“No me gusta la gente que cambia la velocidad del trabajo en función de si pierdes o ganas, la perseverancia y dedicación debe ser la misma. Si ganas eres más feliz, indudablemente tienes mejor ambiente, pero si pierdes no puedes variar, eso sería una señal de que algo falla. Somos constantes y eso nos fortalece. Ese respeto por los tiempos del entrenador es lo que nos atrae de Inglaterra, una vez que lo pruebas, engancha”.
Aunque a Quique Sánchez Flores no le guste, es imposible no valorar su trabajo en función de la rapidez de los buenos resultados. En menos de un año ha llegado a Wembley, donde disputará la semifinal de la FA Cup. En sus primeros meses de experiencia en Inglaterra, el preparador madrileño ha llevado a este recién ascendido a pelear por su primer título. Se le ve cómodo en un entorno tan familiar y modesto para los estándares Premier.
“Uno de los periodos más felices de mi carrera fue el primer año en el Getafe. Luego fue aumentando la presión, los objetivos y, con ello, mi nivel de felicidad varió. Ahora es otra cosa. En ese tiempo pensé que nunca volvería a divertirme en un equipo modesto y familiar y estar ahora mismo en Watford es una alegría enorme. Ahora recupero un montón de sintonía y armonía que perdí", reconoce.
"Hace 12 años sólo me enfocaba en la ambición, ahora no. Entiéndame, si mañana entreno a un grande iré a ganar la Champions, eso no lo puede dudar nadie, pero hay que intentar ser feliz contigo mismo para estarlo con tu trabajo. A mí el reconocimiento mediático no me dice nada, no me llega a la piel”, continúa Sánchez Flores.
Ese reconocimiento se lo ha ganado en un club que ha cambiado de categoría, entrenador, estilo y más de la mitad de su plantilla (14 fichajes llegaron en verano) y aún así no ha notado el salto, es más, han ido a más: "Es tan sencillo como trasladar una idea, marcar una disciplina y una identidad. Hacer que los jugadores asuman un compromiso grupal, porque todos los componentes son importantes", advierte Quique.
"Hemos llegado a un equipo y tenemos que ser respetuosos, no podemos llegar y no respetar la tradición o romper cosas. Queremos cambiar la filosofía del club, pero eso lleva su tiempo. El estilo con el que ascendió el Watford no es el nuestro, pero para implementar por completo nuestra filosofía necesitamos tiempo", añade.
Esa identidad que ha marcado Quique se muestra como una mezcla del juego más asociativo y la herencia británica del balón largo, pelea y finalizar jugada: “Nuestra afición ha visto otro estilo que ha funcionado, pero lo que realmente quieren es alma, combate, pelea y que sepamos qué hacer con el balón, que es la herramienta”. Sin duda, el Watford sabe lo que quiere aunque no sea lo típico en el fútbol inglés. Su entrenador habla de la “confianza” del futbolista en sí mismo como la clave para que arraigue la idea. Un planteamiento que les ha llevado a Wembley y en el que destacan sus dos delanteros: Deeney e Ighalo.
El primero es el capitán e ídolo de la grada, en palabras de Quique, “el alma del equipo, la conexión con la afición”. Su papel habilitando a Ighalo ha ayudado a la explosión del nigeriano. El ex del Granada apenas anotaba un gol cada cinco partidos en España, en Inglaterra suma más de 40 en las dos últimas temporadas y su entrenador lo tiene claro, la clave la marca la mentalidad del jugador.
“Todo está en él. Su actitud, sus ganas y, sobre todo, sus buenas decisiones. Su temporada pasada fue muy buena y le llegó una oferta de China que le podría haber solucionado económicamente su vida, pero él lo rechaza porque se ve con fuerzas de darnos algo distinto. Su poder mental y energético, la confianza que tiene, y cómo lo está poniendo al servicio del equipo. Es el típico caso de gran jugador que siempre ha estado ahí, pero que necesitaba que le esperaran un poco más”, reconoce Sánchez Flores.
Wembley vale doble
Cuando el Watford eliminó al Arsenal y aseguró su presencia en el templo del fútbol inglés, los periodistas ingleses preguntaron a Quique si había sido el día más importante de su carrera. Él contestó que no porque había ganado títulos europeos con el Atlético de Madrid, pero no todos los ingleses de la sala lo consideraron más relevante. Es difícil entender el valor cultural que se da a Wembley. Al hablar con los aficionados de clubes menores, ellos sacan pecho de cada visita al estadio londinense. Está en la mente de todos, pero hay quien no puede pisarlo jamás.
En Wembley les recibirá el Crystal Palace de Emmanuel Adebayor. Hablando con el delantero ex madridista, se percibe que la actual edición de la FA Cup es histórica: Watford y Crystal Palace buscan su primer título; mientras el Everton se ve capaz de finalizar una sequía de más de dos décadas y el United quiere apagar fuegos internos. Adebayor se muestra ambicioso: “Creemos en nosotros y tenemos opciones. Ganar la FA Cup con el Palace sería lo más grande de mi carrera”.
El togolés sabe que el camino es largo: “No será fácil, el Watford es un equipo complicado, muy trabajado, que se mueve bien y, sobre todo, con dos delanteros muy complicados de defender. Tanto Ighalo como Deeney son sus referencias”. Aunque Adebayor da con una de las claves: “Somos mucho más rápidos y Wembley es un campo muy ancho, podremos correr más y jugar por las bandas para hacerles daño”.
La gestión del vestuario
Es atípico que un entrenador hable tanto de la conexión con el vestuario como una de las claves para triunfar en Inglaterra. En cambio, Sánchez Flores reitera constantemente que el éxito parte de ahí: “Con el tiempo te das cuenta de que la mentalidad en el fútbol ha cambiado. El jugador de hoy en día está mucho más expuesto y necesita sentirse más seguro y respetado, con las herramientas necesarias para salir de las situaciones a las que se enfrentará".
Añade que "no es algo que vaya únicamente en ensayar un plan de partido durante 20 veces por semana. Consiste en llegar a la persona y transmitir confianza, ellos son capaces de hacerlo con o sin repetir un ejercicio en el entrenamiento. Pienso que es más importante explicarles que sí, que son capaces y que entienden lo que pasa. Es lo que más evolucioné de mi etapa en Emiratos Árabes, ahora necesito llegar al corazón del jugador, que sepan que estoy para lo que necesiten".
"Durante la temporada hay futbolistas que pasan por tramos malos, de confianza, de juego, de oportunidades, de situaciones personales,… pero mi intención es que ellos sepan que estoy ahí para ellos. Les ofrezco mi experiencia porque el cuerpo técnico no es algo ajeno. Somos uno, compartimos ganas, sentimientos y objetivos. Necesito que ellos sean conscientes de ello. En ese sentido me influyó especialmente Jorge Valdano cuando me entrenó, la forma en que te convencía de hacer algo", considera Quique.
"En ese sentido, ir a Emitaros Árabes también me ayudó, fue una experiencia vital importantísima que me ha servido para evolucionar. Tomé distancia y reflexioné: tras ocho años de carrera, qué entrenador soy y qué entrenador quiero llegar a ser. De esa etapa salgo con tres cosas muy presentes: respeto a mí mismo, respeto a la profesión y llegar al jugador”, concluye el técnico madrileño.
Conceptos que para él tienen repercusión directa en los resultados de los ingleses en competiciones europeas de los últimos años: “El resumen es que en el fútbol no vale sólo con lo físico, hay que pensar, hay que entender, y esos son conceptos que hay que inculcar desde el principio en la formación de los profesionales del fútbol”.
Adaptación a Inglaterra
Sin duda, al hablar con jugadores y entrenadores extranjeros en Inglaterra, muchos dan a entender que no terminan de aclimatarse o que echan de menos su país de origen. En el caso de Quique Sánchez Flores, más allá de los resultados, de Wembley y del rendimiento deportivo, se le ve disfrutando y aprovechando.
"Aquí se nota el cambio cultural, en España vivimos en otra excitación cultural que repercute en cómo nos acercamos al fútbol. Siempre defenderé el fútbol español, he aprendido mucho y le debo la gran parte de mi carrera, pero también es atractivo el fútbol inglés por el tiempo que se da para trabajar. Es un mundo idóneo según mi imaginario: códigos que se respetan, dirección deportiva menos dramática, el tratamiento con afición y prensa...", asevera.
A Quique se le ve feliz y a la afición se le verá más contenta aún en Wembley. Aunque en Inglaterra ya especulan que la irregular segunda vuelta del club está haciendo dudar a parte del club, analizando el trabajo del Watford no hay motivos para creer que el español no es la persona ideal para guiar el crecimiento del club.