Los últimos gritos que tuvo que escuchar desde una grada fueron "ese maricón que sale por la tele" y "¿te vas a meter el gol por el culo, maricón de mierda?". Después vino la noticia que ha saltado a los titulares de todos los medios nacionales e internacionales: 'El árbitro que salió del armario deja el fútbol'. Y a partir de ahí, un torrente de apoyo a través de las redes sociales en apoyo a Jesús Tomillero. 

Políticos de polos opuestos -desde Mariano Rajoy a Pablo Iglesias-, actores, artistas y estrellas deportivas han intentado dar aliento a Tomillero tras su decisión. Tuits de personalidades relevantes se han colado entre las miles de muestras de afecto a través de las redes de personas anónimas, pero entre todos ellos ninguno ha sido escrito por futbolistas de primera línea.

¿Se imaginan un ataque homófobo contra una actriz y que el mundo del artisteo no saliese en su defensa? ¿Creen que ningún periodista se pronunciaría públicamente si un reportero fuese llamado "maricón de mierda" en mitad de un directo? Entonces, ¿por qué el mundo del fútbol permanece mudo ante tal ataque con un compañero del gremio?

Doce horas después de la publicación de este artículo el único representante de primera línea en pronunciarse ha sido el exmadridista Iker Casillas, actual portero del Oporto, que le ha hecho llegar "un fuerte abrazo" y "ánimo" a Tomillero a través de su cuenta de Twitter. El guardameta lamenta que haya "borregos" en el mundo del fútbol, en donde según él se "respeta más de lo que la gente se piensa".

La otra muestra de apoyo le ha venido del Rayo Vallecano, galardonado por su lucha contra la homofobia, que le ha dedicado el 'Premio Plumas 2016', reivindicando la "libertad de expresión y orientación sexual". 

"Ni por asomo el colectivo LGTB esperábamos el apoyo de ningún futbolista. La realidad es que en el fútbol la homosexualidad es un auténtico tabú, está prohibido hablar de ello, ningún futbolista o entrenador se va a significar para apoyar a Jesús porque quedaría señalado", explica a EL ESPAÑOL Fernando Garín, copresidente de la agrupación deportiva ibérica LGTB.

Garín explica que, por pura estadística, -"¿cuántos jugadores hay en cada equipo de fútbol? ¿cuántos equipos hay en primera y segunda división? ¿ninguno va a ser gay?"- este silencio se debe a la imposición de este asunto como tabú porque "está en juego su patrocinio".

Arriesgarse a recibir insultos homófobos

"Todo lo que rodea al fútbol es muy machista y condenar un ataque como el que ha sufrido el árbitro gay es arriesgarse a recibir insultos homófobos desde la grada en el próximo partido", analiza. 

Además, recuerda, no sólo los futbolistas permanecen mudos ante este caso, sino también la Federación andaluza de fútbol, que puso una irrisoria multa de 30 euros a uno de los aficionados que agredió verbalmente a Tomillero.

"No se ha pronunciado. Es tremendo. Las agresiones a árbitros son comunes, pero en este caso es por su orientación sexual, no por razones de arbitraje".

PREJUICIO DE LA VIRILIDAD HETEROSEXUAL

En la misma línea, Rubén López, portavoz de delitos de odio de la asociación LGTB Arcópoli, afirma que "el tabú es tan grande que cuando un jugador habla de homosexualidad", como le ocurrió al alemán Manuel Neuer, "directamente se supone que el futbolista es gay, y como para el mundo del fútbol es tan importante el prejuicio de la virilidad heterosexual, le haría adquirir la fama de blando o inservible para el fútbol".

Para López, existe un claro paralelismo entre el caso de Tomillero y el "maricón" que se corea abiertamente en los estadios "sin pudor" y "desafiando abiertamente" a la ley del Deporte que lo sanciona, pero "la impunidad es absoluta".

"No sólo el futbolista que recibe los insultos homófobos se calla, sino que ni siquiera sus propios compañeros levantan la voz para protestar. Así que mucho menos iban a solidarizarse con alguien que no es su compañero de vestuario". 

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