Gianni Infantino, de intentar cambiar el fútbol a escandalizar por su opinión de los inmigrantes

Gianni Infantino ha pasado de querer cambiar la organización del fútbol actual a ponerse en el centro de los focos por unas polémicas declaraciones. El presidente de la FIFA es el gran defensor e impulsor de un Mundial cada dos años que no cuenta con el respaldo de algunas federaciones e incluso Estados. Por ello, intentó convencer al gran público desde el estrado del Consejo de Europa. Su discurso, sin embargo, acabó dando la vuelta al mundo por la inconsistencia de sus palabras.

El suizo aseguró que el "fútbol no es un mero deporte", sino que tiene que ver "con el país, con el corazón". "No podemos decirle al resto del mundo que nos den dinero y buenos jugadores, y que vean el fútbol por la tele", defendió orgulloso Infantino. "Hay que darles esperanza de que no tengan que cruzar el Mediterráneo para poder tener quizás una vida mejor". Una frase en relación a los inmigrantes fallecidos en las aguas del mediterráneo en la huida de sus respectivos países que no gustó.

El mismo Infantino se dio cuenta de que había errado en el peor momento posible. La FIFA tuvo que emitir una rectificación y su presidente dio un paso atrás después de haber dado la vuelta al mundo con sus declaraciones. La habitual excusa de las palabras "malinterpretadas y sacadas de contexto" sirvió como defensa para el dirigente suizo. Sin embargo, fue consciente de que se vincularon sus declaraciones con la defensa del Mundial cada dos años.

"Este fue un comentario general, que no estaba directamente relacionado con la posibilidad de jugar una Copa Mundial de la FIFA cada dos años", subrayó intentando escapar. Pero las palabras han quedado grabadas e Infantino ha abierto una polémica imprevista e innecesaria. Además, justo en su proyecto estrella: el de cambiar el calendario del deporte mundial para el torneo de selecciones.

Gianni Infantino, acompañado de nombres respetados en el fútbol como Wenger, anunció hace poco su intención de establecer el Mundial de fútbol cada dos años. Una propuesta rechazada por algunas federaciones como la UEFA, pero que según la FIFA puede suponer un aumento de "4.400 millones de dólares en el primer ciclo de cuatro años".

Problemas judiciales

Infantino se ha tenido que enfrentar a numerosos conflictos desde su llegada en 2016. Sobre todo teniendo en cuenta que representaba el perfil renovador y de limpieza de gestión en una FIFA manchada de corruptelas.

Los problemas no tardaron en llegar y tras ser reelegido en 2019, en 2020 se vio con un conflicto con la fiscalía suiza. Estos le investigaron por unas reuniones con el fiscal Michael Lauber, lo que se vio como una forma de trato de favor para el dirigente. La Comisión de Ética de la FIFA le respaldó y el caso no afectó al puesto de Infantino. Igualmente, tampoco parece que vaya a sufrir con el conocido Aesol Gate, el caso investigado por presuntamente no haber respetado la patente del famoso espray que emplean los colegiados.

Su vínculo con África

Pese a la polémica de sus declaraciones, la realidad es que Infantino ha intensificado la acción de la FIFA en África. Sin ir más lejos, una de sus grandes ideas es establecer una especie de Superliga en todo el continente para que los mejores clubes sigan creciendo y se den a conocer. Una competición que lleva tiempo cuajándose y que ha coincidido con la complicada Superliga Europea.

Además, el presidente de la FIFA también ha trasladado en reiteradas ocasiones su deseo de juntar a los principales equipos de Europa con los de África o América. Una conexión en los terrenos de juego con el objetivo de que los clubes con millones de aficionados puedan conocer de cerca otros rivales de menor popularidad. Todo este trabajo puede haber pasado desapercibido. Y las declaraciones realizadas ante el Consejo de Europa no han ayudado a reforzar su agenda con el fútbol africano.

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