"Esto no es vida", dice Jesús Tomillero, Tomillero Benevante, el colegiado gaditano que dejó el fútbol en primavera harto de que le insultaran y menospreciaran de mil formas diferentes por su condición homosexual. Es martes por la tarde y está metido en su casa, esperando a que su pareja regrese del trabajo y recibiendo amenazas de muerte por Twitter. Llegan aproximadamente dos o tres por hora desde hace dos semanas.
El árbitro más famoso de España tiene una realidad bastante pálida cuando regresa a Cádiz de algún acto de apoyo o plató televisivo. Contó con protección policial 24 horas al día durante cinco días en septiembre, cuando las amenazas de muerte recibidas tras denunciar la enésima agresión sufrida en un campo (había regresado al arbitraje en agosto) llegaron a los medios de comunicación.
Desde entonces han pasado tres semanas y no hay día sin momentos de terror. "Las amenazas llegan todos los días, a todas horas", insiste por teléfono en conversación con este periódico, molesto ante la sola insinuación de que pueda estar exagerando. "Todas las horas, se lo juro". El canal habitual es Twitter. Pero también ha sido atacado con piedras y huevos (junto a David, su pareja) dos veces en su misma calle por encapuchados que habían tapado las matrículas de sus motos. Antes le metían miedo también por teléfono, pero perdió el móvil en un accidente (leve) de coche este mismo mes y tuvo que cambiar de número.
Desde que volvió de un acto en Barcelona y se le retiró la custodia policial, Tomillero Benavente ha recibido más de mil amenazas de muerte (no insultos o faltas de respeto o agresiones verbales, sino amenazas de muerte). Cosas como "No queremos mariones en el campo, te animamos a retirarte, si no te matamos", la pistola de un foto junto a un papel con su nombre, mensajes simples como "Hola, Jesús, vamos a matarte" o imágenes de cadáveres salvajamente torturados. "Apenas salimos de casa", admite, "y cuando salgo voy mirando pa' todos lados. ¿Tú te puedes creer?"
La decepción política
Ha denunciado las mil y pico amenazas a la policía, pero dice sentirse "desprotegido". El pasado mes de mayo, cuando EL ESPAÑOL contó en exclusiva su historia, el árbitro gaditano esperaba mucho del mundo político. Recibía miles de invitaciones en Twitter y Facebook al día, personajes desde Iker Casillas a Mariano Rajoy le expresaban su apoyo en público. Afiliado del PP ("es mi familia", dijo entonces Tomillero, huérfano desde los tres años), con vocación declarada de meterse en política, la reacción de los partidos en este trance le ha deparado la primera gran decepción de los servidores públicos, a sus 21 años.
"Me siento utilizado... Qué poca vergüenza", manifiesta. "Decían que me iban a apoyar y proteger, pero después ninguno me apoya. Si yo fuese un político, seguro que tomarían medidas... Como soy un ciudadano simple, no hacen nada. Sólo les importa el sillón. Mucha palabrita bonita por redes sociales y ya está". ¿Incluido el PP? "Todos, sí...".
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