Dicen en Gran Bretaña que no hay otro escocés con mayor proyección que él. Quizás porque hace tiempo que en el país de las faldas y los monstruos marinos milenarios, el fútbol ha perdido su magia. Desde aquellos maravillosos 70 de Kenny Dalglish, se añora a una estrella que vuelva a ilusionar. Por eso, cuando Oliver Burke desborda por la banda, muchos ven en él a la gran esperanza de Escocia.
Desde este verano lo hace en el Leipzig alemán, que pagó por él la nada despreciable suma de 15 millones de euros, traspaso récord absoluto por un jugador escocés. En el Nottingham Forest había hecho un agosto espectacular: cuatro goles y una asistencia en los cinco primeros partidos de la Championship -segunda división inglesa-, por lo que, a última hora, el interés que venía desde la Bundesliga lo animó a dar el salto.
Pero antes de su irrupción en el Leipzig, Burke se vio ante un dilema cada vez más frecuente en el fútbol moderno: con qué país jugar. En su caso, fue Inglaterra nada menos la que le propuso defender sus colores. Sin embargo, el joven extremo -que a sus 19 años no había debutado con la selección escocesa- lo tenía claro: "¡De ninguna manera!".
"No puedo cambiar [de selección nacional]. ¿Quién hace eso? Amo jugar para Escocia, es mi país, es donde he nacido y cada vez que visto esa camiseta es como un sueño hecho realidad. [Los ingleses] trataron de tentarme, pero era algo que nunca iba a suceder", reveló Burke esta semana.
Pero la posibilidad sí estaba ahí. Burke, original de la escocesa Kirkcaldy, se mudó cuando era aún un niño a Melton Mowbray -un pueblo a las afueras de Leicester-, donde creció junto a su madre. De este modo, el joven futbolista llegó a ser seleccionable por los dos países hasta que se decidió por Escocia.
Aquella oferta de la FA (que nunca se explicitó) se produjo en febrero de este año. Sin embargo, fiel a sus principios, Burke debutaba con Escocia el 30 de marzo ante Dinamarca, a la que se impusieron los de Gordon Strachtan por 1-0. Desde aquel momento, la carrera del extremo no ha hecho más que crecer. Tras jugar tres veces con su país, este verano decidió poner rumbo a la Bundesliga en lugar de llegar a un equipo de la Premier League, donde no le faltaban las ofertas.
"Sólo hace falta mirar al Chelsea y ver la cantidad de talentos que tienen, pero que están todos cedidos fuera y no tienen cabida en el equipo", argumenta Burke, que profundiza en un problema que salta a la luz estos días: "No sientes que te quieren en un club que te ficha por X dinero y, como mucho, estás en dos entrenamientos antes de que te vendan por el doble".