El sábado 26 de marzo, Sábado de Gloria, dos equipos de cadetes (14-15 años) jugaban un partido de la Liga Andaluza Sénior en la Línea de la Concepción. La Peña Madridista Linense recibía al Mirador: teóricamente, un partido más para Jesús Tomillero, de 21 años, árbitro desde los 11, un hombre al que no le gusta ver el fútbol por la tele pero que siente "pasión" por arbitrar: "Es lo que más me gusta en la vida".
"El partido transcurría normalmente", cuenta Tomillero, "hasta que el utillero del equipo local se enfadó por un fuera de juego y empezó a protestar, sin parar, desde la banda. Me acerqué y le dije que cambiase esa actitud, que no pasaba nada, que volviese al área técnica. Y siguió, y siguió... Así que me tuve que acercar y decirle, básicamente, que o se sentaba o le expulsaba".
La respuesta del utillero, rodeado de futbolistas adolescentes, fue breve: "Eres un comepollas y te gusta que te partan el culo, maricón. Te espero fuera". Tomillero creyó que el altercado podría reconducirse y el diálogo se repitió en términos similares hasta que el colegiado requirió al delegado de campo la presencia del orden público: "Estaban cuestionando mi autoridad, aquella situación no podía ser".
El delegado de campo se negó a llamar a la policía bajo el argumento de que "te encanta meterte en líos" y sus compañeros bromearon con llamar a los bomberos. Faltaban 45 minutos. El utillero no dejó de llamarle "maricón" y "comepollas" hasta el pitido final. Luego, en el vestuario, le empezaron a entrar piedras por la ventana; corrió a mirar y eran tres futbolistas de 15 años. Al salir, fue amenazado con "no pitar más". Llegó a su casa llorando y decidió contar su historia en Facebook.
Salir del armario
No es la primera vez que acudía a las redes sociales. Tomillero Benavente, como se le conoce en el mundo del arbitraje, es homosexual. Decidió compartir con el mundo su vida (también vía Facebook) hace unos meses. "Estaba harto de la discriminación... Nadie tiene derecho a juzgar a nadie, yo amo a quien me da la gana", afirma hoy con una notable convicción. Tomillero ha decidido pasar al ataque y actúa con la conciencia de ser el primer árbitro de fútbol español que sale del armario. La sanción impuesta al utillero por el Comité de Competición de Cádiz (9 partidos de suspensión y 30 euros de multa) le ha terminado de encrespar: "Es absolutamente lamentable", incide en una conversación con El Español; "se supone que con el deporte están formando a gente de 14 y 15 años".
El Sindicato de Árbitros ha salido en defensa de su compañero, al considerar irrisorias las sanciones, y ante las amenazas de suspensión si continúa difundiendo su caso y dando entrevistas. La Real Federación Andaluza de Fútbol no se ha pronunciado sobre el caso hasta ahora: ya conoce el daño, dado que el año pasado hubo de intervenir en un caso contra unos aficionados que se dedicaron a llamar "guarra y puta" a una asistente durante un partido de Segunda División Regional.
Quizá sorprenda menos entonces, que algunos indeseables rompiesen el minuto de silencio en honor a Cruyff el sábado pasado y gritasen "maricón" a Cristiano Ronaldo: algo "vergonzoso" para Tomillero, incrédulo ante el hecho "de que se jueguen con los sentimientos de las personas para aplastarlos". Él piensa que Ronaldo no es gay, pero eso es "insignificante. Si lo fuese y saliese, le admiraría más que a ninguno".
"Miles de árbitros homosexuales"
Tomillero es, que él sepa, el primer árbitro gay que lo reconoce en público. ¿Hay más? "¿Que si hay más?", responde sorprendido el colegiado gaditano. "Hay miles, pero les da miedo salir. No sabes cuántos me han llamado en los últimos diez días... La mayoría para agradecer mi gesto y darme ánimos".
No piensa abandonar el arbitraje: asegura que había tenido experiencias similares anteriormente y que no siente miedo por el futuro. (Se ha asegurado, incluso, seguir arbitrando en Gibraltar si es castigado por su comité andaluz). No siempre se encuentra intolerancia: el viernes pasado, por ejemplo, fue a arbitrar un encuentro y se encontró con una bandera gay como forma de apoyo. "Había niños de diez años que me decían 'ánimo, estamos contigo'". Concibe el arbitraje como "una forma de ayudar, de formar a la gente" y pretende continuar con su causa para ayudar "a los que no pueden o no se atreven". "Voy a seguir por todos nosotros, no sólo por mí. Hay muchos gays encubiertos en el fútbol español, incluso en Primera y Segunda División. Les das miedo la discriminación... Puedo entenderlo. Pero a mí no me da. Sólo quiero que me respeten".