“Mi favorito para hoy es Dumoulin”, había dicho Nibali antes de salir en Castellania. Y el ‘Tiburón’ no se equivocaba. Después de la llegada a Oropa, el líder es todavía más fuerte. No sólo ha logrado sujetar a un Quintana que se está mostrando todo lo beligerante que puede, sino que además lo ha rematado inmisericordemente para celebrarlo con un gesto de rabia. Y otro detalle que no ha pasado inadvertido. Tras echar abajo los ataques del colombiano le ha cambiado el ritmo, lo ha mirado justo al ponerse a su par y luego ha seguido encabezando la subida hasta meta. La interpretación es clara: “Aquí mando yo”. [Así te hemos contado la 14ª etapa del Giro de Italia]
El paralelismo entre Tom Dumoulin y Miguel Indurain lleva varios días siendo tendencia en los corrillos ciclistas. Pero hay una importante diferencia: el neerlandés está ganando etapas también en los puertos. Y para quien piense que la frase anterior sólo va por lo de esta tarde, que eche la vista atrás hacia la Vuelta a España 2015. Aquella que perdió ante Fabio Aru por quedarse solo donde no debía. Cierto que, de todo lo que queda de Giro, la jornada de este era la que mejor le venía. Pero su forma de subir llega a ser exasperante para los rivales. Siempre como una sombra amenazante sin entrar al trapo de los ataques enemigos para ir apareciendo siempre ahí, al fondo de donde alcanza la vista, con la casaca rosa y engrandeciéndose a medida que se acercaba la línea de meta.
Nairo acepta la derrota: “Nos ha vuelto a ganar. La pelea ahora es entre él y yo. Zakarin también está bien y al resto los tenemos controlados”, ha dicho. Tampoco es que se pueda reprochar nada al que hasta hace unos días era el máximo favorito y ahora es el máximo aspirante a ganar en Milán. Movistar lo ha intentado poniendo ese tren que en el Tour queda reservado para el equipo Sky. Pensando en un ataque de Nairo, el equipo ‘telefónico’ ha puesto el ritmo suficiente para destrozar el pelotón una vez más. El tren final ya está definido: cuando entre Víctor De la Parte a tirar significa que el mazazo de Quintana está cerca. Tras el alavés llega Winner Anacona y, como último hombre, Amador.
Este sábado el costarricense ha fallado y Nairo se ha lanzado en primera persona a más de cuatro kilómetros para meta. Con toda la voluntad de empezar ya a limar diferencias y entrar a la última semana más cerca de su rival. No ha podido. Porque Dumoulin ha ignorado el ataque y ha seguido a su ritmo, modo contrarreloj. Con Zakarin –el que abrió las hostilidades- Nibali, Landa y Yates a rueda. El inglés cayó poco después. La etapa, de apenas 130 kilómetros y con la ‘Cima Pantani’ como único puerto, ayudaba al neerlandés. Los Dolomitas no serán tan benevolentes.
En cualquier caso, poco antes de la zona de vallas y mientras unos cuantos impresentables correteaban móvil en mano alrededor de los ciclistas, la ‘maglia rosa’ echaba el guante a Nairo mientras Nibali volvía a explotar como lo hiciera en el Blockhaus. En poco más de 1.500 metros se ha dejado 43 segundos. Antes incluso de que empezara la guerra abierta, Bauke Mollema naufragaba en solitario para dejarse 1’43” en meta. Pinot también pareció estar fuera de la pelea por un momento, pero terminó resurgiendo y ahora cierra el podio.
No contento con anular a su máximo oponente, en el mítico adoquinado anterior al santuario –y por tanto, a la línea de meta- Dumoulin aprovechaba el ataque de Zakarin y soltaba a Mikel Landa, que a esas alturas todavía estaba peleando por la etapa. Las piedras fueron ya demasiado para un Nairo que tuvo que ver como el hombre que le había anulado la voluntad minutos antes terminaba celebrando la victoria: “Es cierto que estas etapas completamente llanas y con sólo una subida al final me van muy bien, pero no esperaba ganar. Cuando he alcanzado a Quintana he pensado que tal vez podía hacerlo y he ido a por ello”, ha declarado Dumoulin después de meta.
La ventaja ahora es de 2’47” en la general y queda un día menos. Empieza a dar la sensación de que esto sólo puede cambiar de dueño si ocurre algo extraordinario. Pero que nadie se confunda: estamos en el Giro y las explosiones son frecuentes en la semana final. Nadie está libre de ellas.
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