La Itzulia y la verdad sobre el ciclismo femenino: carreras obligatorias, modas y sin igualdad
Las declaraciones de Julián Eraso, presidente de OCETA, sobre la prueba femenina de la carrera vasca, han reabierto la polémica de la viabilidad.
14 mayo, 2022 07:00Noticias relacionadas
Las palabras de Julián Eraso, presidente de la Organización Ciclista de Euskadi, sobre la creación de la Itzulia Femenina generaron una gran polémica a lo largo de este viernes. El líder de la compañía organizadora de las principales pruebas del País Vasco, y por tanto de la Itzulia, ha venido a decir que el ciclismo femenino está recibiendo un mayor apoyo en los últimos años por una cuestión de presión social y de moda, y no por verdadera afición hacia el deporte practicado únicamente por mujeres.
"Casi nos hemos visto obligados a organizarla. Esto es cuestión de modas. Al final… La igualdad, tal… Todo el mundo dice que hay que hacer cosas por el deporte femenino y le ha tocado también al ciclismo". Unas palabras recogidas por los micrófonos de Radio MARCA Bilbao que han generado un auténtico tsunami de reacciones tanto en el mundo del ciclismo como en el del deporte femenino en general, los dos sectores más afectados por unas declaraciones de lo más desafortunadas.
Las críticas que ha recibido Julián Eraso tras contar su verdad han sido muchas. Sin embargo, también ha recibido algunos apoyos de aquellos que creen que en su parlamento hay cierta parte de razón. Aunque no compartan la idea de que haya que invertir y fomentar el deporte femenino solo por una cuestión de moda y de quedar mejor ante la sociedad, piensan que muchas competiciones se ven creadas y desarrolladas en gran medida por estos motivos.
A su vez señalan que el objetivo debería cambiar ese ideario y transmitir que el ciclismo o cualquier deporte femenino debe ser desarrollado porque las mujeres lo merecen y lo necesitan tanto como los hombres. Por ello aseguran que hay que huir de aquellos que afirman que el fin justifica los medios y que mientras se potencie el deporte femenino, da igual cuál sea el motivo o cuál sea la sensación que desprenda ese apoyo.
Por ello, la verdad de Julián Eraso, que no es la que parece transmitir la prueba de la Itzulia, contrasta claramente con la ofrecida con otras grandes carreras como el Giro de Italia o el Tour de Francia. Estas, en los últimos años, sí han apostado decididamente por el ciclismo femenino, no por una cuestión de presión social o de que los patrocinadores y organizadores queden mejor ante el mundo, sino porque se trata de una verdadera necesidad.
La verdad de la Itzulia
La Vuelta Ciclista al País Vasco en categoría femenina se ha estrenado este viernes con su primera edición. Una carrera apasionante, como lo es su hermana en el calendario masculino, y que se integra directamente en la máxima categoría, el circuito World Tour. Está compuesta por tres etapas. La primera en Álava entre Vitoria y Labastida, la segunda en Bizkaia con inicio y final en Mallabia y la tercera y última en Guipuzkoa, con salida y meta en San Sebastián.
Además, esta nueva prueba cuenta a su favor con la integración dentro de estas tres etapas de la mítica Clásica de San Sebastián, otra de las pruebas importantes del calendario masculino y que dio el salto al femenino en el año 2019. Celebró su primera edición antes del inicio de la pandemia, se suspendió en 2020 y celebró la última el año pasado, antes de formar parte de esta Itzulia Women.
La empresa encargada de organizarla, al igual que de la gran Clásica, ha sido OCETA. Y su presidente Julián Eraso, en una desafortunada, pero quizás sincera intervención, ha descubierto lo que en parte se mueve dentro del ciclismo femenino: "Nos dijeron que habría que organizarla y nosotros, que de eso sabemos un poco, la organizamos, no nos preocupa. Ojalá esto se consolide y empiece a funcionar y dentro de unos años no nos tengamos que preocupar de por qué la hacemos".
Eraso confesaba abiertamente, sin saber que iba a generar un cisma mundial, que muchas pruebas en el ciclismo femenino se organizan por órdenes e imperativos y no por criterios deportivos. Es decir, que hay obligación de sacar pruebas para que las mujeres puedan correr profesionalmente, pero que nunca tendrán la misma importancia que aquellas que se organizan para los hombres.
El presidente de OCETA, con sus palabras, deja ver que ahora existe una cierta moda que obliga a poner el foco sobre estos proyectos, pero que en el futuro, cuando esta fiebre pase, nadie se volverá a acordar de si se han corrido estas pruebas o no. De esta forma demuestra que si de las empresas organizadoras dependiera, solo mirando un punto de vista de interés general y deportivo, estas pruebas no se llevarían a cabo.
Estas palabras han levantado una polvareda tremenda y han sido criticadas por ciclistas, políticos y aficionados, obligando al propio Julián Eraso a pedir disculpas: "Es fácil que cualquier desliz de este tipo se convierta en una gran polémica, esto es un reguero. Pido perdón a todas las personas e instituciones que se han podido ver afectadas por mis declaraciones y espero que las cosas vuelvan a su cauce".
Por su parte, la organización de la Itzulia, al margen de la compañía OCETA, también quiso mostrar su compromiso con el ciclismo femenino explicando cuál era su verdad: "La Itzulia nace de la necesidad de recuperar una gran carrera por etapas femenina en el País Vasco tras la desaparición de la Emakumeen Bira y el éxito consagrado de las dos primeras ediciones de la Clásica de San Sebastián Femenina. El objetivo de la organización ha sido y es impulsar el ciclismo femenino en Euskadi, respondiendo además a una vocación expresa de nuestros socios institucionales (Ayuntamientos, Diputaciones y Gobierno Vasco)".
A su vez, señalan a Julián Eraso como el responsable único de sus palabras: "Nuestro apoyo y compromiso como organización con el ciclismo femenino es inequívoco. La organización lamenta el malentendido y el malestar generado y espera que los desafortunados comentarios de Julián Eraso, presidente de OCETA, no empañen el gran paso adelante que supone la llegada de la Itzulia Women al ecosistema de carreras que conforman el calendario internacional de ciclismo femenino".
Lo que queda de manifiesto es que aquellos que apuestan por el ciclismo femenino, como la Itzulia, tienen una versión de lo sucedido y siguen considerando necesario ese impulso y la equiparación también con el ciclismo masculino. Y por otro lado está la versión de las empresas organizadoras y de los promotores de cuyo dinero dependen estas competiciones y que no están muy interesados en llevarlas a cabo, pero terminan cediendo por la presión que ejercen agentes como las instituciones políticas o sociales.
El ejemplo de Giro y Tour
La Itzulia Women ha nacido este curso con la esperanza de convertirse en una prueba puntera del calendario World Tour, el cual ha ido creciendo año tras año hasta convertirse en algo muy parecido al que realizan los hombres. En los últimos tiempos, el ciclismo femenino ha recibido un apoyo tan brutal que ha permitido registrar un crecimiento impensable hace tan solo un lustro o una década.
El actual calendario femenino a nivel World Tour se compone de 24 pruebas y abarca desde principios del mes de marzo hasta mediados de octubre. Eso sin contar la cantidad de pruebas de menor nivel que lo completan. La inmensa mayoría de estas pruebas han se han constituido y han crecido por el apoyo sincero al deporte femenino y no por la presión que hayan podido recibir los organizadores, un hecho que como señala Julián Eraso también está a la orden del día. El calendario masculino va desde finales de febrero hasta octubre y tiene un total de 33 pruebas.
En el calendario actual ya aparecen carreras tan míticas como los Monumentos de la Lieja-Bastoña-Lieja, el Tour de Flandes y la Paris-Roubaix, carreras tan espectaculares como la Strade Bianche, la Flecha Valona y la Amstel Gold Race, o la celebración de las tres grandes vueltas, las cuales van creciendo poco a poco en el calendario internacional demostrando que el ciclismo femenino busca también su cuota de igualdad. Pero siguen lejos de tener las 21 etapas habituales.
En este apartado, la prueba estrella es el Giro de Italia, ya que los transalpinos han sido los que más han apostado siembre por las féminas. Arrancó en el año 1988 y se ha mantenido casi de manera ininterrumpida hasta ahora. Además, es con diferencia la prueba más prestigiosa del calendario y consta de diez etapas.
Por su parte, el Tour de Francia ha sido una carrera que ha ido y ha venido en el calendario demostrando lo endeble del ciclismo femenino durante muchos años. Arrancó en 1955, tuvo un parón de casi tres décadas y después, en los 2000, se reencarnó en otra prueba, La Route de France, que hizo las veces de Tour hasta que ahora ha regresado con una carrera de ocho días que pretende recuperar su esplendor. Por último, La Vuelta sigue creciendo año tras año y después de ser una carrera de un día, ha crecido ya a una prueba de cuatro jornadas con el propósito de seguir mejorando.
Es un hecho que el ciclismo femenino vive una desigualdad constante. Menos dinero invertido, menos patrocinadores, premios más pequeños y carreras más modestas y de peor calidad. Sin embargo, su crecimiento, tal y como demuestra una parte del sector, se debe a la necesidad que hay de potenciar el papel de la mujer y no a la obligación que se hace desde diferentes puntos por crear carreras para obtener una buena imagen a nivel social.
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