Oleguer, del Barça a una vida en el fútbol con los niños: "Hay situaciones que no me gustan"
EFE entrevista a Oleguer, que a sus 41 años está volcado en los niños que crecen en el fútbol a través de un proyecto comunitario en Sabadell.
13 abril, 2021 13:24Noticias relacionadas
El exjugador del Barcelona Oleguer Presas, que ganó la Champions League y dos Ligas como azulgrana, vuelve a tener relación con el fútbol mediante un proyecto comunitario de escuela de fútbol en una antiguo cuartel de la Guardia Civil en Sabadell con el que se pretende enseñar a los niños y niñas unos valores diferentes a los que imperan en el deporte rey.
"Durante mi experiencia en las prácticas como entrenador (tiene el nivel básico) me di cuenta de que el fútbol base está muy focalizado en el rendimiento y desde mi punto de vista se dan situaciones humanas que no me gustan y que me hacen sentir incómodo", explica Oleguer a EFE en un parque del centro de su ciudad natal, al que ha llegado en bicicleta.
"Quería hacer las cosas de una manera muy diferente", añade quien empezó jugando a fútbol en el Lepanto, un modesto club de Sabadell, para posteriormente ser fichado por el San Gabriel y acabar en el primer equipo de la Gramenet, en Segunda División B, antes de dar el gran salto al Barça B.
El proyecto, que formalmente empezó en septiembre de 2018, ya estaba en marcha cuando Oleguer se unió a él como 'acompañante' (prefiere esa consideración a la de entrenador o monitor). Pero los gestores principales son los padres y las madres, quienes asisten a todos los entrenamientos.
"Hay mucha gente que idealiza la visión del fútbol, de lo que vemos en la tele y de las individualidades, pero esta dinámica a la vez genera una contradinámica de personas que lo que quieren es que su hijo o hija juegue y se lo pase bien, las cuales se encuentran con dificultades para conseguirlo en forma de rechazos o broncas en los entrenos", argumenta Oleguer.
Estos niños y niñas, que tienen entre 6 y 12 años (no se descarta ampliar el rango de edad) y juegan de forma mixta en el campo de fútbol sala de cemento de la escuela con una pelota de fútbol 11, no están inscritos en ninguna competición y tan solo disputan dos partidos al trimestre.
"Nos ha ido bien no tener competición para este momento de aprendizaje conjunto que pretende cambiar las dinámicas más competitivas e individualistas", dice el excentral.
"Si hubiésemos empezado en una competición sin hacer ningún trabajo previo hubiese sido más difícil explicarles que el resultado no es importante y que tenemos que jugar todos juntos", añade.
Aunque Oleguer, quien durante su etapa como futbolista no titubeó a la hora de alzar la voz en las causas sociales y políticas que consideró oportuno, no descarta participar a la larga en competiciones: "Puede ser interesante. La competición te aporta valores relevantes con los que trabajar porque pasan muchas cosas y se producen conflictos, y la gestión de estos conflictos es lo que nos hace diferenciales".
"Los acompañantes intentamos poner mucha atención en lo que sucede en el juego para poder pararlo y reflexionar sobre lo que sucede", sigue explicando Oleguer. "Por ejemplo, cuando en la elección de los equipos un niño dice que no quiere ir con una niña", expone.