Luis Rubiales tendrá que hacer públicos todos los contratos que firme como presidente de la RFEF cuando la nueva Ley del Deporte entre en vigor. Un mecanismo de transparencia que evitará que se den situaciones como la del 'caso Supercopa', donde hay numerosas dudas sobre cómo fue el contrato suscrito con Arabia Saudí y qué porcentaje de comisiones cobraron las partes involucradas.
El presidente la Real Federación Española de Fútbol, al igual que el resto de líderes de las federaciones nacionales, deberán cumplir el artículo 57 que figura en el actual anteproyecto de Ley del Deporte. Un paquete de renovaciones que pondrá fin a la ley aprobada en 1990 y que el sector llevaba años pidiendo actualizar.
El artículo 57 hace referencia a la transparencia de la información. Según este, "las federaciones deportivas españolas y las ligas profesionales harán público en sus páginas web" diferentes datos de relevancia que afectan a sus organismos. Entre otros documentos, la Ley del Deporte obligará a mostrar estatutos, auditorías, liquidaciones, actas, subvenciones y, muy importante, "información suficiente sobre sus proveedores y régimen de contratación con los mismos".
Además, se subraya que también habrá que hacer públicos "los convenios y contratos públicos y privados suscritos, con mención del objeto, duración, obligaciones de las partes, modificaciones y, en su caso, procedimiento de adjudicación". El importe de los contratos publicados deberá aparecer "de forma concreta y desglosada, si originan gastos de funcionamiento e inversión. Si dan lugar a ingresos, se publicarán en la misma forma, con excepción de los derivados de contratos de publicidad y patrocinio, para los que únicamente será necesario indicar la cuantía global".
La nueva Ley del Deporte incluso obligará a que se publiquen las "retribuciones percibidas por la estructura directiva profesional de la federación". Un cambio notable y que, en el 'caso Supercopa', habría despejado muchas de las dudas que se posan sobre el contrato con Arabia Saudí.
Luis Rubiales, hasta el momento, ha evitado hacer públicos los diferentes contratos con Arabia Saudí tras las informaciones publicadas por El Confidencial. El presidente de la RFEF, además, citó un informe ético al que pudo acceder EL ESPAÑOL y donde no se hacía referencia al contrato en cuestión. El presidente, que hasta ahora percibía una parte de su salario de forma variable según cada contrato firmado por la RFEF, ha anunciado que prevé modificar la forma de sus ingresos para evitar este tipo de polémicas.
Esta Ley del Deporte indica también que el CSD, dentro de las medidas de supervisión, podrá solicitar libros y documentos oficiales y ordenar auditorías a un auditor distinto al nombrado por la Federación, entre otras cosas. También tendrán poder de "suspender motivadamente de forma cautelar" a los presidentes de las federaciones cuando se les incoe un "expediente sancionador como consecuencia de presuntas infracciones calificadas como muy graves".
El Gobierno duda de Rubiales
Luis Rubiales se mantiene al frente de la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol más de una semana después de que estallara el caso. Además, no parece que el exdirigente de AFE vaya a dar un paso atrás. Es más, él ha defendido que el mundo del fútbol le ha mandado todo su apoyo en lo que ve como una guerra contra su persona.
Sin embargo, es evidente que desde el Gobierno se han generado numerosas dudas sobre cómo se ha gestionado el organismo en los últimos tiempos. El ejemplo más evidente de esa desconfianza fue la ausencia de Pedro Sánchez en la final de Copa del Rey entre Betis y Valencia. O, sin ir más lejos, la petición que realizó el presidente del CSD, José Manuel Franco, en una entrevista para EL ESPAÑOL.
El secretario de Estado para el Deporte reconoció en este periódico que Luis Rubiales debía dar más explicaciones. Unas palabras que Franco realizó horas después de una rueda de prensa que ya forma parte de la historia de la Federación. El máximo responsable de la Federación no ha aportado más datos sobre los negocios con Arabia Saudí, por lo que las sospechas sobre su forma de trabajar continúan en ciernes.
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