Hace solo un mes, ¿quién hubiese imaginado un final de temporada tan halagüeño en el Real Madrid? Zinedine Zidane templa como puede la ola de optimismo que recorre el club, pero el estado de ánimo desborda los códigos de discreción y esfuerzo que exige el francés a sus hombres. En el Madrid, ahora que las cosas van bien, está prohibido relajarse. El aspecto mental (la ida en Wolfsburgo, por ejemplo) preocupa al entrenador, pero el cuerpo técnico ha podido tachar de su lista de tareas el máximo empeño de la directiva desde que fichase a Rafa Benítez: recuperar el tono físico de una plantilla que empezó a deteriorarse, más o menos, en las Navidades de 2014 (cuando el equipo de Ancelotti marchaba primero y soñaba con batir récords).
8 de enero de 2016, segunda rueda de prensa del 'rey mago' Zidane, ciudad deportiva de Valdebebas. La ilusión ha regresado al madridismo (después, a finales de febrero, habrá una resaca dura) y 'Zizou' deja dos mensajes: “El equipo está muy muy muy bien” y "Estoy convencido de que voy a triunfar". Lo primero es mentira, y el francés lo sabe, pero el "cariño" que ha prometido a la plantilla empieza por protegerles de la prensa. Lo segundo, dentro de unas semanas, podría convertirse en el lema de una remontada legendaria.
Lesiones musculares
Zidane llega al banquillo del primer equipo y se encuentra a un equipo desmotivado que cambia el PH con su sola presencia: una leyenda viva a la que admirar, un ídolo que les conoce perfectamente y con el que se entienden rápidamente, "porque conoce el fútbol desde dentro". El técnico descubre también un equipo cansado: más de veinte lesiones musculares han ido minando sistemáticamente el crecimiento del equipo. Algunos jugadores clave están evidentemente fuera de su mejor forma (Ramos, Cristiano, James, Kroos) y otros (Bale, Varane, Marcelo, Pepe) salen cíclicamente de las convocatorias por dolencias recurrentes. Hace meses que el malestar con los servicios médicos (cuyo portavoz es el capitán, Sergio Ramos) ha dejado de ser una cuestión interna y se airea en los medios.
El equipo sufre en defensa, entre otras cosas, porque a la 'BBC' le cuesta volver hacia atrás. Modric y Kroos acaban los partidos extenuados, sobreexigidos. 'Zizou' da alguna oportunidad a Isco y a James, pero enseguida asimila que hace falta Casemiro. La directiva insiste en que hay que meter en vereda a una plantilla sin demasiado combustible que se queja en público, además, de que "la pretemporada de julio no fue la idónea, con tanto viaje" (declaraciones hechas por Cristiano el día de la llegada de Zidane, tras el empate en Valencia).
Una pretemporada en enero
Zidane puso el trabajo físico como primera prioridad y planificó una segunda pretemporada de tres semanas, en pleno invierno. La eliminación de la Copa del Rey había descuajaringado el calendario y los partidos ligueros antes de los octavos de Champions a mediados de febrero eran asequibles. El cuerpo técnico del Madrid diseñó una serie de entrenamientos específicos durante esas tres semanas 'tranquilas'. Compró máquinas nuevas y trató de combinar el esfuerzo con la diversión. La consigna estaba clara: todo viene con el esfuerzo, incluida la regeneración física.
El equipo pasó altibajos en febrero y marzo. Zidane bordeó la decepción, Cristiano pareció estar más fuera del club que dentro, la directiva llegó a temerse un terremoto institucional. Visto con perspectiva, el partido de ida de los octavos de final de Champions, en el Olímpico de Roma, ya mostró a un Madrid potente en la última media hora. Le tocó aguantar el asedio romano (simbolizado por Salah) durante una hora, pero después rompió a los italianos a la contra.
Ha llegado el mes decisivo de la campaña y el Madrid no tiene lesionados. Cristiano aparece en los partidos importantes y regresa a su condición de coloso. El equipo durmió este sábado a un punto del Barcelona (eliminado en Europa, para colmo). Parece un milagro. Los blancos arrollaron a los culés (con diez hombres) en el último tramo del Clásico, cuando hace meses bajaban la intensidad. Quitando el traspié de Wolfsburgo, los de Zidane ganan todos los puntos desde la derrota en el derbi, el 27 de febrero. La minitemporada de mes y medio que podía salvar dos temporadas ha empezado bien y el estado físico es bueno en abril, el mes determinante. Las rotaciones son constantes (salvo Ronaldo) y funcionan.
Zidane dijo este sábado, tras ganar en Getafe: "Ahora, físicamente, estamos preparados para jugar cada tres días". El francés hace todo lo posible por conservar la prudencia colectiva, pero también reconoció que en este momento no firmaría ganar la Champions League a cambio de perder la Liga. Por primera vez desde hace tiempo, la plantilla está bien: todos disponibles y en forma. La euforia ha llegado a Chamartín y las semifinales europeas (el resultado que evitaba el desastre) han dejado de ser el objetivo común. Después de una campaña pobre, ahora van a por más.