana. Sabe que es donde se concentra gran parte de la dureza. Ni una etapa relativamente tranquila desde el martes al domingo.
Realmente, hasta la contrarreloj que marca el ecuador del Giro, Thomas sólo tiene que salvar la subida al Etna que será este martes en la cuarta etapa. Los puertos especialmente largos, cercanos a la hora de esfuerzo, se le atragantan al galés. Pero este llega pronto y es probable que pueda salvarlo. También el Blockhaus, que se sube en la novena jornada y se presenta como único puerto en un día corto de 149 kilómetros. Después, el descanso y la contrarreloj de Montefalco, de donde, si sigue mostrando la misma condición que se le ha visto, es hasta candidato a salir vestido de rosa. Además de ser una crono larga, dura y decisiva ‘per se’, el hecho de que venga tras un descanso es puro veneno. Siempre falla alguien tras el día libre.
Pero a partir de ahí las cosas cambian. El Giro se llena de puertos encadenados, subidas de más de 2.000 metros de altitud y etapas largas. Todavía quedarán para acabar la segunda semana Oropa, otra jornada corta y unipuerto de esas que jalonan la Vuelta a España, y el final en Bergamo, ciudad que acoge la meta de Il Lombardia. Pero desde el martes 23 al domingo 29 se acaban las concesiones. La semana final empieza el martes –alerta: día después de descanso- con el ‘Tappone’ que concentra al Mortirolo –‘cima Scarponi’ este año, en honor al ciclista mortalmente atropellado-, la ‘Cima Coppi’ en los 2.757 metros del Stelvio y Giogo di Santa Maria antes de llegar a Bormio. En los días siguientes se suben Tonale, Pordoi, Valparola, Monte Grappa y Foza entre otros. Es ‘territorio Landa’: alta montaña, sin más.
Los de fuera
Sin embargo, hay otros corredores ya fuera de la estructura Sky que también tienen en esa última semana su terreno favorito, tanto por la orografía como por la acumulación de desgaste. El primero de ellos es Vincenzo Nibali, el ‘Tiburón’, que busca su tercera corona y que además sabe que Italia apuesta por él en este #Giro100. Hay quien dice que ya no está al nivel de antes, pero tal vez eso lo vuelva incluso más peligroso porque el de Messina cuando no tiene nada que perder pasa al ataque sin importarle el mañana. Y en este ciclismo moderno, donde todo está medido, se corre pensando en el día siguiente y los puestos de honor son un tesoro que custodiar, un hombre dispuesto a dinamitar una carrera es una bendición. Y da miedo al resto.
También suele reaccionar bien a una tercera semana tan dura Nairo Quintana. El colombiano de Movistar que quiere hacer el doblete que nadie logra desde 1998: ganar Giro y Tour. El último en hacerlo fue Marco Pantani, y desde entonces nadie que lo intentara lo ha logrado. Tampoco Contador. “Siento que es el momento de hacerlo, que es ahora o nunca”, dijo Nairo recientemente en una entrevista difundida por su equipo. Tiene 27 años y sólo le falta el Tour. El resto de favoritos se divide entre quienes buscan revancha, los que acuden al Giro para cambiar de aires y los que tienen, como Thomas, más opciones de destacar en la primera mitad que en la segunda y definitiva.
Así, Kruijswijk y Zakarin entran en este primer grupo, deseando resarcirse del infausto descenso al Agnello el año pasado donde estrellaron sus huesos y sus opciones. Pinot, Mollema y Van Garderen buscan en Italia el protagonismo que no tienen en el Tour. El primero, por su debilidad ante la presión. Los otros dos, porque en la ronda gala acudirán como gregarios de Contador y Porte, respectivamente. Mientras, Bob Jungels o Tom Dumoulin responden al perfil de grandes rodadores que se defienden bien cuesta arriba, pero a los que esa última semana se les puede hacer eterna. Como a Geraint Thomas. El enemigo que Mikel Landa tiene en casa en su camino hacia la conquista del Giro. La carrera en la que explotó en 2015 y ahora ambiciona tras el intento fallido del año pasado.
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