El colombiano Fernando Gaviria (Quick Step) demostró que es el mejor sprinter del Giro con un triunfo inapelable, el tercero que logra en la edición del Centenario, en la etapa más larga, entre Forlì y Reggio Emilia, de 229 kilómetros, en la que el holandés Tom Dumoulin (Sunweb) mantuvo la 'maglia' rosa de líder.
Gaviria, debutante en la carrera rosa con 22 años, llegó a la salida de Cerdeña "a aprender" y enseguida tomó el pulso al Giro con el triunfo en Cagliari. Repitió en Mesina y en la Italia peninsular señaló con sus dedos el número tres. Un triplete para el Misil, que supone la cuarta victoria colombiana y la vigésima quinta de los corredores de su país en la "corsa rosa".
El ciclista de La Ceja volvió a deleitar a su familia, presente en la línea de meta. Sus padres y hermana, también ciclista, vieron cómo Fernando, vestido con la flamante "maglia ciclamino" por puntos superó al italiano Jakub Marecko (Wilier) y al irlandés Sam Bennett (Bora).
Una victoria grande para un hombre modesto, que rechaza admitir que es el mejor velocista del Giro. "No, de ninguna manera, el mejor es André Greipel, que por algo es el que más victorias tiene en su enorme palmarés". Ante todo un respeto a la edad y galones del "Gorila de Rostock", anulado por la pujanza del colombiano, un auténtico huracán en las rectas de meta.
Una jornada maratoniana, más de cinco horas sobre la bicicleta, previsible, de las que tratan de tachar los favoritos en su calendario sin incidentes. Lo lograron todos. Dumoulin volvió a la ceremonia rosa por tercera vez consecutiva.
Distancias intactas en espera de Oropa el próximo sábado. Es decir, 2.23 a Nairo Quintana, 2.38 a Bauke Mollema, 2.40 a Pinot, 2.47 a Nibali y 3.05 al costarricense Andrey Amador.
Una etapa con perfil partido en dos: una primera parte ondulada con un puerto de segunda (Colla di Casaglia) y otro de tercera (Valico Appenninico), lugares donde se aplicó el español Omar Fraile, feliz con su triunfo de etapa en la víspera, para puntuar en ambas cotas y ponerse al frente de la clasificación de la montaña. Subió al podio el de Santurce para ponerse la "maglia azzurra" de mejor escalador. Mantenerla y luchar por otra etapa serán sus alicientes hasta el final.
A pesar de tratarse de una jornada interminable, no faltaron los valientes que viven de sueños imposibles y de hacer visible el maillot de los equipos invitados. Pronto saltaron los italianos Maestri (Bardiani) y Marcato (EAU) y el ruso Firsanov (Gazprom).
Después de más de 200 kilómetros en fuga, el pelotón dijo basta y absorbió a los aventureros a 7 de meta. Ya estaban en marcha los trenes del Lotto Soudal, Bora, Quick-Step y Orica-Scott. Los guepardos olían la presa y sus secuaces luchaban por coger la mejor posición de acceso al podio.
Lo intentó de nuevo con ahínco el Bora para Bennett, pero nadie regala nada en el Giro. En la recta de meta el argentino Richeze volvió a lanzar como un cohete a Gaviria, quien arrancó con el poder del que se sabe superior a sus rivales, y con la clase que le condujo a su séptima victoria del año. De momento, es el mejor. Sin duda. Aunque su modestia y gentileza señale a su gran rival alemán.
La decimotercera etapa del Giro llevará al pelotón de Reggio Emilia a Tortona, a través de 162 kilómetros llanos. Oportunidad para los velocistas
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