Corría el minuto 23 cuando Piqué buscaba cortar una jugada de ataque de Denis Suárez. Superado por el jugador gallego, el central catalán, con una tarjeta amarilla ya, se lanzó al suelo y cortó la jugada con la mano. Lo que era una jugada del Villarreal se convirtió, gracias a su acción ilegal, en una jugada de control del Barça.
Nadie dudó, ni el propio jugador después, que era amarilla. Y eso, sumada a otra que tenía, era roja. La expulsión, además de dejar al Barça en El Madrigal con diez jugadores durante 70 minutos, provocaba que Piqué se perdía el Clásico ante el Real Madrid del próximo 2 de abril (20:30 horas). Pero el árbitro Sánchez Martínez no vio nada.
El jugador alega que la primera amarilla que vio no era. Y tiene razón. El mismo colegiado que le perdonó la segunda amarilla, le había sacado una tarjeta antes por una mano que no era (el balón le dio en el pecho). Pero cuando Piqué comete la segunda acción, ya sabe que tiene una amarilla. Sabe que hacer unas manos como las que hizo, le costaba la expulsión. Que su primera amarilla no fuera, no significa que se anulara.
Los gritos de "manos arriba esto es un atraco" retumbaron en un estadio tradicionalmente tranquilo. También explotó Marcelino García Toral, técnico del Villarreal, que fue expulsado por protestar. El incendio fue mayor cuando Sánchez Martínez se inventó un penalti a favor del Barça. A pesar del arbitraje, el Villarreal brilló en la segunda parte y logró empatar (2-2).
Una práctica muy común en Piqué
La realidad es que estas jugadas de Piqué no son nuevas en él. Una de las acciones más comunes del central catalán son aquellas en las que saca la mano para cortar jugadas, y casi siempre, sin sanción. Su largo historial le hace ser uno de los futbolistas más perdonados en cuanto a amarillas por manos se refiere.
La mano más famosa es, sin duda, la que Piqué hizo en Stamford Bridge en el partido de semifinales de la Copa de Europa de 2009 ante el Chelsea. No fue sancionada.
En el Madrid - Barça de 2014 (3-1 en el Bernabéu), otras manos de Piqué provocaron la remontada del entonces equipo de Ancelotti en el clásico. "Sería antiestético tirarme con las manos en la espalda. No puedo quitármelas", dijo entonces.
También ante el Milan hizo exactamente la misma jugada. Fue en un momento clave, ya que el Barcelona ganaba 1-0 y en ese minuto estaba eliminado, porque habían perdido 2-0 en la ida en Italia.
Contra el Levante, esta temporada, también imitó su jugada favorita. Y no es una cosa nueva. Desde que llegó a Barcelona, es una de las acciones que más repite. También lo hizo ante el Eibar o el Celta de Vigo, este mismo año, donde también sacó la mano a pasear ante Guidetti. Tampoco la vio el árbitro.
Contra el Bayern, en Champions, volvió a realizar una acción similar. A un disparo de Lahm sacó el codo para cubrirse.
Málaga también asistió a la tradicional jugada de Piqué. Otra vez, el colegiado del partido no pitó nada.
Son solo algunas de las muchas acciones en las que Piqué sacó su mano. Aunque, sin duda, la vez que más se recordará la mano del icono culé será la del 5-0 en el Camp Nou de noviembre de 2010.