“Papá, si yo fuese un fan del Leicester, querría ir al partido contra el Everton. Deberías regalar esas entradas”. Tras la victoria ante el Swansea y el pinchazo del Tottenham, Dylan, de once años, se acercó a su padre, John Murray, y pronunció esa frase. El crío ya intuía la magnitud de la gesta que acabaría por confirmarse en la siguiente jornada tras el empate entre el Chelsea y el Tottenham: los Foxes, campeones de la Premier League por primera vez en 132 años de historia.
Ese día, John publicó en Facebook y en Twitter que regalaba las entradas para el partido del sábado contra el Everton, su equipo. A 15.000 libras la entrada para ver un encuentro histórico, este scouser de 36 años prefirió seguir el consejo de su hijo en vez de obtener beneficios de una entrada que había conseguido como abonado.
“Me llegaron miles de respuestas a través de las redes sociales. Lo máximo que me llegaron a ofrecer por ambas entradas fueron 5.000 libras, a pesar de que yo en todo momento dije que las regalaba. Sólo quería escoger a alguien a quien sabía que ilusionaría mucho. Pero algunos pensaban que ofreciéndome mucho dinero los elegiría a ellos”, explica John Murray a EL ESPAÑOL.
Los elegidos fueron Pele Orton, de 26 años, y su hijo Orlando, de cuatro. “Soy fan de los Foxes desde que tengo uso de razón. He sufrido cada partido y mi hijo desde que nació también. Lo llevamos dentro”, cuenta Pele en un céntrico bar de Leicester. La técnica de persuasión fue eficaz: enviar vídeos en los que Orlando aparecía jugando al fútbol o hinchando sus pulmones para gritar el himno de su equipo. “Nos enterneció mucho. Vi los vídeos junto a Dylan y en seguida me dijo: ‘Creo que ellos deberían ir a ese partido’”, recuerda John.
El único requisito para regalar sus entradas era que fuesen destinadas a alguna familia con pocos recursos. “No podía asegurarlo, pero no me ofreció nada de dinero y trató de convencerme mostrándome la pasión de su hijo por el fútbol”. “Soy albañil, y aunque con lo que gano puedo mantener a mi familia, no puedo gastar miles de libras en un partido de fútbol. Había intentado conseguir entradas pero eran demasiado caras”, dice Pele.
“No podía parar de llorar”
El día que John le dijo a Pele que las entradas eran suyas, el padre subió corriendo a la habitación de su hijo y se puso a llorar. “No podía parar, parecía yo el niño pequeño”. Orlando comenzó a cantar Fearless, el reciente himno de los Foxes, mientras daba vueltas a su alrededor. “Va a ser un momento histórico. No va a poder olvidarlo, espero que cuando sea muy mayor lo recuerde como uno de los mejores días de su vida. Yo me encargaré de que así sea, voy a grabarle en vídeo sin parar”, reconoce Pele.
A cuatro días del encuentro, John condujo desde Liverpool hasta Leicester para entregarle en mano las entradas. “Tenía mucho miedo de que intentaran engañarme. Como la noticia ha salido en algunos medios locales con mi cara y mi nombre, pensé que quizá alguien se hacía pasar por Pele para quedarse con los pases y revenderlos por una gran cantidad de dinero. En cuanto les vi y Pele se puso a llorar, no tuve duda de que era él. Era un sentimiento real”. La emoción genuina que provoca un balón o una camiseta de tu equipo. “Un acto de amor genera más amor. Desde que empecé con esto, otros Toffees han regalado sus entradas a fans del Leicester. Es muy fácil hacer feliz a la gente”, añade John.
Contagio de solidaridad
John es uno de los creadores de Amelia Mae Foundation, una organización que da apoyo a las familias con niños afectados por un neuroblastoma. Amelia era la hija de sus primos, a la que con dos años le diagnosticaron el cáncer. “Murió en 2013 y me di cuenta de que había que hacer algo. Intentamos recaudar fondos para ayudar a los padres y también a investigar sobre la enfermedad”. “Cuando pensé en regalar las entradas no pensaba en la fundación, lo hice porque se le ocurrió a mi hijo y precisamente esos son los valores que quiero que el fútbol transmita. Pero la gente vio que yo estaba en la fundación y comenzaron a hacer donaciones. Hemos recibido 2.000 libras en apenas unos días”.
“Es muy importante saber lo afortunados que somos, no sólo por ver a los Foxes y celebrar su victoria, sino por estar sanos y salvos. Gracias a John ahora somos más conscientes de lo importante que es ser solidarios los unos con los otros”, apunta Pele.
Dice John Murray que cuando conoció a Pele y a Orlando, el pequeño no podía dejar de saltar y gritar. “So excited”. En un país en el que nieva en abril y en el que las nubes cubren el cielo como las moquetas los suelos de las casas, el fútbol da el calor necesario como para aguantar otra temporada.