Las mocitas madrileñas, como reza el himno del Real Madrid, fueron alegres y risueñas a ver jugar a su Madrid. Ese era el objetivo del Trofeo Santiago Bernabéu. La gente iba a disfrutar, a pasárselo bien, a ver a veteranos y noveles. Era un público más o menos nuevo, que se pasaba por el estadio blanco para distraerse en la calurosa noche madrileña y disfrutar del espectáculo. Nadie pensaba en el resultado.
Por eso el 2-1 final ante la Fiorentina, título para el Madrid, fue lo de menos. El encuentro no fue malo, pero si que se quedó corto. Se esperaba más de este trofeo veraniego con el que el Madrid tradicionalmente se presentaba en sociedad. De un tiempo a esta parte ya no sirve para eso, porque el equipo está de sobra presentado. Las temporadas comienzan mucho antes y el Madrid ya ha tenido cuatro partidos oficiales (y dos títulos). Por eso el Trofeo Santiago Bernabéu ya no es lo que era.
Cristiano, eso sí, está en otro ritmo y honró al expresidente blanco, persona más importante en la historia del Real Madrid y que es al que se dedica este partido, con un golazo de los suyos. Retrocedió unos años para recordar a ese Ronaldo que cogía el balón en la frontal del área, encaraba, regateaba, se acercaba a una mejor posición y lanzaba el balón como un misil. Por la escuadra. Tanto que levantó al estadio. Al fin y al cabo era su partido.
La sanción de cinco partidos no se aplicaba en el partido de este miércoles y Cristiano lo aprovechó para gustarse, dejar algún que otro destello, demostrar que ni el castigo federativo le deja en mal forma. Se vio a un Ronaldo rápido, entregado, acertado en el regate y combinativo. Del encuentro, lógicamente, no se puede sacar ninguna conclusión, pero con Cristiano se puede ir más allá de un amistoso: para él todos son partidos oficiales.
Alguna que otra pincelada dejó un duelo espeso, con muy poco que contar. Primer gol de Borja Mayoral en los primeros minutos que tuvo esta temporada (marcó el 1-1, en el 7'), minutos para los menos habituales (Achraf, Llorente, Teho, Ceballos), una parada cómica de Casilla con la cabeza, aplausos a Isco, Casemiro o Bale cuando comenzaron a calentar o presencia de canteranos como Manu Hernando, Tejero o Luca, hijo de Zidane.
La Fiorentina, invitada a Madrid en la que conmemoración de los 60 años de la segunda Copa de Europa de los blancos, se adelantó nada más comenzar el encuentro con un gol de Jordan Veretout. Poco más mostraron los italianos. Si acaso, a un Simeone correteando por el césped del Bernabéu y este si dentro del campo, no fuera. Se llama Giovanni, tiene 22 años y sí, es hijo del 'Cholo'.
En otro partido que comenzó un día y acabó en el siguiente, y con homenaje previo a las víctimas de los atentados de Cataluña, el Real Madrid ganó su undécimo Trofeo Santiago Bernabéu consecutivo. Era lo lógico. Faltó espectáculo, pero el madridismo vive en un estado de absoluta felicidad. Hacía tiempo que no se veía caras tan felices por la Castellana o Padre Damián. Y de forma continuada. Lo de este miércoles era lo de menos. Lo importante llega el domingo ante el Valencia.
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