Hansi Flick se lamenta por la derrota del Barça en Mónaco.

Hansi Flick se lamenta por la derrota del Barça en Mónaco. EFE

Fútbol FC BARCELONA

El Barça vuelve a bajar a la tierra: la nueva Champions le manda un aviso y resucita los fantasmas

El pinchazo del conjunto culé ante el Mónaco en un gris partido corta de raíz el gran arranque de temporada.

20 septiembre, 2024 02:15

Una década soportando fracasos. Hay que retroceder hasta 2015 para sacar la última fotografía de un Fútbol Club Barcelona campeón de Champions. Aquella era una época dorada para la entidad culé, un momento de su historia en el que engordó su palmarés europeo de una forma impresionante, pero ya nada queda de todo aquello.

Esta remodelada Champions se tomaba como el inicio de una nueva era. Un formato de competición diferente, un cambio radical en el banquillo, la décima temporada desde el último título europeo... Varios factores que apuntaban a la entrada de aire fresco, pero a las primeras de cambio el castillo de naipes se vino abajo. 

La derrota en Mónaco era algo con lo que nadie contaba en la ciudad condal. El inicio de temporada para nada hacía presagiar algo así. Líder de La Liga y máximo goleador, el Barça venía desplegando un buen fútbol y se mostraba consistente en cada actuación. Con confianza, con fe en su juego. Pero una vez más ha quedado claro que la Champions League es otra historia muy diferente.

Pablo Torre se interesa por un compañero del Barça en el suelo.

Pablo Torre se interesa por un compañero del Barça en el suelo. EFE

Es cierto que en este duro traspié el Barça tiene excusa, aunque hasta cierto punto. La expulsión de Eric García cuando tan sólo se habían jugado diez minutos de partido lo condicionó todo, por supuesto, pero es que los culés apenas tuvieron capacidad de reacción.

De hecho, el único rayo de esperanza lo puso Lamine Yamal. Con verticalidad, decisión y hasta olfato de gol, el imberbe jugador culé se echó toda la responsabilidad a su espalda y fue quien hizo soñar a su equipo con poder rescatar algo positivo de Mónaco, pero está claro que la actuación de un solo jugador por su cuenta no es suficiente en una competición tan exigente.

Vuelven los fantasmas

El Barça se ha vuelto experto en las últimas temporadas en encarnar grandes batacazos en la Champions League. Los ha habido más grandes y de dimensiones históricas, como el del Bayern, y otros más previsibles por las condiciones extradeportivas que rodeaban al club como los de los años más recientes.

En la memoria de cualquier culé está marcado a fuego lo que sucedió en Anfield en 2019. En aquella vuelta de las semifinales de Champions, y con el Barça llevando en el zurrón un 3-0 favorable de la ida, el Liverpool barrió a los culés para dejarles sin final en una noche negra. Fue la vez que más cerca estuvieron los catalanes de volver a pisar una final.

Quizás este pinchazo queda minimizado por lo que sucedió en 2020, en plena pandemia, en los cuartos de final ante el Bayern de Múnich. El 2-8 que consiguieron los germanos supuso una humillación histórica y uno de los marcadores más exagerados de la competición, un momento que no se va a borrar nunca de la mente de cualquier aficionado al fútbol. 

Lo sucedido en los últimos años ha servido para agravar la crisis europea del Barça. Con Xavi Hernández al frente, los culés cayeron dos temporadas consecutivas en la fase de grupos, un hecho sin precedentes que no estaba a la altura de la historia de un equipo de esta talla.

Eric García, expulsado con el Barça en Mónaco.

Eric García, expulsado con el Barça en Mónaco. REUTERS

La travesía por el desierto de Europa empieza a ser demasiado larga y en el año en el que se cumplían diez temporadas del último título, el Barça quería empezar con buen pie y mandando un mensaje al resto. Lejos de eso, sucedió todo lo contrario. La derrota ante el Mónaco resucita todos esos fantasmas que parece que no se han ido, aun con el nuevo formato de la competición.

Lamine Yamal y nada más

Al margen de todo lo que condicionó la expulsión de Eric García a los diez minutos de juego, el Barça no dio apenas señales de vida en Mónaco. El equipo estuvo muy lejos de lo mostrado en los cinco encuentros anteriores en La Liga y fue tan sólo una sombra de lo que puede llegar a ser. 

Los de Flick no salieron con la intensidad de los últimos partidos, y fruto de ello llegó la acción desgraciada, provocada sobre todo por un terrible pase de Ter Stegen. La actuación del guardameta del Barça fue terrorífica. Propició la expulsión de Eric García, pudo hacer más en el primer gol y se venció en el segundo cuando el balón le iba al cuerpo.

El Barça tuvo que lamentar actuaciones muy discretas de hombres que deberían asumir galones en este tipo de circunstancias. Con Pedri casi desaparecido, ni Raphinha, ni especialmente Lewandowski fueron capaces apenas de generar peligro.

El único clavo ardiendo al que se agarró el equipo de Flick fue Lamine Yamal. El jovencísimo campeón de Europa con la Selección asumió galones y volvió a destaparse como el mejor del equipo. Suyo fue el gol que le dio vida al Barça, un equipo aferrado a un crío de 17 años que amenaza con solapar la figura de Leo Messi a lo largo de los años.

En definitiva, la Champions ha vuelto a poner al Barça en su sitio a las primeras de cambio. No debe preocuparse el equipo culé todavía en una competición que ahora da más oportunidades que antes para recuperarse de un tropiezo, pero esto sí que es un aviso para navegantes.