El australiano Caleb Ewan (Orica), otro "misíl" de 22 años, los mismos que Fernando Gaviria, impidió el triplete del colombiano con un ajustado triunfo al sprint en la séptima etapa disputada entre Castrovillari y Alberobello, de 224 kilómetros, en la que el Luxemburgués Bob Jungels mantuvo la maglia rosa. [Así les hemos contado la séptima etapa del Giro de Italia]
Una manera brillante de rematar la faena por parte de Caleb Ewan, otra perla del ciclismo "aussie" curtida en la pista, que pide paso entre los grandes del sprint. Después de su abandono del año pasado tenía la espina clavada y esta vez logró estrenarse en un ajustado duelo a Fernando Gaviria y al irlandés Sam Bennett (Bora).
El ciclista de Sidney firmó su séptima victoria de la temporada, que comenzó de manera espectacular arrasando con 4 en el Tour Down Under y una en la clásica previa. Luego apareció de nuevo en Abu Dabi y en el Giro sumó en otra prueba grande. En 2015 se dio a conocer por todo lo alto en la Vuelta imponiéndose en Alcalá de Guadaira.
Entre joven velocistas anda el juego. De nuevo se quedó en puertas el alemán André Greipel,mal colocado en la recta de meta, encerrado a la hora de salir a la rueda que marcaba, la de Gaviria. El "Gorila" finalizó cuarto.
Un final muy nervioso y rápido cortó el grupo, pero a 2 segundos llegaron los favoritos, con el líder y demás candidatos, contando todos las horas de verse las caras de nuevo en su terreno, el domingo en el Blockhaus.
Hasta que la montaña cambie las puestos de honor, Jungels se abraza a la maglia rosa, con Geraint Thomas (Sky) a 6 segundos y Adam Yates a 10, dando tiempo a los Nibali,Dumoulin, Quintana, Mollema y Landa.
Era la segunda más larga de la presente edición, que no pasó a la historia por sus grandes emociones. Una escapada a dos a cargo de Fonzi (Wilier) y Kozonchuk (Gazprom) se mantuvo durante más de 200 kilómetros. Fuga estéril si no fuera porque sus equipos son de los invitados al Giro y deben asomar para justificar la gentileza de la organización, además de "chupar" cámara y mostrar al mundo sus maillots.
El peregrinaje de la avanzadilla por la provincia de Bari se acabó a 16 kilómetros de Alberobello, pequeña localidad que aporta la belleza de los "trullos", casas de piedra con techo abovedado declaradas Patrimonio de la Humanidad. Y cerca empezó los momentos emocionantes que toda etapa tiene.
El Sky, como viene siendo habitual en finales con peligro potencial, tomó el mando para controlar en cabeza bajo el implacable impulso de su locomotora bielorrusa Kiryenka. Zona estrecha y de curvas que aconsejaban a los favoritos ir delante.
Pasado el apuro la escuadra británica dejó el protagonismo a quien lo quisiera asumir, que fueron unos cuantos. Saltó como el primer día el austríaco Potslberger y abrió hueco. Como ya le conocían fueron a por él y lo redujeron.
Ya dentro de la recta de meta Gaviria observó movimientos mientras el argentino Richeze miraba para ver si su jefe saltaba. No lo hizo. Justo lo contrario que Ewan, por sorpresa, de lejos, para ganar unos metros. Suficientes para estrenarse en el Giro.
Este sábado la octava etapa llevará al pelotón de Molfetta a Paschici, a través de 189 kilómetros.
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