Nadie contaba con él. De hecho, si preguntan por las calles, en los aledaños al Vicente Calderón, casi nadie sabía de su existencia hasta hace poco. Sin embargo, ese jugador anónimo es hoy por hoy el mejor revulsivo que tiene el Atlético de Madrid. Incluso, merced a sus últimas actuaciones, se podría apoyar su candidatura a la titularidad. Su nombre, Thomas, ya no es el de un cualquiera. Ahora, ese chico tímido, cada vez que sale al campo, cambia los partidos. O los gana. O lo que quieran. Así fue contra el Rayo, en la víspera de la Nochevieja, y así ocurrió ante el Levante, con un gol que vale un liderato (1-0).
El Atlético accedió a la primera posición después de tres intentos. Falló contra el Deportivo en Riazor, hizo lo propio ante el Málaga en la Rosaleda y no dejó pasar la oportunidad contra el Levante, delante de su afición. Aprovechó el empate del Barcelona (con un partido menos) en el derbi catalán (0-0) para ser líder. Sin cambiar la forma o el estilo. Fiel a lo que lo ha hecho grande en los últimos años. Con su orden, concierto y solidez. Pero también con su fe, esa que no le permite bajar los brazos ni dar un partido por perdido. La misma que le dio la victoria contra el Rayo y se la volvió a dar ante el Levante.
Una vez más, los tres puntos llegaron después de mucho intentarlo. El Atlético la tuvo en la primera mitad, en un penalti no pitado sobre Correa. Y, una vez más, en la segunda parte. Jackson, de nuevo titular, amenazó con un buen cabezazo y tiempo después hizo lo propio Koke con un disparó que pegó en el palo. Es decir, el Atlético, sin hacer su mejor partido en lo que va de curso, pudo adelantarse en el marcador mucho antes, pero las circunstancias quisieron que no lo hiciera hasta el final.
Ya en el minuto 80, cuando el encuentro parecía destinado a terminar en empate, apareció Thomas al borde del área, se colocó dentro con un autopase, sacó el disparo y vio cómo el portero la dejaba entrar en la portería. O lo que es lo mismo, cómo ese balón le daba el liderato al Atlético de Madrid. Y cómo, de nuevo, él había revolucionado el partido para dárselo a los suyos. Desde el centro del campo, pero llegando con mucho peligro a puerta y ahora, definitivamente, también marcando goles.
Nadie había imaginado tal irrupción el día que se lesionó Tiago, pero aquel día fue su primer partido, y desde entonces no ha parado de progresar. El Cholo Simeone, hace no tanto, reconocía que a Thomas sólo le faltaba mejorar en defensa para convertirse en titular. Pero lo cierto es que a este nivel está llamando fuerte para abrir esa puerta. En Vallecas, con el pase del primer gol a Correa; y ante el Levante, con su tanto al final. En definitiva, otra buena noticia para un Atlético que merece el liderato.