Cristiano Ronaldo es intocable: de su caída en el Mundial de Qatar a su renacimiento con Portugal

Si se ganó el apodo de 'El Bicho' no fue por pura casualidad. Cristiano Ronaldo ha demostrado a lo largo de toda su carrera deportiva una voracidad y un afán de superación casi enfermizo que le ha hecho alcanzar hitos reservados a unos pocos privilegiados. Su pasión por seguir mejorando cada día un poco más y mantener su rendimiento a un nivel excelso hacen que siga batiendo récords incluso en la recta final de su carrera deportiva.

Tiene 38 años, pero ahora mismo por su cuerpo corre una sensación de ilusión por seguir haciendo cosas grandes sobre todo con la selección de Portugal a la que nadie le puede poner freno. Se marchó al fútbol árabe, es cierto, al no tener sitio ya en el Manchester United, pero en el camino hacia la Eurocopa, de regreso a la competición de élite, CR7 ha demostrado que sigue en plena forma y que todavía va a pasar tiempo hasta que se le pueda dar por acabado.

Estuvieron a punto de hacerlo el pasado invierno durante el Mundial de Qatar. En ello tuvo mucho que ver Fernando Santos, el anterior seleccionador, que decidió cargarse a un intocable como Cristiano de la alineación inicial para darle la titularidad a Gonçalo Ramos. Aquello no fue sinónimo de éxito y el entrenador terminó saliendo del combinado luso después de caer eliminado en cuartos de final ante Marruecos.

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Parecía incluso que la etapa de Ronaldo en la Selección había llegado a su final, que ya no tendría sitio una vez que alguien había tenido el arrojo de sentarle en el banquillo, pero con la llegada de Roberto Martínez el cielo se le ha abierto de par en par al delantero. Cuenta con la confianza de su nuevo seleccionador, está feliz y eso se refleja en el impresionante rendimiento que ha ofrecido en los dos primeros partidos de la fase de clasificación para la próxima Eurocopa. Goles y récords que le vuelven a hacer intocable.

Estaba sentenciado

Cristiano Ronaldo ha pasado del drama al éxito en cuestión de meses con Portugal. Llegó al Mundial de Qatar en pleno huracán por su marcha del Manchester United y su posible firma, que terminó siendo realidad, al fútbol de Arabia Saudí, un hecho que algunos ya interpretaron como un claro síntoma de declive de su carrera.

Se podía pensar en ello. CR7 ya no es ni mucho menos un crío que llegue rompiendo los moldes sino que es todo un veterano que está más cerca de los 40 que de cualquier otra década. Con problemas en su anterior club, con dificultades para tener minutos y ser importante, el Mundial era su oportunidad para reivindicarse y su último billete para intentar ganar una Copa del Mundo. 

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Sin embargo, nada salió como esperaba. El debut fue de lo poco positivo que pudo llevarse a la boca con la victoria ante Ghana y un gol histórico, pero después ya no volvió a ver puerta. Portugal superó la fase de grupos sin mayores problemas y Cristiano se preparaba para dar lo mejor de sí mismo en las eliminatorias, pero entonces llegaron los problemas con Fernando Santos.

El seleccionador sorprendió dejándole fuera del equipo titular en los octavos de final para jugar ante Suiza. Gonçalo Ramos fue el elegido para ocupar su lugar y lo cierto es que la jugada no le pudo salir mejor porque el delantero marcó tres goles para encarrilar el pase a los cuartos de final. Ante eso, poco se le podía echar en cara a Fernando Santos, aunque aquello le dolió mucho a Cristiano.

El calvario siguió en los cuartos de final. De nuevo una eliminatoria a vida o muerte y otra vez que Ronaldo partía desde el banquillo. Esta vez todo fue mucho más discutido porque Portugal cayó eliminada ante Marruecos con su estrella y capitán en el banquillo. La carrera de CR7, que no será eterna, parecía apagarse en la selección portuguesa una vez que había sido suplente en los partidos más importantes de los últimos tiempos.

La renovación

Fernando Santos cumplió su ciclo al frente del combinado luso y dejó el banquillo libre para la llegada de un nuevo inquilino. Roberto Martínez, que se la había pegado a lo grande con Bélgica en el Mundial, fue el elegido para tomar las riendas de Portugal y comenzar una nueva era que dejara atrás el mal sabor de boca reciente.

Se abrían muchas dudas en el horizonte, especialmente la de si el técnico español contaría con Cristiano Ronaldo para su equipo y, si en el caso de hacerlo, le daría un papel protagonista o si también le mandaría al banquillo como había hecho su predecesor. Las palabras del técnico hacia el jugador siempre fueron de lo más respetuosas desde el inicio y además respondió llamándole para su primera lista con Portugal.

No sólo eso, sino que Roberto Martínez le dio la titularidad a Cristiano Ronaldo en el partido de su debut. Se palpaba otro ambiente, el jugador del Al-Nassr se dejaba ver feliz en la previa del choque, mandando algún que otro recado a Fernando Santos, y después respondió sobre el terreno de juego.

Contra Liechtenstein, en el primer partido de la fase de clasificación para la Eurocopa 2024, Cristiano aprovechó la oportunidad que le habían brindado y marcó dos goles el día en el que se convirtió en el futbolista con más internacionalidades registradas de toda la Historia. 38 años y batiendo todavía registros que van a perdurar durante mucho tiempo.

Después Portugal debía medirse a Luxemburgo, y la goleada por 0-6 también llevó el sello de Cristiano Ronaldo. Dos de esos seis tantos fueron obra de CR7, que demostró que tiene un hambre insaciable de seguir agrandando sus registros y que no le vale con haber anotado ya 832 goles en su carrera, 122 de ellos con la camiseta de Portugal. 

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Es cierto que los rivales, Liechtenstein y Luxemburgo, no han sido precisamente los más complicados del panorama europeo, pero en su regreso a la alta competición como es una fase de clasificación para la Eurocopa Cristiano ha demostrado que sigue en plena forma pese a jugar en el fútbol de Arabia Saudí. Quiere más, está convencido de que puede seguir batiendo récords y, por qué no, llegar en plenitud de condiciones a la próxima Euro. Estaba casi 'muerto' con Portugal, pero ha resucitado y está más vivo que nunca.