El 10 fue el dorsal de Diego Armando Maradona. Y el de Pelé. También con el que juega ahora Leo Messi. Y con el que Zidane deslumbró en la selección francesa. Algunos de los más grandes de la historia vistieron ese número, uno de los más deslumbrantes en el mundo del fútbol. El 10 fue, y en algunos equipos lo sigue siendo, sinónimo de estrella, de líder de equipo, de jugador más relevante.
Esa fórmula, en cambio, no se cumple en un Real Madrid que tiene ahora el '10' libre después de la curiosa marcha de James Rodríguez, que jugará las dos próximas temporadas en el Bayern de Múnich en calidad de cedido. El adiós del colombiano deja el dorsal sin dueño a espera de dárselo a hipotéticos fichajes (véase Mbappe) o como forma de dar más galones a los que ya estaban (Asensio, Modric, Isco...).
Pero, ¿es vestir el '10' del Real Madrid algo bueno? Visto los últimos años, no. Al contrario. La historia reciente del club blanco saca a relucir el problema que han tenido todos los jugadores que eligieron tal ilustre número. Desde Luis Figo, que dejó el Real Madrid en 2005, nadie ha sido capaz de triunfar vistiendo el 10. Algunos jugaron bien durante una etapa, pero todos, como James este martes, acabaron saliendo mal, por la puerta de atrás, alargando la maldición de vestir la camiseta blanca con el 10 detrás.
Robinho (2005-08)
El brasileño fue el primero de esta larga lista que sufrió lo que ya podría considerarse la maldición blanca del 10. Antes de él lo llevó Luis Figo (2000-05), el último que triunfó con ese número, Clarence Seedorf (1996-00), también con buen recuerdo en el Bernabéu, y Michael Laudrup (95-96), el primero que lo vistió de forma fija tras las nuevas normas de la LFP.
Robinho, que llegó con vitola de estrella para varios años y se presentó con una actuación estelar en el Ramón de Carranza de Cádiz, acabó mal en Madrid, con un pulso al club en el verano de 2008 que acabó con él en el Manchester City por 42 millones de euros, a pesar de que él mismo aseguró querer ir al Chelsea.
Por aquél entonces Robinho ya no era el de hace tres años y acabó siendo un problema en el vestuario. Su nivel había caído y él aseguró que necesitaba irse del Real Madrid para "ganar un Balón de Oro". En una entrevista a EL ESPAÑOL reconocía su mal comportamiento: "Era muy joven, muy explosivo, hoy tengo otra cabeza y otra mentalidad". Sin llegar a celebrar la Supercopa de España que el Madrid ganó al Valencia, se fue con recuerdos únicamente malos.
Wesley Sneijder (2008-09)
El holandés comenzó con el '23' a la espalda, pero la marcha de Robinho dejó el '10' libre y Sneijder lo atrapó. Acabó siendo una mala decisión. Tras un primer año aceptable, la temporada en la que el Real Madrid ganó la Liga de forma aplastante, su segundo año fue de más a menos, como el equipo, que acabó 'chorreado' por el Liverpool en Champions y por el Barcelona en el Bernabéu.
En el verano de los fichajes de Cristiano Ronaldo y Kaká, ya con Florentino Pérez como presidente, tanto Sneijder como Robben acabaron saliendo para compensar gastos y por un nuevo rumbo deportivo. Wesley aseguró querer quedarse pero también problemas extradeportivos allanaron su adiós. El Inter de Milán le salvó del ostracismo y con Mourinho como entrenador ganó el Triplete en 2010, además de llegar a la final del Mundial perdida ante España.
Lass Diarra (2009-10)
En el año con Manuel Pellegrini se rompieron todos los cánones del fútbol y se puso el '10' blanco a un jugador defensivo, lejos de ser un jugón o un líder atacante. Lass Diarra cogió el número después de Sneijder y tras un paso por el '6' e incluso por el '39', que vistió en su debut en la Champions en la eliminatoria de octavos de Champions ante el Liverpool, estuvo un año entero con el '10'.
Tampoco será recordado por los aficionados blancos. Lass fue un 'currante', un jugador de esos que trabajan en silencio, y acabó aguantando dos años en el Madrid de Mourinho, ya vistiendo el '24' porque el '10' había ido a parar al siguiente
Mesut Özil (2010-13)
Llegó y se fue al mismo tiempo que José Mourinho y fue el futbolista más brillante en términos de calidad de todos los que había entonces. El alemán daba ese toque diferente a un equipo férreo y sólido y era el encargado de crear fútbol. Su recuerdo en el Bernabéu es grato, ya que fue clave en aquellos años en los que el Madrid recortó distancias y se puso a la par con el mejor Barcelona de siempre.
Pero el adiós borró todo lo anterior, ya que su marcha acabó siendo una mera cuestión económica, aunque él criticó a Ancelotti argumentando que su adiós era por temas deportivos. "En los últimos días me di cuenta de que no podía contar la confianza del entrenador", explicó.
Özil pidió más dinero, pero Florentino no quería romper el tope salarial fijado en la plantilla, con las estrellas primero y después los capitanes. Özil, que había rendido muy bien, acabó saliendo por 50 millones de euros.
James Rodríguez (2014-2017)
Flamante fichaje tras su gran actuación en el Mundial de Brasil, James costó 80 millones y tras un gran primer año, parecía que el Madrid había encontrado a un futbolista de época. Líder deportivo de un país, el colombiano arrastraba mucho más mercado que el fútbolístico.
Pero tras la marcha de Carlo Ancelotti, el entrenador con el que ahora se reencontrará en Múnich, el papel de James acabó alcanzo cotas mínimas, siendo suplente con Benítez y Zidane y relegado a un segundo plano. Su paso por Madrid acabó siendo decepcionante y hasta en la final de Cardiff no entró ni en la convocatoria. Toda esta última temporada fue un continuo rumor sobre su futuro.
Ahora la duda es quién portará el dorsal maldito en la última década. En la temporada 2013/14, la de la Décima, el '10' quedó vacío, por lo que podría ser una buen termómetro para los supersticiosos.
Por un lado, Asensio, que ya lo ha vestido en las categorías inferiores de la selección española. Por otro, Modric, que lo lleva en la selección croata. Y por otro, Isco, que también se puso el '10' en algún partido de la sub-21. Quedarían también Ceballos o, en el caso de que llegara, Mbappe. Al francés, supersticiones e historia aparte, le vendría perfecto este número, reservado para las grandes estrellas.
El '10' no lo puede llevar cualquiera y en el Madrid se demuestra que pesa mucho. Ahora libre, al próximo inquilino de la camiseta blanca con ese número le queda demostrar que todo era más una cosa de fútbol que de maldiciones.
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