Cuando a finales de septiembre de 1991 el Hansa Rostock consiguió un empate a dos ante el Bayer Leverkusen y se aupaba líder en la Bundesliga parecía algo anecdótico. Apenas siete jornadas se habían disputado y su posición en lo alto de la tabla duró menos de una semana tras perder en casa en el siguiente partido. Aquella anécdota puntual del Hansa Rostock quedó grabada en la historia como la última vez que un equipo de la extinta Alemania del Este (RDA) dominaba la tabla de la Bundesliga. Cuando todo parecía perdido para los clubes de esta región, que tras la reunificación perdieron importancia y nivel, llegó Red Bull con su proyecto en Leipzig para romper con esta barrera. Parece algo poco probable que el RB Leipzig acabe levantando el título, pero el proyecto apunta a ser más estable que aquel Hansa de la 91/92 que, de hecho, acabó descendiendo.
Caída y cuota de protagonismo
Cuando el muro de Berlín desapareció, Alemania pasó por un periodo de transición y reunificación. El fútbol también sirvió de bálsamo para cerrar heridas. Los clubes del este jugaban la Oberliga y los de la zona más occidental participaban en la Bundesliga. Con la reunificación, el deporte también tenía que jugar su papel. La caída del muro se celebró ya con la temporada 1989/90 en marcha, así que el curso 1990/91 fue el primero unificado: los dos primeros de la Oberliga ‘ascenderían’ a la Bundesliga. El Hansa Rostock y el Dynamo Dresden llegaron a la máxima división y los demás equipos del este se integraron en la 2.Bundesliga (segunda). Poco a poco, el bajo nivel medio de la Oberliga fue haciéndose notar y los clubes del este fueron hundiéndose poco a poco.
Desde entonces, pocos fueron los que alcanzaron la máxima división del fútbol alemán y menos aún los que gozaron de cierta estabilidad. El Hansa Rostock fue la excepción que confirma la regla: el este alemán fue borrándose del mapa futbolístico. La mejor clasificación fue el 6º puesto del Hansa Rostock, pero lo habitual fueron los fracasos y proyectos sin éxito. En los 25 años desde la reunificación futbolística sólo tres temporadas tuvieron representación del este en la parte alta de la tabla. La actual posición del Leipzig en el liderato rompe con esta dinámica y le plantea un reto, superar el sexto puesto del Hansa Rostock y ser el mejor equipo del este alemán desde el adiós al Muro de Berlín.
Los vestigios de una liga
En los cuarenta y dos años de existencia de la Oberliga, once conjuntos distintos se proclamaron campeones. Diez ciudades distintas saborearon la gloria, en especial Berlín, donde se celebraron quince títulos de liga: 10 del Berliner FC Dynamo y cinco del ASK Vorwarts, conjuntos que ahora viven del recuerdo en cuarta y quinta división (este último refundado como el Victoria de Berlín). Ellos son el mejor reflejo de una historia casi irreal analizando la situación actual: de esos once campeones no hay ninguno en primera y sólo uno en segunda (Dynamo Dresden, en sexta posición anhelando el ascenso). Del resto hay tres en tercera, dos en cuarta, tres entre quinta y sexta y dos desaparecidos. De hecho, incluso el Magdeburgo, que ahora está en tercera, se hizo grande en Europa con la Recopa del 74 ante el Milan. Una realidad opuesta.
En Leipzig ya saben lo que es ganar un título de liga (la Oberliga del Chemie Leipzig) y celebrar un ascenso a Bundesliga (con el Lokomotiv Leipzig). En la actualidad el mejor de ellos, el Chemie Leipzig, está segundo en su conferencia de quinta división. Mientras los dos grandes de Leipzig se hundían en el fango, el proyecto Red Bull no ha parado de ascender desde que inició su andadura en quinta categoría. De hecho, Red Bull intentó comprar plaza en cuarta división, pero para esquivar las limitaciones de la federación, se aprovechó de la flexibilidad de las categorías inferiores: la DFB (federación de fútbol alemana) impide la creación de equipos que no sean 51% parte de los socios y su control es férreo en las cuatro primeras categorías, pero en quinta es competencia de las federaciones territoriales. Sólo se puede tener una empresa como máximo inversor si les une una relación histórica de más de veinte años con el club (Volkswagen – Wolfsburgo o Bayer – Bayer Leverkusen).
Entonces Red Bull hizo un club propiedad de unos pocos socios, legalmente válido, menos de una veintena de compromisarios y esa inversión se canalizaba a través de esas personas, la DFB no podía interferir tanto como le hubiese gustado y el club se adaptó a la norma, pero con sus condiciones. Se encargaron de cumplir el resto de normativas como evitar que el nombre Red Bull aparezca en el nombre oficial y el escudo: en lugar de Red Bull dieron el eufemismo de RasenBallsport Leipzig (Deporte de balón sobre el césped Leipzig) y un escudo ‘sólo’ con toros rojos.
Robo de talento
Esa andadura desde tan abajo les hizo cruzarse con sus vecinos. De hecho el proyecto no cayó de pie en la ciudad, además de haber tanteado otras ciudades, cuando Red Bull empezó en Leipzig robó varios talentos de otras canteras cercanas y los fans de esos equipos reaccionaron con violencia: en su primera pretemporada los hinchas del Lokomotiv Leipzig y el Chemie se encargaron de impedirle jugar amistosos y apedrearle el autobús. Pero eso no ha frenado el proyecto Red Bull.
El líder intentará conservar su plaza en la tabla y que le dure más que al Hansa Rostock hace 25 años. El este vuelve a ser importante en el fútbol alemán, aunque lejos están los tiempos de Oberliga: ahora ya no hay un club llamado Karl-Marx-Stadt, ahora es el Red Bull Leipzig. Perdón, el Rassenballsport. Aunque no nos olvidemos, Leipzig sonríe y vuelve a disfrutar de este deporte, en 2009 todos los equipos de la ciudad no sumaban ni 10.000 espectadores y ahora el RB Leipzig promedia más de 41.000 aficionados por sí solo. El fútbol vuelve a unir a la ciudad, de eso también se trata este deporte. Mientras el Bayern sigue dudando, los toros embisten.
Noticias relacionadas
- Desvelan abusos a menores en las escuelas de fútbol de Inglaterra
- Corea del Norte deja a España sin semifinales en el Mundial sub-20
- Ralf Rangnick, de hacer campeón a Raúl a hombre milagro en el Leipzig
- Nagelsmann, el 'niño' invencible de 29 años que idolatra a Pep
- El William Wallace del fútbol inglés (que se exilió en Alemania)
- Dynamo de Dresden: deudas, fraudes y la última resurrección